“Sustenta mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen” (Salmos 17:5).
“La afliccin ensea a una persona mala a buscar tiempo en oracin; la prosperidad nunca”.
Creo que he comentado esto varias veces en mensajes enviados en los ltimos 24 aos. Dios a menudo nos permite pasar por aflicciones, angustias, problemas en el hogar, falta de dinero, inseguridad y miedo para aprender a orar y confiar en l. Cuando todo va bien, cuando nuestros das son prsperos y no falta nada, a menudo nos jactamos de que somos capaces de manejar todo lo que aflige a los dems sin vacilar un momento. Y cuando nos damos cuenta de que Dios est lejos, o estamos lejos de Dios, no tenemos fuerzas para un nuevo comienzo o para un arrepentimiento que pueda sanar las heridas de nuestra alma.
Debemos, incluso si todo va bien, entender que el Dios que dirige a los afligidos tambin debe ser la Gua de los prsperos. Angustiados o en completa paz, estemos delante del altar del Seor para l abrazarnos, acariciarnos, dirigirnos segn Su voluntad. Con afliccin, debemos buscarlo. Con prosperidad debemos buscarlo. Cualquiera sea la situacin o circunstancia, nuestros ojos deben estar puestos en el Seor, para que nunca tengamos nada de qu avergonzarnos.
El Seor es responsable de su xito en el futuro, sea cual sea su situacin actual.
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