“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

“Puedo hasta tardar en hacer lo que Dios desea que haga, pero siempre estoy haciendo algo para Él. Y veo que mis hermanos están siendo bendecidos y yo no”, decía Raimundo a un hermano de edad de la iglesia. “¿Ya has parado para meditar que una obediencia demorada es casi una desobediencia?” , dijo el hermano más experimentado.

¿Qué lugar el Señor ha ocupado en nuestras vidas? ¿El primero u otro cualquiera? ¿Hemos ofrecido a Dios nuestras primicias o lo que nos sobra? ¿Hemos puesto nuestros intereses como prioridad o los de Dios, recordando que nuestros intereses necesitan la dirección y la gracia de Él?

Si deseamos las maravillosas bendiciones de nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo, debemos ponernos delante de Él, ofrecer nuestro mejor y esperar Su dirección para todo lo demás en nuestras vidas. Sin Él nada podemos hacer y tratar de hacer algo sin Él es pérdida total de nuestro tiempo.

Cuando obedecemos la voluntad de Dios y nos alegramos en servirle, mucho antes de servir a nosotros mismos, nuestros corazones se llenan de regocijo, nuestras vidas son alegres y victoriosas, nuestros días son fructíferos y nuestro futuro será en el hogar celestial, para siempre .

¿Has obedecido la voluntad del Señor antes de cualquier cosa o sólo cuando nada más tiene que hacer?

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