
La Soberbia no puede ser una caracteristica en ningun tipo de liderago.
En nuestra trayectoria de liderazgo cristiano TODOS nosotros, sin excepcin, hemos tenido actitudes, conductas y toma de decisiones que con claridad sacaron a la luz rasgos de soberbia escondidos en lo ms profundo de nuestro ego.
La soberbia representa uno de los mayores peligros para todo lder, independientemente del mbito en que se desempee. Desde una perspectiva bblica y pentecostal, este defecto no solo afecta la eficacia del liderazgo sino que tambin obstaculiza la relacin con Dios y con quienes nos rodean.
La soberbia se manifiesta cuando un lder comienza a creer que sus logros y posicin se deben exclusivamente a sus propios mritos, olvidando que todo don y capacidad proviene de Dios. Como nos recuerda Santiago 4:6, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.
Un lder soberbio tiende a: Rechazar consejos y correcciones, menospreciar a quienes considera inferiores, buscar reconocimiento constante, centralizar las decisiones sin delegar responsabilidades y concentra el poder.
La Biblia ofrece numerosos ejemplos de lderes que cayeron por causa de la soberbia. El rey Nabucodonosor, como relata Daniel 4, fue humillado por Dios hasta que reconoci que “el Altsimo tiene dominio sobre el reino de los hombres”. Tambin podemos recordar a Sal, quien desobedeci a Dios por su arrogancia y perdi el reino.
Proverbios 16:18 advierte: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la cada la altivez de espritu”. Esta verdad se ha comprobado repetidamente en la historia de lderes que, al enaltecerse, terminaron cayendo dramticamente.
La tradicin pentecostal enfatiza particularmente la dependencia del Espíritu Santo como antdoto contra la soberbia. Un verdadero lder pentecostal reconoce que el poder no proviene de sus capacidades naturales sino del derramamiento del Espíritu, como ocurri en Pentecosts (Hechos 2).
En la cosmovisin pentecostal, el liderazgo efectivo se caracteriza por:
- La bsqueda constante de la direccin del Espíritu Santo, el reconocimiento de los dones espirituales en otros, la valoracin de la comunidad de creyentes como cuerpo de Cristo y la manifestacin del fruto del Espíritu, incluyendo la mansedumbre, entre otros.
Cristo mismo estableci el modelo definitivo de liderazgo cuando, siendo Dios, “se despoj a s mismo, tomando forma de siervo” (Filipenses 2:7). Este liderazgo de servicio contrasta radicalmente con la soberbia que busca ser servida.
El verdadero liderazgo desde la perspectiva bblica y pentecostal nunca se ejerce desde la imposicin sino desde el ejemplo de servicio y humildad, siguiendo las palabras de Jess: “El que quiera hacerse grande entre vosotros ser vuestro servidor” (Mateo 20:26). Aydanos Seor!
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