Invítale (Reflexiones)

Invítale (Reflexiones)

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El otro día esta palabra rondaba por mi cabeza todo el día: invítale, invítale… Y eso hice, le invité a entrar.

Muchas veces hablamos con Dios de la cosas de nuestra vida. Le hablamos de nuestros problemas y dudas. Algunas cosas preferimos no decirlas en voz alta pero otras cosas nos encanta compartirlas con Él.

Pensemos por un momento en Dios como nuestro enamorado. Todos sabemos más o menos lo que es estar enamorado. Para entendernos, a la persona de la que estamos enamorados vamos a llamarle: la persona. Imagínate que La persona viene a ti y te empieza hablar de muchas cosas. Te cuenta sus alegrías, planes, agobios, heridas, dudas y sus metas. Tú escuchas atentamente e intentas ayudar. Te alegras con sus alegrías y das consejo y ánimo en todo lo que puedes, porque quieres a esa persona.

Y ¿No es maravilloso cuando la persona no sólo te cuenta sus cosas, si no que llega un momento en el que te invita a formar parte de cada área de su vida, sin ocultarte nada? Te da libertad de entrar y formar parte de su vida. Esa invitación te hace sentir especial. Te da la confianza y libertad de estar en la vida de esa persona. Es un paso más hacia la intimidad. Es un compromiso y un riesgo.

Ahora plantéate que Dios está enamorado de ti, perdidamente enamorado de ti… ¿y tú? Sólo le hablas de cosas superficiales. Sólo le dejas ser parte de algunas áreas de tu vida. No le has dicho nunca con una gran sonrisa: Dios, sería un placer que entraras en cada rincón de mi vida. Sé que algunas cosas no son muy bonitas y que hay suciedad y áreas llenas de errores pero quiero que entres. ¡Por favor entra!

¿Qué enamorado se resistiría a una invitación como esta? ¿Crees que a Dios le importa que tu vida esté desordenada y sucia? ¿O que salta de emoción porque ahora está formando más parte de ti? Dios está enamorado. Tú estás enamorado o enamorándote. ¿Quién impide este amor?

Haz sonreír a Dios.

Hazle saltar de alegría y ternura e invita a tu Caballero a formar parte de tu vida. Y Él conmovido y encantado por tu vulnerabilidad entrará y empezará a obrar.

Por Loida Regoord

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