Durante las últimas décadas hemos observado que en muchas iglesias, la importancia de educar en cuanto a misiones ha cobrado vital importancia. Tanto adultos como jóvenes se ven involucrados en el qué hacer misionero dentro de la iglesia local. Sin embargo, existe la realidad de que a los niños los dejamos un tanto olvidados, y no nos percatamos de la gran necesidad de enseñar a la niñez acerca de la gran comisión que Cristo no dejó, de “ir y hacer discípulos”.

Veamos algunas razones por las cuales debemos enseñar a los niños acerca de las misiones:

Porque los niños pueden ser parte de la gran comisión.
El niño cristiano debe llegar a tener conciencia de que es necesario compartir el evangelio a otras
personas, sabiendo que es un mandato de Cristo, (Mateo 28:19-20). Ellos pueden involucrarse orando, ofrendando, apoyando a los misioneros, y ¿por qué no evangelizando?

Porque dará continuidad a la obra misionera de la iglesia local.
Es una realidad que si enseñamos a la niñez de nuestra iglesia a involucrarse en la obra misionera, cuando ésta crezca será la que siga impulsando las misiones en la iglesia local. Es decir, esta generación será la que continúe cumpliendo la gran comisión que Cristo dejó. Ellos son los que seguirán inculcando la obediencia de llevar el evangelio a todas las naciones.

Porque son un potencial para la obra misionera.
Los niños, a los cuales enseñamos, pueden ser los misioneros del mañana. Si les enseñamos a que oren, ofrenden y apoyen a la obra misionera, su corazón estará más sensible al llamado que Dios tiene para ellos. Grandes y muchos misioneros que Dios ha usado alrededor del mundo, han afirmado que desde su niñez fueron encaminados en las misiones, por ejemplo:
Misioneros del ayer: Hudson Taylor
Misioneros de hoy: Francisco y Shirley Gross