Orden divino para la familiaHay cuatro principios en el reino de Dios para la familia. Si t quieres que el Reino venga a tu hogar y ste sea transformado. Si t quieres pertenecer a la iglesia que Dios est restaurando, tienes que abrir tu corazn y recibir estos principios, dejando que se arraiguen muy hondamente en tu vida. Sabes porqu el cielo es cielo? No porque haya calles de oro, o puertas de perlas; el cielo es el cielo porque en l reina Jesucristo, y todos los que estn all hacen su voluntad. Y cuando Cristo reine a travs de estos cuatro principios en t hogar, ste ser un pequeo cielo aqu en la tierra. Aunque el piso no sea de oro ni tengas alfombra de Persia, aunque solo tengas un piso de tierra y paredes de cartn, tu ranchito te parecer un palacio si Cristo es el Rey all. Qu significa que el reino de Dios entre en el hogar? Pues mira, en tu hogar hay un trono, un lugar de preeminencia, y en ese trono debe estar sentadoJesucristo. Cada uno de los miembros del hogar debe responder a las rdenes del que est sentado en el trono. Cuando se establece esta relacin con Cristo, se puede afirmar que el reino de Dios ha llegado a ese hogar. Un hogar est formado, bsicamente, por una doble relacin. La primera es la relacin marido-mujer, y la segunda, Padres-hijos. Esta es la estructura familiar bsica. El resto de la familia -Abuelos, cuados, sobrinos- que conviven bajo el mismo techo, debe sumarse a esta estructura principal que Dios a constituido como base.La Biblianunca da instrucciones a los abuelos o tos; habla a los esposos, a las esposas, a los padres, a los hijos; porque esta es la estructura que sustenta la familia. Y los principios de Dios para cada una de estas cuatro partes son esenciales para el desenvolvimiento del ncleo familiar. Para las casadas El primer principio est dirigido a las casadas. Qu le dice el Rey a ellas? Esta es la orden del Seor para las casadas, el principio del reino de Dios para ellas. Por qu Pablo, cuando habla del hogar, tanto en Efesios como en Colosenses, siempre empieza por las casadas? Es porque la primera en subordinarse debe ser la que sigue inmediatamente despus de la autoridad principal. Tommonos del ejemplo de un batalln del ejrcito. Dentro de l, tenemos soldados rasos, luego cabos, un teniente y un capitn. Los soldados deben obedecer al cabo, al teniente y al capitn., El cabo debe obedecer al teniente y al capitn, Y el teniente debe obedecer al capitn. Si el batalln va a tener orden, el primero en demostrar sujecin debe ser el teniente. Si l no lo hace, si cuando el capitn le ordena algo l dice: No tengo ganas de hacerlo, tampoco sus subordinados le van a obedecer cuando l les d una orden. Moralmente, ellos quedan libres para desacatarse. La autoridad, entonces, se resquebraja y en el cuartel comienza a reinar la anarqua. As ocurre tambin en el hogar. Si la mujer no se sujeta a su marido, los hijos se sienten libres para desobedecer a los padres; la autoridad ya no existe y reina la rebelin. La mujer debe obedecer a su marido e imponer con su conducta una imagen de respecto y de sujecin reafirmando el principio de autoridad. Ella debe sujetarse a su marido para que Cristo reine en su hogar. Si el marido es un hombre impulsivo, iracundo, y la mujer no se sujeta, va a haber problemas todos los das: Discusiones, grito, malentendidos, ofensas y contiendas. Si el marido es demasiado Bueno y no le molesta que se haga lo que ella dice para que no halla gritos ni peleas, tampoco as va a reinar Cristo en ese hogar, porque no se estar respetando el orden divino para al familia. Maridos, amad a vuestras esposas, as como Cristo am a la iglesia, y se entreg a s mismo por ella (Efes. 5:25). Vosotros, maridos, igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso ms frgil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo (1 Pedro 3:7) El principio del Rey para el marido es: Amar a su esposa y tratarla como a un vaso frgil, dndole un honor especial. Debe asistirla con ternura, con delicadeza. Si el marido no ama a su esposa y no la trata como un vaso frgil, Cristo no puede reinar en ese hogar. Para los que conocemos las Escrituras estos textos no son ninguna novedad. Los sabemos de memoria! Pero nuestro mayor problema es que lo hemos aprendido al revs. Los maridos saben de memoria el texto que corresponde a las esposas y las mujeres saben de memoria el texto que corresponde a los maridos. Entonces cada vez que ocurre una discusin o una pelea, el marido le dice a la mujer: –La Biblia dice: Casadas, estad sujetas a vuestros maridos. La Biblia dice a cada uno cul es su responsabilidad. Qu la esposa se sujete que el marido ame a su mujer Si la mujer no se sujeta al marido, Cristo no reina all. Pero, si el marido quiere sujetar a su mujer por la fuerza, tampoco Cristo est en eso. La Biblia no dice: Maridos, sujetad a vuestras mujeres. Expresiones como estas: Me vas a obedecer Ac mando yo, etc., evidencia que Cristo no reina en ese hogar. El Seor dice al marido lo que el marido debe hacer. Marido, ste es el mensaje para ti: Ama a tu mujer y tratala como a un vaso frgil, con cario, con ternura, en todo momento. Yo la voy a tratar bien, siempre que ella me obedezca Tu comportamiento no debe ser una respuesta a la conducta de tu mujer, sino una respuesta al Rey y Seor de tu vida. Quin manda en tu vida? Si Cristo es tu Seor, debes comportarte como El manda. La mujer tampoco tiene derecho a decir: Yo le voy a obedecer y me voy a sujetar, si l me trata como corresponde. De ninguna manera. Pedro dice lo mismo aun a las esposas de los incrdulos. Aunque tu marido sea incrdulo, igual es tu marido y, por lo tanto, tu cabeza. Aunque l no te trate como corresponde, igual tienes que sujetarte, y mostrar que Dios reina en tu vida y a travs de tu vida en tu hogar. La respuesta de cada uno no debe estar condicionada al comportamiento del otro. La actitud del marido debera ser: As ella me obedezca o no, siendo mi esposa la voy a amar y a tratar como Cristo ensea. A su vez, la mujer tendra que decir: As l me ame o no, me trate bien o mal, siendo mi marido, me voy a sujetar a l y le voy a obedecer. Las discusiones en un hogar se terminan cuando cada uno asume su responsabilidad frente al Seor. Por lo tanto, maridos, Devuelve el texto a tu esposa! Nunca ms pongas en tu boca el mandamiento de Dios a las casadas. Y a ti, esposa, Devuelve el texto a tu marido! Nunca ms repitas el mandamiento de Dios a los maridos. Cada vez que halla conflicto en la casa, pregntate: cul es el mandamiento de Dios para m? Cul es la parte que a m me toca hacer? Cul es mi orden? (A fuerza de repetir la del otro, ni recordamos la nuestra). Aprende de memoria tu mandamiento. Aprndelo, y reptelo cada vez que surja una dificultad. Se van a acabar los problemas cuando cada uno haga su parte delante del Rey! Aunque no te guste, es una orden: Casadas, sujetaos Maridos, amad Ten en cuenta que no dice: Casadas, sera muy bueno que obedecieran. No, Es una orden. Y Cristo es el que da! Te das cuenta cmo se solucionaran muchos problemas que hoy tenemos en casa si en ella se respetasen los principios del reino de Dios? |
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