“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamentoanuncia la obra de sus manos”
(Salmos 19:1).
Un hacendado llam el vecino para pedir una herramientaprestada. Al llegar al portn, lo vecino dijo: “Disculpe pordemorar un poco. Estaba haciendo mis oraciones”. Elhacendado, un incrdulo burln, pregunt: “Cmo sabes quexiste un Dios?” Lo vecino explic: “Vea all en la calle.Un hombre pas por aqu. Yo no lo vi, pero, s que pas acausa de las marcas que dej de sus pasos. Yo nunca vi Diosy ni o Su voz, pero, al mirar en rededor veo, en lanaturaleza, las marcas de Su existencia. Yo necesitara dems fe para rechazarlo de lo que para aceptarlo.”
En todos los lugares y en todos los momentos, sentimos lapresencia de Dios. Si una leve brisa toca nuestro rostro,sabemos que Dios est presente. Si bebemos un vaso de agua,glorificamos a Dios por darnos esa bendicin. Si el sol noscalienta del fro y alumbra el camino por donde pasamos,vemos como Dios cuida a nuestro bienestar. Si miramos loscielos, las estrellas, los bosques, los mares, los ros, lasbellas flores que perfuman los jardines, tenemos la plenaconviccin de la existencia de Dios, que todo cre anosotros.
Algunos piensan que Dios es apenas para un momento de cura,para una busca de prosperidad, un protector para nuestrosmomentos de inseguridad. Es todo eso, s, pero es mucho ms.Que sera de nuestras vidas si l no estuviese al nuestrolado, alegrando nuestros das, consolndonos en los momentosde decepciones, dirigiendo nuestros pasos para quetuvisemos una vida abundante y feliz. Es nuestro mejorAmigo, el Consejero que tiene siempre una palabra paranuestra motivacin. Para cualquier lado que miramos, vemosDios. Y hasta cuando nos miramos en el espejo y vemosnuestra imagen, engrandecemos el nombre del Seor que noscre.
Sabemos que Dios existe. sa es la razn de nuestrafelicidad!
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