Un Salvador
“Y decan a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho,
porque nosotros mismos hemos odo, y sabemos que
verdaderamente ste esel Salvador del mundo, el Cristo”
(Juan 4:42).
De acuerdo con una antigua leyenda, un viajante se perdi en
el camino y acab preso en arena movediza. Confcio vio la
situacin difcil del hombre y dijo: “Es evidente que aqul
hombre deba quedar fuera de un lugar como se”. Prjimo a
l, Buda observ la situacin y habl: “Deje que su empeo
sirva de ejemplo para lo dems del mundo”. Entonces, Maom
se aproxim al hombre que estaba ahondando y le dijo: “Ay,
sta es la voluntad de Dios”. Finalmente, Jesus apareci.
“Tome mi mano, hermano,” l dijo, “y yo salvar usted”. S,
el Cristianismo es casi el nico a tener un Dios Salvador.
Es claro que el texto arriba es apenas una leyenda. Mas, es
verdad que nosotros, cristianos, tenemos el privilegio y la
gran bendicin de poder contar con un Dios Salvador, lleno
de amor, que perdona nuestros pecados y transforma nuestras
vidas, ofrecindonos la oportunidad de vivir abundantemente
aqu en este mundo y para siempre, con l, en los Cielos de
gloria.
Si enfrentamos dificultades en nuestra caminata, podemos
contar con Su compaa y auxilio. Si nos sentimos solos y
angustiados, Asegura que est a nuestro lado, como un Amigo
verdadero e inseparable. Si nuestros das son nebulosos y
tempestuosos, l se presenta como nuestro Sol de Justicia.
En cualquier circunstancia l est con nosotros y no nos
abandona jams.
l es nuestro Salvador. Si estamos perdidos, si estamos
desanimados, si estamos ahondando en chascos, si estamos
presos a infortunios, si estamos cados y sin fuerzas, l
nos extiende la mano. Basta apenas que lo busquemos, que
confiemos en l, que lo recibamos en nuestros corazones. No
tenemos un Dios que nos abandona y s un Dios que nos ama y
cuida a nosotros24 horaspor da.
Soy muy feliz por tener un Salvador. Y usted?
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