“No somos un ministerio grande, pero sí somos un gran ministerio”

La fe mueve la mano de Dios?

La fe mueve la mano de Dios?

 

manos de dios

El Mesas, a mitad de su ministerio sobre la tierra, haba demostrado con derroche su gran
sabidura en sus sermones, su inigualable poder y autoridad en sus milagros. Su fama se haba
extendido a lo largo y ancho del pas. En todo pueblo o aldea que visitaba, era seguido,
frecuentemente, por una multitud de gente con muy diversas expectativas. Fue entonces que
decide llevar consigo las bendiciones a sus coterrneos, a aquellos que le conocieron desde su
niez y durante su juventud, a los que vivan en la regin occidental, contigua al Mar de
Galilea.

El regreso de Jess a su tierra est relatado en Mateo 13:53-58 y Marcos 6:1-6Marcos 6:1-6

Jess en Nazaret 6 1Sali Jess de all y vino a su tierra,a y lo seguan sus discpulos. 2Cuando lleg el sbado, comenz a ensear en la sinagoga;b y muchos, oyndolo, se admiraban y preguntaban: –De dnde saca este estas cosas? Y qu sabidura es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? 3No es este el carpintero,c hijo de María, hermano de Jacobo, de Jos, de Judas y de Simn? No estn tambin aqu con nosotros sus hermanas?d Y se escandalizaban de l. 4Pero Jess les dijo: –No hay profeta sin honra sino en su propia tierra,e entre sus parientes y en su casa. 5No pudo hacer all ningn milagro, salvo que san a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos. 6Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Misin de los doce discpulos Y recorra las aldeas de alrededor, enseando.

Ellos
conocieron a la familia de Jess, su padre, madre, hermanos y hermanas. Tambin conocieron
el oficio de Jos que tambin fue ejercido por Jess. Vieron y admiraron muchas maravillas,
que acompaadas de enseanzas profundas y sabias, mostraban a Jesucristo de una forma
irreconocible.

En vez de aceptar sus milagros y glorificar a Dios que se estaba manifestando, se
escandalizaron de l, cerraron sus corazones a la evidencia, y por tanto, el relato evanglico
termina con las tristes palabras: Y por la incredulidad de ellos, no hizo all muchos
milagros (Mt. 13:58). Y en Marcos 6:5,6 el evangelista manifiesta que fueron sanados unos
pocos, pero Jess qued asombrado por la incredulidad de ellos (NVI).

Qu palabras tan extraas, descubrir que los milagros de Dios pueden ser detenidos y
postergados por nuestra incredulidad. La Iglesia no est exenta de este tipo de actitudes. Nos
malacostumbramos a nuestros servicios fros e ineficaces. Entramos y salimos de la Casa de
Dios sin que nada extraordinario ocurra. El peor cncer que le puede afectar al misionero es
no tener fe que Dios puede cambiar radicalmente su entorno, y por consiguiente,
acostumbrarse a no ver el obrar maravilloso de Dios, ni a procurarlo tampoco. Dios desea
bendecir a su pueblo y a sus siervos. Las promesas de Dios no fueron dadas para ser
entendidas, sino aceptadas. Los vecinos y amigos de Jess se detuvieron demasiado en tratar
de entender lo que estaban viendo y oyendo, mientras tanto, dejaron pasar la oportunidad de
que Jess derramara todas sus bendiciones (milagros y prodigios).

Los misioneros deben creer en un Dios grande, Todopoderoso y Hacedor de milagros. Las
huestes infernales de maldad se empearn en desanimar a los siervos de Dios, tratarn de
convencerles de que somos un continente pobre, de que la dureza del corazn de los pueblos
inalcanzados es demasiado tenaz para nuestras habilidades y recursos.

Fe es la mdula sea de nuestro servicio misionero. All se producen los anticuerpos para
toda duda, inquietud, ansiedad y desnimo. El misionero nunca debe dejar de espectar la
maravillosa irrupcin de Dios en la historia vez tras vez. Cada maana deber levantarse
deseoso de disfrutar y ver la mano poderosa de Dios sanando, restaurando y transformando
vidas.

El misionero jams deber rendirse a mirar con estoicismo el pasar de los das sin que nada
ocurra. El no vivir en la dimensin del maravilloso actuar de Dios marchita la fe, el gozo y la
brillantez del vivir. Recordemos que vamos en la autoridad del Hijo de Dios, en el poder del Espíritu Santo, a modelar vidas que debern ser deseables y atractivas a los ojos de aquellos
que viven en la oscuridad. El poder de Dios no ha menguado ni se ha devaluado, y los
misioneros son los llamados a mostrar en sus propias vidas lo delicioso que es vivir bajo la
proteccin y cuidados de Dios, para que los incrdulos aoren y admiren el Dios Bueno de
los cristianos.

Para encontrar ms artculos escritos para FAM, busque en la pgina web www.famiter.org

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