“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Una hermana se quejaba con otra después de una reunión de señoras: “He intentado hacer lo mejor dentro de mis posibilidades, pero siempre estoy oyendo críticas”. La otra le dijo: “Hay una manera segura de nunca ser criticada, no haga nada, no diga nada, no sea nada.”
¿Qué estamos buscando al hacer la obra del Señor? ¿Agradar a los hombres oa Dios? Hay muchos que no hacen nada sino encontrar defectos en aquellos que están listos para trabajar. “La hermana del coro no canta bien”, “el predicador ha sido fatigoso”, “aquella muchacha nunca se viste correctamente”, “aquel hermano está en todas”, y generalmente terminan con uno “por eso me quedo sentado en mi banco sólo mirando . “!
Los que trabajan con alegría para el Señor no deben preocuparse por los comentarios que llegan de las personas que no hacen nada. Cuando ponemos nuestras vidas en el altar de Dios, todo lo que hacemos es una gran bendición, nuestros corazones están siempre llenos de júbilo, nuestra felicidad es total.
Los que sólo critican, no tienen un testimonio a dar, no tienen un motivo para agradecer, no tienen un cántico para alabar, no tienen vida abundante y ni esperan el “venid, siervo bueno y fiel”. No hacen nada, no proclaman nada, no son nada.
Recuerdo que luego el primer día que fui al culto, después de abrir mi corazón a Jesús, un hermano me apunto el dedo y me criticó por una tontería. Yo estaba firme, alabé al Señor, fui llamado al ministerio, estoy aquí después de 44 años de comunión con Dios. Aleluya . la crítica pasó y yo permanecí. Alabado sea el nombre de mi amado Salvador.
Visitas: 5