En Romanos 1:17 dice:
” La fe es por el or, el or la palabra de Dios”.

Este relato de este nio nos deja ver como solo el escuchar de Jess y creer basta para que ocurra algo en la vida no solo nuestra si no la de alguien ms.
Este pequeo nombrado, estaba muy enfermo, su Padre un hombre poderoso y al servicio del rey en su desesperada bsqueda por no perder a su hijo, busca de aquel que a escuchado no falla.
Es curioso lo que logramos ver al final de este relato en Juan captulo cuatro, porque nos encontramos sin duda con un funcionario real, por la poca en la que se narra muy probablemente es un oficial judo, que entonces estara al servicio de Herodes Agripa.
Algo que se nos muestra aqu es que una buena posicin o tener estabilidad econmica no basta, no es slo eso lo que necesitan nuestros nios, un reconocimiento en la sociedad no hace diferencia ante una necesidad ms all de nuestro poder y es aqu donde el padre de este pequeo debe de activarse por amor, vemos que este relato nos habla que este hijo estaba enfermo y no solo eso estaba a punto de morir.
Segn datos que vemos l vivi en Capernaum, es decir, si hablamos de distancia sera a unos 20-25 kilmetros, de Can de Galilea, donde Jess estaba cumpliendo con el plan de salvacin.
Y lo ms hermoso en esta historia es como nos muestra el poder de la palabra, y la fe que se debe tener al orla, Jess habl las palabras de curacin en Can y el nio se cur en Capernaum.
Solo imaginen el corazn de este oficial y la desesperacin por su nio, el justo estaba acostumbrado a dar y recibir rdenes, estaba acostumbrado a estar a cargo de los asuntos de gobierno y con las cosas importantes del mismo, pero su poder era limitado y no poda ordenar a la enfermedad se fuera y ella solo obedeciera, para esta tarea ocupariamos a alguien con poder para dar una orden y su hijo sanar.
Leamos en Juan 4:46-54.
” Vino pues Jess otra vez Can de Galilea, donde haba hecho el vino del agua. Y haba en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
47 Este, como oy que Jess vena de Judea Galilea, fu l, y rogbale que descendiese, y sanase su hijo, porque se comenzaba morir.
48 Entonces Jess le dijo: Si no viereis seales y milagros no creeris.
49 El del rey le dijo: Seor, desciende antes que mi hijo muera.
50 Dcele Jess: Ve, tu hijo vive. Y el hombre crey la palabra que Jess le dijo, y se fu.
51 Y cuando ya l descenda, los siervos le salieron recibir, y le dieron nuevas diciendo: Tu hijo vive.
52 Entonces l les pregunt qu hora comenz estar mejor. Y dijronle: Ayer las siete le dej la fiebre.
53 El padre entonces entendi, que aquella hora era cuando Jess le dijo: Tu hijo vive; y crey l y toda su casa.
Nuestros pequeos definitivamente mueven el corazn de Dios, ellos son el mayor instrumento que El Padre utiliza para llevarnos a l, que ms que la necesidad y el sentirse pequeo para reconocer la impotencia, para experimentar la frustracin, pero justo ese estado nos lleva a clamar y rogar delante del maestro, el premio de esa humillacin iba ms all, ese pequeo estoy seguro cuando escucho esa historia vio a su pap como un hroe, fue a tan larga distancia para provocar su milagro, y no logro solo que siguiera vivo, el fue sano y el corazn de toda su familia con el, fueron sanos, fueron libres y creyeron no solo de odas, creyeron de verdad, y resultado de eso, ese nio empez a amar a aquel que quizs no vio su rostro, pero le mostr su corazn.
byJenniferElizondo
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