Para reflexionar..La Madre Que Conversa Con El Padre

Para reflexionar..
La Madre Que Conversa Con El Padre

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevis mucho fruto, y seis as mis discpulos” (Juan 15:8).

“Un nio anhelaba ropas nuevas. Pidi a su madre que hablase con el padre para que comprase las ropas para l. La madre, cariosamente, sugeri que sera mejor l mismo pedir al padre que le comprase las ropas. El nio dijo a la madre”:
“S, podra pedir al pap, pero usted sabe hablar con l mejor que yo.”

Cmo es bueno tener una madre qu sabe hablar con el Padre!
Sentimonos ms seguros, ms protegidos, ms felices.
Precisamos del Padre para cada da de nuestras vidas y saber que nuestra madre est constantemente intercediendo por nosotros hace nuestra vida ms tranquila y agradable.

Feliz del hijo que tiene una madre que coloca la vida y el lar delante del trono de Dios. Feliz es la madre que ve sus hijos andando en el camino del Seor. Feliz del lar cuya madre, padre y hijos se dejan dirigir por el Esprito Santo de Dios, alabando y glorificando al Seor en todas sus actitudes.

Hablar con el Padre no debe ser privilegio de nuestras madres. No puede ser una accin de un da especial del ao.
Debe ser un costumbre de todos nosotros, a cada momento, a cada decisin a tomar, en las horas de dificultades y de
regocijo tambin. Hablar con el Padre debe ser el
combustible que mueve nuestro corazn durante todo el vida.

Nuestra madre se pone muy contento cuando puede hablar con el Padre a nuestro favor. Se pone feliz tambin cuando nos ve hablando con el Padre a su favor. Se queda con el corazn lleno de goce cuando ve el lar alumbrado por la presencia de Jesus Cristo, tanto por sus oraciones como por las oraciones del esposo y de los hijos. Una madre si siente victoriosa cuando constata que su lar est firmado en la roca y que los
vientos y tempestades del mundo no son capaces de
derribarlo.

Cuando la madre sabe conversar con el Padre y los hijos, por su ejemplo, tambin lo saben, entonces el lar produce muchos frutos espirituales y es alumbrado por una constante y verdadera felicidad.