Lectura bsica: Isaias 57:15-19
Texto clave: He visto sus caminos; pero le sanar, y le pastorear. Is. 57-18
El primer da que llegu al hospital la vi postrada en su cama. Es imposible estar en una sala compartida y no voltear a ver a los dems enfermos que ah se encuentran. Ella se vea como hundida en la cama. Su mirada era dura como llena de enojo y a pesar de ser bonito, su rostro reflejaba gran amargura.
Resultaba imposible sostener la mirada frente a ella porque no era nada amistosa ni siquiera con las personas que la rodeaban para cuidarla. Se escuchaba que levantaba la voz airada contra quien estuviera junto a ella.
No alcanc a conocer bien su padecimiento pero desde el primer da sent una necesidad imperiosa de acercarme a ella y hablarle del amor de Dios. Perciba yo en cada uno de sus actos, ah postrada en su cama, que tena un gran vaco de Dios y que el Seor me haba enviado para ayudarla. Sin embargo, pasaban los das y no encontraba la forma de acercarme.
Or cada da que estuve ah, en la cama frente a la suya, para que Dios dispusiera el momento oportuno para acercarme a ella y compartirle la palabra.
Y Dios escucha, porque un da desaparecieron de pronto todos sus familiares y la vi sola, como buscndolos con la mirada y me acerqu. Pregunt si necesitaba algo y le dije que cada da haba deseado llegar a saludarla pero hasta entonces no haba sido posible. Y me sonri. Agradeci que me acercara en ese momento en que estaba solita y me retir cuando un familiar volvi a acompaarla.
Pero como Dios ya haba abierto la puerta, aprovech cada momento que la dejaron sola para ir solamente a saludarla, a preguntar por su salud y a decirle que Dios estaba pendiente de ella y esperando que le pidiera la bendicin de su sanidad para drsela.
No pregunt por sus creencias solamente habl de un Dios Todopoderoso que sana y que salva. Pude ver que alguien peg una imagen en la cabecera de su cama. Despus de que le habl del Dios de la Biblia, la vi leyendo un librito que pareca de meditaciones y luego uno ms grande que pareca una Biblia. No indagu al respecto pero segu hablndole del gran amor de Dios y de su necesidad de conocer a Jesucristo para conseguir su salud.
Y el da que anunciaron que le daran de alta le llev a regalar un libro que podr continuar hablndole de los cosas de Dios y llevarla a conocer plenamente la salvacin.
Un beso fue el regalo que recib de una de sus hermanas, dijo, por haber conversado con ella y haberle obsequiado el libro.
Mi fe sigue en pie confesando que el Espíritu Santo har la obra no solamente en ella sino en toda su familia. Y estar pendiente de ello. A Dios sea la gloria.
OREMOS por aquellos que sufren de amargura y de enfermedad sin saber que hay un Dios que da paz y gozo y sanidad.
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