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“No somos un ministerio grande, pero sí somos un gran ministerio”

LOS DAOS DE LA TORMENTALee Eclesiasts 8:6-8; 9:1

LOS DAOS DE LA TORMENTA
Lee Eclesiasts 8:6-8; 9:1

Desde que era niito, a Mateito le haba encantado el arce gigante de su jardn de atrs. Haba escondites secretos arriba entre sus ramas frondosas, y en alguna poca haba jugado a Tarzn en un largo columpio de soga. Pero una noche, una fuerte tormenta de viento arranc una gran rama del antiguo tronco y le dej una larga cicatriz blanca. Se vea doloroso, y Mateito sinti una genuina tristeza cuando lo vio a la maana siguiente.
Veo que esta vez perdi una gran rama. El padre de Mateito camin sobre un montn de hojas hmedas y se par a su lado.

Me hace sentir mal dijo Mateito. Entonces cambi de tema abruptamente. Pap, ayer el seor Reyes en la escuela nos habl de un doctor que ayuda a la gente a morir cuando quiere morirse. No es eso malo? pregunt.

Cree el seor Reyes que estaba bien? pregunt pap.

No, l cree que deberan ponerle freno a ese doctor dijo Mateito.

Pap mir al cielo azul despejado, que la lluvia haba limpiado.
Solo Dios debera controlar la vida y la muerte, Mateito dijo pap suavemente. Incluso antes de nacer, l tiene un plan para cada uno de nuestros das, y a nosotros no nos toca tratar de cambiar ese plan. Pap seal el rbol daado y pregunt: Crees que deberamos quitar ese rbol viejo ahora? Va a perder ms ramas con cada tormenta fuerte.

Todava da sombra en el verano, y me gusta el sonido del viento en las hojas y, bueno extraara los colores rojos cada otoo dijo Mateito.

Incluso las ramas negras peladas contra nuestro cielo de invierno son bellas dijo pap. Despus puso el brazo en el hombro de su hijo y agreg: Es posible que llegue el momento en que tendremos que cortar este viejo rbol, pero la Biblia nos ensea que la vida humana es muy especial y muy distinta. Porque estamos hechos a la imagen de Dios, le pertenecemos a l. No importa qu ocurra o cun daados por la tormenta lleguemos a estar, podemos confiar en que nuestra vida, de principio a fin, est en sus manos.

Y T?
Te preguntas acerca del valor de vivir con dolor o como una persona dbil y anciana? Dios dio la vida en primer lugar, y solo l sabe cundo debe terminar. Debemos dejarle a l esa decisin.

MEMORIZA:
T has determinado la duracin de nuestra vida. T sabes cuntos meses viviremos, y no se nos conceder ni un minuto ms.
Job 14:5

Dios controla la vida y la muerte

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