“No somos un ministerio grande, pero sí somos un gran ministerio”

Un hombre perturbado

Un hombre perturbado

El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus prncipes, y en presencia de los mil beba vino.

Belsasar, con el gusto del vino, mand que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre haba trado del templo de Jerusaln, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.

Entonces fueron trados los vasos de oro que haban trado del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusaln, y bebieron en ellos el rey y sus prncipes, sus mujeres y sus concubinas.

Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.

En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escriba delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey vea la mano que escriba.

Entonces el rey palideci, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.

El rey grit en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretacin, ser vestido de prpura, y un collar de oro llevar en su cuello, y ser el tercer seor en el reino.

Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretacin.

Entonces el rey Belsasar se turb sobremanera, y palideci, y sus prncipes estaban perplejos.
Daniel 5:1-9

Belsasar desafi los juicios de Dios.

La mayora de los historiadores consideran que en esa circunstancia Ciro siti a Babilonia.

La seguridad y la sensualidad son tristes pruebas de una ruina inminente.

La alegra que profana las cosas sagradas es indudablemente pecaminosa, y muchas de las canciones usadas en las fiestas modernas, no son mejores que las alabanzas cantadas por los paganos a sus dioses!

Vase cmo Dios aterroriz a Belsasar y a sus seores.

La palabra escrita de Dios es suficiente para asustar al pecador ms orgulloso y atrevido.

Lo que vemos de Dios, la parte de la mano que escribe ante las criaturas, y en el libro de las Escrituras, debe llenarnos de pensamientos reverentes respecto de lo que no vemos.

Si ste es el dedo de Dios, qu es su brazo cuando se desnuda? Y qu es l?

La conciencia culpable del rey le dijo que no tena razn para esperar buena nueva alguna desde el cielo.

Dios puede, en un momento, hacer que tiemble el corazn del pecador ms recio; y solo se necesita soltar sus propios pensamientos sobre s; le darn bastantes problemas.

Ningn dolor corporal puede igualar la agona interior que a veces sobrecoge al pecador en medio de alegras, placeres carnales y pompa mundanal.

A veces, el terror hace que el hombre huya a Cristo por perdn y paz; pero muchos de los que claman por miedo a la ira, no estn humillados por sus pecados, y solo buscan alivio en vanidades mentirosas.

La ignorancia y la incertidumbre de las Sagradas Escrituras, que muestran muchos que se dicen sabios, slo tiende aque los pecadores desesperen, como hizo la ignorancia de estos hombres sabios.

Para muchos hombres el pensar es una cosa fuera de uso. Sin embargo, es un rasgo distintivo del hombre el poder pensar.

No es extrao que cuando los hombres son obligados a pensar se sientan turbados.

  • No PARECE PROPIO QUE SUS PENSAMIENTOS LE TURBARAN
  1. Era un monarca irresponsable y temerario.
  2. Haba endurecido su corazn con orgullo (vers. 22 y 23). Daniel le dijo: Te has levantado contra el Seor del cielo.

Daniel 5:22-23
Y t, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazn, sabiendo todo esto;

sino que contra el Seor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y t y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; adems de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano est tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.

  1. Estaba bebiendo vino y ste habla hecho su efecto en l (vers. 2).

Daniel 5:2
Belsasar, con el gusto del vino, mand que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre haba trado del templo de Jerusaln, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.

  1. Estaba de juerga con una compaa alegre.
  2. Estaba aventurndose en el camino de la profanidad (vera. 3).

Daniel 5:3
Entonces fueron trados los vasos de oro que haban trado del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusaln, y bebieron en ellos el rey y sus prncipes, sus mujeres y sus concubinas.

Atrevindose a usar los vasos sagrados en su banquete como una expresin de su desafo y burla del Dios de Israel, al cual despreciaba.

Nadie se vuelve sabio, o pensador, mediante copas de vino.

Pero nadie est fuera del alcance de las saetas de Dios. Ninguna conciencia est tan muerta que Dios no pueda levantarla.

  • SIN EMBARGO, BIEN PODA SENTIRSE TURBADO POR SUS PENSAMIENTOS
  1. Pues lo que vio era impresionante (vera. 5).

Daniel 5:5
En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escriba delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey vea la mano que escriba.

  1. Lo que no poda ver era sugestivo. Dnde estaba la mano? Quin era el escritor? Qu significaba el escrito?
  2. Por lo que habla hecho, aquello era alarmante. Su propio pasado apareci como un relmpago delante de l: Sus guerras crueles, opresiones, blasfemias y vicios.

Lo que haba fracasado en hacer vino ante l (vers. 23). Lo que estaba viendo en el acto mismo le haca sobresaltarse.

  • NO ES POSIBLE QUE ALGUNOS DE VOSOTROS SEAN TURBADOS POR SUS PENSAMIENTOS?
  1. Estis en prosperidad. No es cierto que el ganado es engordado para la matanza?
  2. Estis burlndoos de las cosas santas. Descuidis, ridiculizis o usis sin seriedad las cosas de Dios.
  3. Os mezclis con los impuros, no pereceris con ellos? La historia puede ensearos, o al menos haceros turbar.
  4. El escrito sagrado sobre el candelero est contra vosotros. Leed la Sagrada Escritura y vedlo por vosotros mismos.

La conciencia, por falta de uso, es como un brazo seco en las almas de muchas personas. Pero el Seor de la conciencia dir un da: Extindete y haz tu obra.

Como el avispero cuando es sacudido pone en movimiento a una multitud de insectos vivos en todas direcciones, as la conciencia del pecador, movida por el Espíritu, o los juicios de Dios, pone ante la vista del pecador millares de hechos que llenan su alma con agona y terror.

El duque de Wellington dijo una vez que poda haber salvado las vidas de un millar de hombres cada ao si hubiese tenido buenos capellanes o ministros de la religin en su ejrcito.

La angustia de sus mentes reaccionaba sobre sus cuerpos y les mantena en continua fiebre. Es nuestro bendito oficio decir de Uno que puede ministrar a las mentes de los enfermos, cuyas gracias puede librar de mala conciencias y por quien todos los temores internos y turbaciones
son quitados.

Carlos IX de Francia, en su juventud, era humano y sensible; el enemigo que le atent fue la propia madre que le haba criado. Cuando ella le propuso por primera vez la matanza de los hugonotes, l exclam con horror: No, no, seora; son mis amantes sbditos. Entonces era la hora crtica de su vida.

Si l hubiese mantenido esta sensibilidad natural contra el derramamiento de sangre, la noche de S. Bartolom no habra ensuciado la historia de su reino y l mismo se habra librado del terrible remordimiento que le hizo volver loco en su lecho de muerte.

A su mdico le dijo en los ltimos momentos: Despierto o dormido, veo formas de cuerpos mutilados de hugonotes pasando delante de m. Estn chorreando sangre. Me hacen odiosas muecas. Me sealan sus heridas y se burlan de m. Oh, si hubiese hecho, por lo menos, preservar a los nios de pecho! Entonces rompi en gritos y gemidos de agona; un sudor
sanguinolento sala de los poros de su piel.

Es uno de los pocos casos de la historia que confirma la posibilidad del fenmeno que sufri -pero en bien diferente sentido- nuestro Seor cuando padeci por nosotros las angustias de Getsemani.

La angustia del cobarde rey era el fruto de haber resistido, durante aos, los mejoressentimientos de su juvenil conciencia, hasta caer en el extremo de la culpa.

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