“Yo soy la vid, vosotros los pmpanos; el que permanece en m, y yo en l, ste lleva mucho fruto; porque separados de m nada podis hacer” (Juan 15:5).
“El que merece elogios y nunca recibe es mejor que el que recibe elogios sin merecerlos”.
El mayor elogio que podemos recibir es que somos hijos del Dios Altsimo. Otro gran elogio que merecemos recibir es que estamos alegres porque Jess vive en nuestros corazones. Somos dignos de elogio por saber a dnde vamos, por recibir la gua del Seor en todas nuestras andanzas. Es posible que no recibamos estos elogios, pero por qu deberamos recibirlos? Quien merece el elogio es nuestro Seor y Salvador Jesucristo. A l gloria, honor, alabanza para siempre.
Hombres y mujeres viven ansiosos por ser aclamados, aplaudidos, por ocupar un lugar destacado en la sociedad. Quieren recibir los elogios y no los merecen. Sin Cristo no somos nada, no tenemos nada, no podemos hacer nada.
Los sabios son aquellos que reciben felicitaciones e inmediatamente se los pasan a Dios. l es nuestro todo, la razn de toda nuestra vida. Qu bueno es conocer al Seor y darle todo el mrito de nuestros logros.
Si mereces alabanza, es una seal de que Jesucristo es tu Seor. Congratulaciones.
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