“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
Un joven, deseando ser una bendicin en las manos de Dios, pregunt al pastor: “Necesito dejar el mundo para vivir una vida santa?” “No”, contest l, “basta que usted viva de tal manera que el mundo perciba qu es un cristiano.”
Cuando nuestros amigos, nuestros parientes y todos que viven al nuestro rededor miran a nosotros, qu veem? Una persona mundana, con los mismos vicios de las dems personas que viven en el mundo o una persona diferente, comprometida con el Seor y Sus enseanzas en las Escrituras?
Hemos inspirado transformacin de vidas o apartado an ms las personas de la presencia de Dios? Somos imitados o evitados? Somos un ejemplo a seguir o una piedra de tropezn para nuestros hermanos?
Estamos en el mundo para alumbrar los lugares sombros. Tenemos la incumbencia de mostrar el camino a los perdidos. Cristo sigue con nosotros, cuida a nosotros, nos orienta para que seamos bendiciones en todos los momentos. La mayor bendicin que podemos recibir en este mundo es ser una bendicin para los que no saben lo que hacer y ni adonde ir.
Jess nunca nos mand dejar el mundo. Es en el mundo que debemos vivir. Es en medio al pecado que debemos testificar. Es en los ambientes de tinieblas que debemos brillar. Es en los campos de mentiras que debemos sembrar la verdad.
Somos cristianos y eso nos basta para vivir una vida Santa.
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