Es necesario que cada una de nuestras iglesias participe en un programa, de evangelizacin similar.
Necesitamos la evangelizacin que comienza en nuestros propios barrios, en nuestras ciudades y aldeas, doquiera el Seor nos haya colocado. Esa es la evangelizacin que nosotros practicamos en la Iglesia Central del Evangelio Completo de Sel, y a ella se debe el crecimiento espectacular que hemos experimentado.
Nuestra iglesia lleva a cabo la evangelizacin, ante todo, mediante el sistema de los grupos familiares. Cada grupo se convierte en un ncleo de avivamiento en su propio barrio, porque es en el grupo donde se puede encontrar verdadera vida dentro del vecindario. Cuando una reunin de grupo familiar est llena de vida, y cuando las personas estn contentas, comparten su fe y dan testimonio de lo que el Seor ha realizado en su vida, las dems personas se sienten atradas hacia ellas. Los incrdulos sienten curiosidad. Desean saber por qu ese pequeo grupo de cristianos est tan alegre a pesar de los muchos problemas que le rodean.
Ahora bien, aunque esos grupos se conviertan en imanes en sus propios barrios, nuestros miembros tienen an necesidad de realizar su labor de evangelizacin. Los incrdulos rara vez tocan a la puerta para enterarse de lo que sucede. Nuestros miembros tienen que salir a buscar a los posibles conversos. Sin embargo, nosotros tenemos otros medios de ayudarles a convertirse en evangelistas interesados en sus semejantes.
Uno de esos medios es el que nosotros llaman os “indiscrecin santa”. Nuestros dirigentes de grupo les indican a sus miembros que estn alerta, a la bsqueda de personas con problemas. Muchos de nosotros escuchamos a diario conversaciones en las cuales las personas hablan de sus problemas. Siempre que escuchemos esas conversaciones, debemos apresurarnos a preguntarle al Espíritu Santo: – De qu manera puedo dar testimonio ante esta persona? Qu puedo hacer para que conozca a Jess, que es en realidad quien puede resolverle sus problemas?
A mis odos lleg el caso de una hermana de nuestra congregacin que le testific a una seora que haba conocido en el mercado del barrio. Habla odo a aquella seora, que no era creyente, contarle sus problemas matrimoniales a una amiga. Estaba a punto de divorciarse. Era el caso que nuestra hermana haba tenido problemas similares, pero el Seor Jess haba salvado su matrimonio por medio de la oracin y del ministerio del grupo familiar.
Al salir del mercado, la hermana le dio alcance a la otra seora y le dijo: – No pude e escucharla cuando hablaba de su menos problema con su amiga. Yo tuve un problema muy parecido . Deseara venir a tomar el t conmigo mientras le relato cmo lo super y salv mi matrimonio?
Se sorprendi de que la seora aceptara al instante.
Durante el tiempo que compartieron experiencias, la hermana le confi cmo ella y su esposo sus haban estado a punto de divorciarse, pero haban encontrado a Seor, y su vida haba cambiado por completo. No la quiso presionar para que en aquel momento aceptara a Cristo como su Salvador, pero s le dijo cunto significaban para ella las reuniones de los grupos familiares, y la invit a que la acompaara a la siguiente reunin. Le asegur que haba en el grupo un gran nmero de seoras comprensivas del barrio, que podran identificarse con sus problemas, por haber, tenido otros similares.
Este relato es un ejemplo de la importancia de la evangelizacin de mujer a mujer en nuestra iglesia. Tenemos ms mujeres que hombres, caracterstica de la mayora de las iglesias cristianas. A pesar de no ser esa la razn por la cual hacemos hincapi en la evangelizacin de mujer a mujer, hemos podido observar que cuando una mujer se hace cristiana y entra en la comunin de la iglesia, pronto la siguen sus hijos.
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