Nuestra historia comenz hace tres meses. Mi esposa Delmis y yo servimos en Espaa como pastores de jvenes en la Iglesia Bautista de Sevilla. La bendicin de Dios pareca que estaba presente en nuestro ministerio juvenil debido al crecimiento del grupo.
Hasta que en enero del 2011, comenzamos a experimentar lo que sera la mayor tormenta de nuestra vidas. Mi esposa y yo comenzamos a experimentar una serie de fuertes tormentas fsicas y espirituales que afectara nuestro ministerio. El temor, la angustia y la ansiedad eran las olas a las que nos enfrentbamos. Sentamos que nuestra barca no resistira. El diablo nos haca creer que estbamos solos y que la solucin era dejar el ministerio. Pero fue en este tiempo cuando Dios me llev a refugiarme en la oracin. l dice en su Palabra, Acercaos a Dios, y l se acercar a vosotros (Santiago 4:8). En una de las noches, mientras oraba desde lo ms profundo de mi corazn, deseando una palabra de Dios para saber hacia dnde ir. Sent que el Espíritu Santo me llev a Romanos 8:35-39.
Quin nos separar del amor de Cristo? Tribulacin, o angustia, o persecucin, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?.. Antes, en todas estas cosas somos ms que vencedores por medio de aquel que nos am. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ngeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podr separar del amor de Dios, que es en Cristo Jess Seor nuestro.
Mientras le estos versculos, senta que Dios pasaba su mano de amor sobre mi vida y me imparta paz. Dios me estaba dando un ancla para nuestra barca.
Aquella noche Dios me ense tres verdades que deseo compartir con vosotros:
- La primera: que por ser hijos de Dios y especialmente lderes juveniles, no estamos exentos de experimentar toda clase de tormentas; olas tan grandes como la angustia, la soledad, el miedo al fracaso, o el temor a perder todo lo que ms amamos.
- La segunda verdad: Dios usa nuestras experiencias en la tormenta como lderes juveniles para ayudar a otros que estn atravesando las mismas tormentas.
- Y la tercera verdad: nada me podr separar del amor de Dios. Por muy grande que sea tu tormenta, nada en este mundo te podr separar del amor de Dios. En el versculo 37, Pablo nos declara, que ante todo lo que puedas estar atravesando, eres ms que vencedor en Cristo.
Cul es la tormenta que te impide seguir hacia delante? No puedo imaginarla, pero quiero decirte algo desde lo ms profundo de mi corazn. No pierdas la esperanza, porque nada te podr separar del amor Dios, tu herencia es ser victorioso en Cristo, as que si lees estas palabras, recuerda que Dios es tu ancla fuerte en la tempestad.
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