| La escena es espeluznante! En medio de edificios semidestruidos corren grupos de pequeos harapientos, greudos y sucios. Esperanzados de hallar una cscara, un pedazo de pan con que desayunar, escarban en la basura. Bajo unos cartones y trapos mugrientos, yace el cuerpecito de un recin nacido que muere convulsionado por las drogas que se inyectaba su madre antes que l naciera. Cerca se oyen los disturbios de una pandilla de adolescentes que rie con otra. Esos, tambin nios an, son padres enloquecidos de los nios que lloran de hambre.
La pelcula de ciencia ficcin se llama “Ciudad del Futuro”. Nos consuela que la escena es slo gestada toda en la mente maquiavlica de algn productor de cine. Apagamos la “tele”; pero no se apaga la inquietud. Ser proftica la visin de aquel productor? Ser un cuadro que desafortunadamente ya se vive en algunas urbes del mundo?
Apaciguamos la conciencia. “No son NUESTROS nios… gracias a Dios que los NUESTROS no viven as. Pero de nuevo la con ciencia penetra la mente: “Bien sabis que lo que esos nios sufren en lo fsico, sufren mucho ms en lo mental, en lo moral y en lo espiritual. Su hogar, su ciudad, su nacin son basureros morales. Son tambin nuestros nios. Qu haris?
Satans ha emprendido un fuerte ataque en su estrategia de destruir reas de la sociedad en que se desarrolla el nio: la familia, la iglesia, la escuela, el gobierno, el arte, los medios de comunicacin y el comercio. Sabe bien que al lograr destruir o contaminar esas influencias, controla la nacin.
Hay estadsticas que indican que en dos de cada tres familias habr que resultar en la destruccin emocional del nio. Se informa que en cierto pas latinoamericano, 25% de los nios han sufrido algn abuso sexual de parte de un familiar. El nio as se destruye moralmente.
Procura el diablo destruir la fe del nio. El ocultismo, el espiritismo y las religiones orientales ganan adherentes. Se satura la mente del nio de mentiras evolucionistas, ateas y humanistas. El rap y el rock crean mundos alucinantes de droga y violencia. Programas televisivos para nios proyectan seres mgicos que practican sus conjuros y empujan hacia el espiritismo.
El cuadro es terrible; pero la verdadera tragedia sera cruzarnos de brazos, asumir la actitud de que no hay nada que hacer y permitir esa destruccin desenfrenada. De qu manera iremos al contraataque? Muchos nos desanimamos el mircoles en la semana de marcha alrededor del Jeric espiritual. Slo a base de la perseverancia podemos llegar a ver desplomarse las defensas del enemigo.
Ojal que cada congregacin, cada grupo interesado en el nio se reuniera con determinacin e inters para planear especfica e inteligentemente la estrategia de guerra Espiritual. Se requiere un poco de investigacin. Hay que formular preguntas claves para descubrir cules estrategias est empleando el enemigo para destruir al nio en las diferentes reas.
Por ejemplo, para realizar una investigacin de los medios de comunicacin se podra hacer una encuesta entre nios de la iglesia como tambin entre los del barrio. Se les podra preguntar: cules son sus programas favoritos de televisin? Quisiera ser como l o ella? Qu comercial sabe decir o cantar de memoria? Qu se ve en el comercial?
A los padres o a las programadoras se les puede pedir una breve descripcin de los programas que se proyectan durante el horario de los nios. Cules son los originarios de otros pases? cul el es contenido? Hay cable o satlite? Tienen los nios acceso a canales pornogrficos? Tienen las familias videograbadoras? Qu videos alquilan?
Cada informe de los resultados de esas encuestas se debe presentar por escrito. Al obtenerlos, el dirigente o pastor puede planear un programa de accin. Hay que establecer tiempos para ayuno, oracin e intercesin y motivar a la congregacin a unirse en esta guerra para rescatar a los nios.
Al descubrir los daos que el enemigo hace, la iglesia ha de buscar la forma de arrebatar las horas que tiene para influir en los nios. Conseguir programas radiales y televisivos evanglicos. Difundir videos y audiocassettes con buena msica y mensajes de nimo. As se contrarrestan los ataques satnicos y el tiempo de los nios se ocupa con enseanzas edificantes.
Hay que ensear a los nios cmo emplear armas ofensivas contra el enemigo. El Espíritu Santo mora en mentes y cuerpos inmaduras, pero puede obrar a travs de ellos as como a travs de adultos. Nuestra responsabilidad es adiestrarlos para ser fuertes soldados, listos para la batalla que les espera. Las mismas investigaciones que se hagan nos podrn ayudar a orientar a los nios para que sepan cmo el enemigo quiere destruirlos. Luego les podemos ensear cmo estar pendiente para resistir sus artimaas.
El enemigo no espera hasta que los nios sean grandes para atacarlos. Es tan rudo con el indefenso como con el que se sabe defender. Al no actuar le cedemos el corazn del nio al diablo como si se lo pusiramos personalmente en las manos. Si queremos salvar al nio hay que actuar. El trabajo descansa en nuestros hombros. |
