¿Estamos confiando en Dios en tiempos de adversidad?

¿Estamos confiando en Dios en tiempos de adversidad?

por Marcos Y Carolina Landis

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Por Marcos y Carolina Landis
I. Confiamos en Dios porque él es soberano

Sabemos que podemos confiar en Dios, en tiempos de adversidad, porque Dios nos ama, y
porque Dios es sabio. Pero ahora surge la pregunta, ¿Está Dios en control? ¿Tiene Dios bajo su
mando todos los detalles buenos o malos que nos suceden?

Cuando sucede alguna calamidad, surgen algunas preguntas en nuestra mente: ¿Dios lo causó o
lo permitió, o sucedió solo? Si Dios permite una calamidad, entonces ¿es Dios de verdad bueno?
¿O tal vez sí es bueno, pero no tiene el poder para evitar las calamidades? ¿O tal vez tiene el
poder, pero no está atendiendo todos los detalles de la creación? Tal parece que hay una
contradicción. O Dios es bueno, pero no bastante poderoso para controlar las calamidades, o
Dios es poderoso pero no bueno. ¿Cómo puede ser a la vez bueno y poderoso?

La Biblia nos enseña que es bueno y es poderoso (o soberano), las dos cosas. Aquí hay un
enunciado que está de acuerdo con la enseñanza bíblica sobre esta cuestión: La providencia de
Dios cuida constantemente y gobierna de manera absoluta sobre toda su creación, para su
propia gloria y para el bien de su pueblo.

La soberanía de Dios es una verdad que se encuentra en casi cada página de la Biblia, y tenemos
que entender que esto incluye las cosas malas. No es verdad que aunque todas las cosas buenas
(en nuestro concepto) vienen de Dios, las cosas malas o desagradables se han escapado de su
gobierno. Sin embargo, recordemos que lo que nosotros llamamos “cosas malas” pueden en
realidad ser cosas muy buenas si las entendiéramos como Dios las entiende.

La más grande calamidad en toda la historia humana ha sido la crucifixión de Jesucristo. Para El
y para sus seguidores fue una experiencia increíblemente dolorosa, injusta, cruel, inhumana. Pero
Dios estaba en control. Jn 19:10,11. Hoy entendemos que este evento fue el evento más
maravillosamente bueno que ha habido en la historia humana.

Lean Ã‰xodo 4:11. Isaías 45:6 y 7. Lamentaciones 3:31 a 33.
Vean Lamentaciones 3:37, 38.

Conclusión: Podemos confiar en Dios en tiempos de adversidad, porque sabemos que él es bueno
y a la vez tiene poder para controlar todas las cosas, buenas y malas. No hay nada que suceda
que esté fuera de su control. CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD

II. Confiamos en Dios porque él es soberano

1. Dios sostiene el universo. Dios creó el universo. Algunas personas creen que lo creó y lo dejó
para que solito se mantuviera. Algo así como un hombre que le da cuerda a un reloj y deja el
reloj desatendido, sabiendo que el reloj contiene en sí mismo lo necesario para seguir en
operación. Creen que lo que sucede en la naturaleza es por azar o casualidad, cosas buenas y
cosas malas, pero no requiere la atención de Dios, ya que en sí la creación contiene lo necesario
para su sustento. Explican que las calamidades suceden por azar, y que Dios no interviene en
ninguna forma para causarlas o evitarlas.

La Biblia enseña otra cosa. Enseña que Dios atiende los mínimos detalles de su universo. Hay
leyes de la naturaleza (la ley de la gravedad, etc.), pero el universo no funciona automáticamente
por ellas, sino que ellas son expresión de la acción de Dios en sostener el universo.

Hebreos 1:3 dice que el Hijo de Dios “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder.”
Colosenses 1:17 dice “Y todas las cosas en él subsisten.” Las estrellas se mantienen en el cielo
porque él las mantiene allí (Isaías 40:26). Nehemías 9:6 dice que él da vida a (vivifica) todas las
cosas. Provee el alimento para las bestias, y manda la lluvia (Salmo 147:8,9). Dios no creó y dejó
la creación, sino que mantiene constantemente su creación. Lean Hechos 17:25-28; 2 Co. 9:10;
Salmo 31:15.

2. Dios gobierna. Lean los siguientes versículos que muestran que Dios está en control de lo que
sucede en su universo. 1 Crónicas 29:12; 1 Timoteo 6:15, Mateo 10:29; Lamentaciones 3:37;
Daniel 4:35; Daniel 4:17.

3. ¿Suerte? Entonces no existe la suerte, ni la buena ni la mala. A veces pensamos que si Dios de
veras está gobernando tanto, lo está haciendo mal. Ya que él no hace las cosas como nosotros
creemos que lo debe de hacer, creemos a veces que no puede o que está desatendiendo la
creación o nuestras vidas. No es así. Recuerden nuevamente Isa. 55:8,9.

Conclusión: Podemos confiar en Dios en tiempos de adversidad, porque sabemos que él está
controlando minuciosamente cada evento en nuestras vidas. No hay nada que suceda por
casualidad, o fuera de su control.
CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD

III. Confiamos en Dios porque él es soberano

Tenemos que creer en la soberanía absoluta de Dios para poder confiar en él en tiempos de
adversidad. Si hubiera algún evento en todo el universo que pudiera suceder fuera del control de
Dios, entonces no puedo confiar en él. Aunque él me ama y aunque sea infinitamente sabio, si
hay accidentes que suceden por casualidad sin su control, no puedo confiar en él.

Dios hace lo que quiere
Lean con cuidado y mediten en los siguientes versículos:
Job 42:2; Salmo 115:3; Isaías 14:27; Isaías 43:13; Isaías 46:10; Daniel 4:35; Efesios 1:11.

También: Proverbios 16:9; 19:21; 21:30. Eclesiastés 7:13; Lamentaciones 3:37; Apocalipsis 3:7.

Hay sucesos que nos lastiman y hay personas que nos lastiman. Nos duele y sufrimos. Pero en
medio de ellos tenemos que saber que Dios está en control, y él hace lo que él desea para nuestro
bien y su gloria. Recordemos incidentes en la Biblia: Cuando sus hermanos metieron a José en el
pozo para dejarle morir allí, su hermano Rubén pensaba venir después y rescatarle. Pero en una
breve ausencia de Rubén, los comerciantes pasaron, y José fue vendido como esclavo. Poco
tiempo después volvió Rubén y halló que ya no podía rescatar a su hermano. Parece que Dios le
descuidó a José y permitió una tragedia. Algunos años después el copero prometió ayudarle
cuando saliera de la cárcel. Pero por dos años olvidó a José. En el Nuevo Testamento el
gobernador Félix le dejó a Pablo en la cárcel por dos años simplemente para agradar a los judíos.
Fue totalmente injusto este acto. Seguramente le causó sufrimiento a Pablo. Pero en estos casos,
Dios tenía todo bajo su control.

Dios nos protege. Pero también Dios permite que sucedan accidentes. No sabemos cuántas veces
él nos salva de accidentes. Lean Salmo 121:3,4. Si nos sucede un accidente no es porque Dios se
durmió.

Dios tiene un plan para cada vida. Él tiene a su disposición los recursos necesarios para llevar a
cabo ese plan. No sucede ningún imprevisto en el plan de Dios. Muchas veces nosotros
lamentamos, “Si tan solo no hubiera sucedido esto o aquello”. Dios no se equivoca.

Ahora, Dios no lleva a cabo su plan a través de una serie de milagros. Su actuación no es
evidente. No vemos la mano de Dios. Vemos la mano de la gente y de las circunstancias. Pero
ellas son la mano de Dios.

Conclusión: Podemos confiar en Dios en medio de la adversidad, porque él está en control de
todo.
CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD

IV. Confiamos en Dios porque él es soberano

Posibles malentendidos en la verdad de la soberanía de Dios.
Al estudiar la soberanía de Dios, necesitamos tener cuidado de no caer en ciertos errores, al
empezar a pensar que la soberanía de Dios nos permite ser irresponsables e imprudentes.

Hay 4 peligros:
1. Ser pasivos o fatalistas.
2. No orar
3. No tomar la responsabilidad por nuestros errores.
4. No comportarnos con prudencia.

1. Ser pasivos o fatalistas. Podemos decir, “Si Dios es soberano, y todo lo que pasa es porque él
así lo quiere, entonces, ¿para qué me esfuerzo? De todos modos no voy a poder cambiar el plan
de Dios.” Podemos llevar este error al extremo de decir, “¿Para qué trabajo?” o “¿Para qué
evangelizo?”

Esta verdad no nos excusa del deber de hacer todo lo que hay en nuestro poder, luego confiando
en Dios para el resultado. No podemos descuidar nuestro deber. Ejemplos: Nehemías 4:20
“Nuestro Dios peleará por nosotros”. Pero 4:17, 18 dice que los edificadores se armaron y
trabajaron con su espada ceñida. No por saber que Dios iba a pelear por ellos, dejaron de tomar
precauciones razonables y hacer todo en su poder para protegerse.

En Hechos 27:24 Pablo recibe una revelación que Dios les iba a rescatar de la tormenta y que
todos los pasajeros en el barco iban a ser salvos. Sin embargo, él insistió en que los marineros no
huyeran del barco, porque “Si estos no permanecen en el barco, vosotros no podéis salvaros”
(Hechos 27:30, 31), aunque Dios ya le había mostrado que todos iban a ser salvos. De todos
modos, iban a necesitar la pericia de los marineros. Vean también Proverbios 15:22 y 16:9 que
recomiendan recibir consejo, no descuidarlo.

En Hechos 16:6 a 10 vemos la manera en que Dios soberanamente controló la elección del área
donde Pablo iba a abrir nuevos terrenos al evangelio. No le permitió ir a Asia, sino que le hizo ir
a Macedonia (Europa). Pero no vemos a Pablo sentado, pasivo, esperando la dirección de Dios.
Él intentaba y viajaba, tratando de abrir nuevo terreno. Fue entonces que Dios le dio la
revelación de su plan. De la misma manera tenemos que hacer todo lo que hay dentro de nuestro
poder para lograr aquello que creemos que es la voluntad de Dios, y luego confiar totalmente que
Dios hará lo que tiene planeado.

2. No orar. Podemos decir, “Si Dios ya sabe lo que va a hacer, ¿para qué voy a orar? No hace
falta.” Oramos porque Dios lo ha mandado. Además la oración es una expresión de nuestra
confianza que solo Dios es el que tiene en sus manos nuestro problema. No entendemos cómo la
oración puede afectar a un Dios que todo lo tiene decidido, pero él lo ha mandado.
3. No tomar la responsabilidad por nuestros errores. Si cometemos imprudencias o aún pecamos,
podíamos decir, “Al fin, Dios es soberano. Él ya sabía que yo iba a hacer eso.” Aunque sí es
cierto que Dios ya lo sabía, él no es responsable por nuestro pecado. Vean Eclesiastés 10:18 y
Proverbios 20:4. Una persona floja sufre las consecuencias de su comportamiento, y no puede
decir que Dios tiene la responsabilidad. Tenemos libertad para desobedecer a Dios. Es nuestra
decisión. Si le desobedecemos, habrá consecuencias. Pero en ningún momento podemos decir
que Dios por su soberanía tiene la responsabilidad por nuestro pecado.

4. No comportarnos con prudencia. Tenemos que hacer todo lo que hay en nuestro poder para
vivir de una manera prudente y hacer la voluntad de Dios. En los tiempos de Ester, Mardoqueo le
envió un recado pidiendo que intercediera por su pueblo ante el rey. Ester respondió que no
podía entrar a la presencia del rey sin que él le llamara, sin peligrar su vida. Mardoqueo le
contestó (Ester 4:14) que si ella no fuera al rey, de todos modos Dios les salvaría de alguna
forma, pero que tal vez el plan de Dios era poner a Ester en el palacio precisamente para eso.
Dios no estaba atenido a Ester. Él tenía infinitos recursos aparte de ella. Pero tenía a bien usarle a
ella en ese momento. Debemos esforzarnos. Debemos hacer con todo ánimo lo que tenemos
dentro de nuestro alcance para hacer, sabiendo que Dios utilizará los medios que él quiere para
salvarnos de cualquier situación. CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD

V. Confiamos en Dios porque él es soberano

Hay veces que nuestra situación de adversidad existe por alguna otra persona. Posiblemente es
nuestro esposo o nuestros hijos, tal vez un jefe o alguna persona que nos debe dinero y no paga.
Tal vez estamos atribulados porque algún médico no diagnosticó correctamente alguna
enfermedad. En esos casos pensamos, “Aquí Dios no puede encargarse, porque él no puede
cambiar a esa persona, si esa persona no le permite.” La Biblia enseña que Dios sí puede y lo
hace. A la vez que Dios no quita a nadie su libre albedrío, cuando se trata de controlar las vidas
de sus hijos, Dios interviene de alguna forma sobre la mente y la disposición de la gente para que
ellos, libre y voluntariamente, hagan exactamente lo que Dios quiere que hagan.

Veamos algunos casos en la Biblia. Cuando los israelitas estaban en Egipto como esclavos,
fueron odiados y despreciados por los egipcios. Ya Dios estaba listo para libertarlos, pero ellos
vivían en total pobreza, y no tenían dinero para el viaje a la tierra prometida. Dios les dijo que las
mujeres israelitas pidieran alhajas de oro y plata a las egipcias, y Dios de tal manera obró una
simpatía en los corazones de las egipcias que les dieron todo lo que pidieron, y los egipcios
quedaron “despojados” (Éxodo 3:21, 22 y 12:35, 36). Se portaron de una manera completamente
improbable, pero actuaron aparentemente de su propia libre voluntad.

Proverbios 21:1 dice que el corazón del rey está en mano de Dios. Ahora se supone que la
voluntad del rey es la más absoluta. Pero sin que él se dé cuenta, Dios le está moviendo donde él
quiere.

Esdras 1:1 dice que Dios “despertó el espíritu” del rey Ciro. Aparentemente el destino del pueblo
de Dios estaba en mano del rey Ciro. En realidad, Dios lo tenía firmemente en sus manos. Isaías
45:1, 4 y 5 nos dice que Dios controló a Ciro, aunque Ciro no le conocía. No es necesario que
una persona sea cristiana para que Dios le haga llevar a cabo su voluntad.

Frecuentemente en la Biblia vemos que Dios “dio gracia” a un individuo en los ojos de sus
superiores (Gn. 39:4, 21 y Daniel 1:9). Dios es el que da la exaltación (Salmo 75:6, 7). Si
buscamos una promoción en nuestro trabajo, debemos trabajar con todas nuestras fuerzas para
conseguirla, pero reconocer a la vez, que Dios es el que decide.

Pero también la Biblia nos muestra que Dios no siempre impide a los hombres malvados a que
hagan mal a su pueblo. Aunque Dios salvó al apóstol Pedro de la muerte a mano de Herodes
(Hechos capítulo 12), no salvó al apóstol Jacobo (12:2). ¿Por qué uno sí y no el otro? No
sabemos. El pueblo de Dios ha sido perseguido y ha sufrido injusticias a través de la historia.
Dios lo permite. Deuteronomio 29:29 nos dice que Dios no da explicaciones de todo. Hay
secretos que solo él sabe la razón de ellos.

Leamos Jeremías 17:5 a 8. En lugar de confiar en el hombre, debemos confiar en Dios, que
controla a los hombres. CONFIANDO EN DIOS EN TIEMPOS DE ADVERSIDAD

VI. Confiamos en Dios porque él es soberano

Dios es soberano sobre las naciones. A través de la historia, los cristianos han sufrido a manos de
los gobiernos corruptos u hostiles. Actualmente hay cristianos en muchos países que no gozan de
libertad religiosa. Pero Dios tiene el control de los gobiernos. Vean 2 Cr. 20:6; Mt. 2:14,15;
17,18; 21-23. Hch. 4:27 y 28; Ro. 13:1-4; Dan. 4:17 y 32; Isa. 40:23,24.

Dios controla decisiones. Hay muchos ejemplos en la Biblia cuando los hombres, sin darse
cuenta, hicieron decisiones que cumplieron alguna profecía o que llevaron a cabo el plan de
Dios. Vean 2 S.17:14 y 1 R. 12:15. En ambos casos los reyes siguieron consejo equivocado, pero
así lo había determinado Dios. Dios nos ha dicho que oremos por las autoridades en el gobierno
(1 Ti. 2:2) para que sus decisiones sean favorables al evangelio.

Dios controla los sucesos meteorológicos. Hay cristianos que han sufrido en ocasiones en
temblores o inundaciones o tornados. Estos sucesos no son simplemente desastres casuales,
controlados por leyes impersonales. No, Dios tiene esto también bajo su control. Vean Job. 37:3,
6, 10-13; Salmo 147:8, 16-18; Jeremías 10:13; Amós 4:7. Los tiempos no son controlados por
leyes de la naturaleza, sino por Dios mismo.

Dios controla los defectos físicos. Las personas que llegan a tener un hijo con algún defecto
físico pueden dudar si esto ha venido de Dios o si es un accidente de la naturaleza. La Biblia nos
asegura que Dios tiene estas cosas bajo su control. Ã‰xodo 4:11; Juan 9:2

Dios controla la esterilidad. Gn. 29:31Gn. 29:31
Spanish: Biblia Reina Valera – revisión de 1995 – RVR95

Los hijos de Jacobh 31 Vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; en cambio Raquel era estéril.

1 S. 1:5; Lc. 1:13. Todo esto no significa que no debemos
orar por los defectos físicos o la esterilidad, y además hacer todo lo que hay en nuestro poder
para corregirlo. Pero al mismo tiempo debemos estar seguros que Dios tiene todo firmemente en
su mano, y por esa razón podemos confiar

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