Haz Algo!
De todas maneras, pasados losaos, el barrio alrededor de la hermosa iglesia comenz a cambiar.Inmigrantesde todos los pases limtrofes llenaron el rea cambiando por completo la situacin de aquella ciudad.
Cortinas de hierro reemplazaron los carteles de “Bienvenidos” en los mercados. Se podan encontrar pordioseros mendigando en cada calle. sta situacin haca sentir a losmiembrosde aquella iglesia bastante incmodos.
Usualmente trataban de evitar pasar por la zona, excepto los domingos.
Un domingo,despus dehaber escuchado la predicacin del nuevo y jovenpastor, se juntaron todos a compartir caf y postres.
Durante la primavera les encantaba reunirse en el jardn que rodeaba el templo. Siempre se llenaba de flores y viedos que cubran las arcadas de aquel lugar.
Mientras los elegantesmiembroscompartan caf y charlaban plcidamente en el jardn, un pordiosero se escabull sigilosamente en el jardn.
Atravesando el patio sin mirar a nadie, aunque todos lo miraban a l, silenciosamente camin derecho hacia la mesa donde los ms caros postres se exhiban en bandejas de plata finamente decoradas.
El pordiosero tom una porcin y de una sola mordida la comi. Tom otra porcin y la meti en su bolsillo. Luego, movindose lento como para que nadie lo vea, tom otra porcin y la coloc en el mismo bolsillo. El jardn se llen de murmullo agitado. Finalmente una de las mujeres se acerc al flamantepastory le dijo: -“Bueno, haz algo!”
Sintindose un poco comprometido por su nueva posicin, el jovenpastorle entrega su taza de caf a la mujer y se dirigi a la mesa y se par al lado del pordiosero.
Impredeciblemente comenz abuscardebajo de la mesa donde las cajas de los postres haban sido guardadas.
Entonces, agarr una de las bandejas llenas de esos postres y galletas y la vac dentro de la caja.
Hizo lo mismo con la segunda bandeja de los carsimos manjares.
Luego, cerr la caja y se la entreg al pordiosero diciendo: “Aqu estaremos todos los domingos” El hombre le sonri alpastor, agarr la caja fuertemente entre sus brazos y silencioso sali del jardn.
Entonces elpastorretorn por su taza de caf, le sonri a la mujer que sostena su taza y le pregunt “A eso es a lo que se refera cuando me dijo – haz algo!- no?”
A dnde llevarlo desde aqu?
Qu hubieras hecho en el lugar delpastor?
Esta es una importante pregunta para cada uno de nosotros.
Jessmirahaciafuera dela iglesia y ve a los pobres y desahuciados y nos dice “Haz algo!” Seguramente si Jess hubiera estado all en carne y hueso hubiera hecho algosimilara lo que hizo aquelpastor.
Pero… Un momento!, Jess est aqu en carne y hueso. Para eso est la Iglesia! De eso se trata la Iglesia! Nosotros somos el cuerpo de Cristo, lasmanosy los pies de Jess en la tierra hoy. (1 Corintios 12)
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