Chico-problema: qu hago?
El artculo propone reflexionar sobre algunas problemticas frecuentes de aprendizaje y conducta en nios de hoy que plantean un desafo a la hora de desarrollar cualquier actividad en la iglesia, para reenfocar as la tarea del maestro frente a estos casos particulares y brindar herramientas concretas para el abordaje.
Aqu estn, stos son
Camila tiene cinco aos. Cuando todos los chicos de la escuela bblica se ubican en ronda para escuchar la historia que contar la maestra, ella est en el otro extremo de la clase y, en realidad, parece estar en otro mundo.
Leandro tiene siete aos. Se mueve para todos lados; toca todo lo que hay en el aula, incluso los materiales que el maestro apart para ilustrar la lección de ese da. Habla en voz muy fuerte y hace preguntas cuyas respuestas nunca llega a escuchar porque ya est haciendo lo en alguna otra parte.
Pablito parece que siempre est alterado: busca provocar a los chicos del grupo quitndoles sus elementos, golpendolos y hasta insultndolos. Cuando l est presente, cuesta mucho desarrollar la clase en paz.
Impotencia, rechazo, indignacin, desesperacin. Un poco o todo esto sentimos cuando, como maestros, tenemos alguno de estos nios en la clase de escuela bblica u otra actividad infantil de nuestra congregacin. Como si transmitir las verdades de la Palabra de Dios no fuera ya suficiente desafo, aparecen estos chicos-problema con todo el desafo que implica llegar a ellos.
En el trabajo con maestros en el contexto escolar, muchas veces escucho las preguntas pronunciadas casi con temor o vergenza: Vale la pena invertir en estos chicos?, aprenden algo?, les sirve lo que uno hace para llegar a ellos? Generalmente, detrs de las preguntas se esconde la impotencia del maestro y, por qu no, aparece ese rechazo que estos chicos suelen despertar, ya que nos confrontan con nuestras debilidades y frecuente falta de herramientas. Nos dan ganas de salir corriendo, pero qu espera Dios de nosotros? Cul es la inversin que Dios quiere que hagamos? A qu hemos sido llamados?
S, vale la pena
Una manera de encontrar respuestas a estas preguntas es mirar el ejemplo de Jess. Los Evangelios (Marcos 5.1-20 y Lucas 8.26-39) relatan el encuentro de Jess con el endemoniado gadareno, que ejemplifica una vez ms el impacto no slo radical sino integral de Jess para con las vidas que se acercan a l.
Para este muchacho, el encuentro con Jess tuvo un efecto puntual en cada aspecto de su vida. Jess se encuentra con alguien desnudo y a los gritos, dandose a s mismo. Marcos 5.15 registra las consecuencias de la obra integral de Jess en la vida de este individuo. Y vinieron a Jess y vieron al que haba estado endemoniado, sentado, vestido y en su sano juicio, el mismo que haba tenido la legin; y tuvieron miedo.
Cuando alguien se le acercaba, nuestro Seor no slo vea un espritu necesitado, sino una persona total, con mltiples necesidades insatisfechas, y l se encargaba de todas ellas. La transformacin que lleva a cabo Jess, abarca la totalidad de la persona: lo fsico, lo emocional, lo mental, lo social, lo espiritual.
Qu valioso testimonio que muestra lo que Jess quiere hacer en la vida de las personas y la misin integral a la que nosotros, como sus hijos, fuimos llamados en la formacin de nuevos discpulos. Muchas veces pensamos que nuestro lugar como maestros en la iglesia es el de atender slo los aspectos espirituales del nio. Pero Dios nos convoca a comprometernos con una tarea integral. Ese compromiso involucra un mayor desafo, caracterizado por la misericordia y la compasin, y nos lleva a evaluar, repensar y redoblar nuestros esfuerzos y las herramientas con que contamos.
Manos a la obra
Investigar un poquito acerca de la vida del nio en cuestin es algo que suele ayudar a los maestros con los que trabajo. Seguramente podremos encontrar un porqu de su conducta, ya que indagando en su historia, en su contexto inmediato o en las circunstancias por las que est atravesando, casi siempre encontramos que detrs de ese comportamiento hay un real padecimiento. En general, no se trata de una sola causa sino de una combinacin de varias de ellas. Los motivos ms frecuentes que originan o mantienen los problemas de conducta o aprendizaje que estos nios pueden presentar son:
Problemticas familiares, carencias, abandono, violencia, ausencia de un miembro importante de la familia, desatencin, una familia disfuncional, necesidades afectivas insatisfechas, dificultades de los padres en la crianza, dificultades en la puesta de lmites, falta de estimulacin adecuada. O bien puede tratarse de trastornos orgnicos o psicolgicos especficos y diagnosticables que provocan el problema de conducta o aprendizaje. En estos casos, siempre sugerimos promover que el nio sea visto por un profesional competente. Conocer y comprender las circunstancias que afectan al nio nos mueve a compadecernos por l y desear intervenir a favor suyo.
No quedarse con las primeras impresiones. Ver ms all de los hechos. Borrar estereotipos.Por lo general, muchos de estos chicos-problema ya estn acostumbrados a no ser bien aceptados en ninguna parte, a llevar el mote de molestos y a que nadie se interese por ellos ms all de su comportamiento indeseado. Es necesario que vayamos con ellos, e intentemos por todos los medios entablar una relacin donde los podamos conocer ms acabadamente. Conocer sus gustos, qu lo entristece, qu hace durante la semana, su actividad favorita, el equipo de ftbol o la msica que le interesa, cmo le va en la escuela, etc. Todo esto nos ayudar a conformar una imagen ms completa de ese nio, y a no quedarnos con lo primero que vemos de l.
Plantearse objetivos.Qu quiero lograr con este nio o nia? Muchas veces lo que sucede con esta clase de chicos es que vemos muy bien lo que NO podemos hacer con ellos: No puedo lograr que preste atencin. No me escucha. No se queda quieto. No obedece. Sin embargo, es bueno que nos planteemos algo que queremos lograr para ellos: Que pueda permanecer atendiendo por lo menos cinco minutos de la clase a lo largo de este mes. Que socialice por lo menos con uno de sus compaeros de clase. Que participe activamente en algn momento de la clase. Que experimente en la clase un clima que lo haga desear venir. Muchas veces se trata de pequeas metas, que hasta pueden parecernos poco significativas, pero se trata del comienzo de logros mayores. Y desde ya, que una vez puesto ese objetivo, la pregunta que nos haremos como maestros es: Qu puedo hacer para ayudar al nio en ese logro?
Hay muchas maneras de lograr objetivos!Tal vez pensamos que si no logramos que estos nios se adapten al esquema de la clase, entonces hemos fracasado en nuestra tarea. En realidad, yo creo que podramos pensarlo a la inversa. Fracasamos si pensamos que nuestra nica meta es lograr que los chicos se adapten a nuestra clase. Si nuestro objetivo como obreros del Seor es transmitir los principios del reino a la vida de los nios e impactar sus vidas con el mensaje integral de Dios, entonces la clase es slo uno de los medios posibles, pero hay muchos ms! Una visita en su hogar, ayudarlo con las cosas de la escuela, una invitacin a merendar, una salida al cine o a la plaza, cualquier mbito o situacin ser apta para transmitir algo ms que una lección. Animmonos a generar nuevos canales de bendicin.
Revisar el formato de la clase o actividad.Siguiendo con lo anterior, tambin es til tener en cuenta cmo estamos diagramando la estructura de la clase bblica o la actividad infantil en la que se incluyen estos nios-problema. Ya dijimos que por lo general se trata de nios con dificultades para estar quietos, para atender, para permanecer haciendo lo mismo por un rato, etc. En ese caso, podramos pensar en cmo potenciar aspectos como la motivacin y la participacin activa o vivencial y cmo incluir aspectos ldicos, recreativos, dinmicas grupales, etc. en nuestra clase. Generalmente, este tipo de situaciones son ms significativas para cualquier clase de nio y, en especial, producen mejor impacto en nios con dificultades de conducta o aprendizaje.
Elogiar y premiar los pequeos cambios.Algo que sugiero siempre a los maestros en la escuela, es que se tomen un momento para expresarle de manera sencilla al nio lo que se espera de l. Me gustara que te unas a nuestra clase cada domingo, y que te quedes hasta el final. Hay muchas cosas que yo preparo para vos y los dems chicos que me gustara que disfrutaras. Me gustara que hoy te animes a jugar con los dems chicos. Espero que puedas estar sentado mientras hacemos esta actividad. Luego podrs levantarte. Al tratarse de metas concretas y pequeas, en poco tiempo podremos ver los logros. Es bueno que cuando eso ocurre, expresemos verbalmente nuestra satisfaccin y reconocimiento al nio, ya que eso aumenta el estmulo para seguir avanzando en el camino.
Formar una red.Es conveniente que no nos sintamos solos en el trabajo con estos nios, ya que muchas veces se trata de una tarea frustrante. Debera ser prioridad poder compartir con otros nuestra carga, ponerlos en oracin, tender una red de recursos donde buscar soluciones a las diferentes necesidades del nio para no hacernos solos cargo de todo. Incluso, en el caso de nios con trastornos graves, es importante en primer lugar que estemos informados para saber identificar y detectar cundo estamos frente a una problemtica seria, y luego, generar una charla con los adultos a cargo del nio, en la que podamos sugerir la consulta profesional y brindarle a la familia todo el acompaamiento necesario en ese recorrido.
No cansarse!Todos los que frecuentamos el trabajo con esta clase de nios, por experiencia sabemos que es una tarea que se codea con lo imposible, con la frustracin y que ms de una vez nos da ganas de tirar la toalla. Sin embargo, el poder de nuestro Dios se perfecciona en nuestra debilidad (2 Corintios 12.9), y tal vez nosotros sembremos para que otro coseche; pero Dios no permitir que esa semilla deje de dar fruto.
María Laura Panero
Psicloga y Psicopedagoga. Trabaja en el Centro Familiar EIRENE.
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