No hace mucho tiempo, a mitad de la semana, estuve caminando por el auditorio de nuestra iglesia. El cuarto estaba vaco y haba un silencio total. Es ms, estaba oscuro, excepto por los sealamientos de salida que nunca se apagan. Camin por el pasillo central y me par all sin que ninguna otra persona estuviera presente en el auditorio. Y sabe qu? La experiencia no fue tan emocionante o inspiradora. Sin la presencia del pueblo de Dios y sin el Espíritu de Dios encendiendo el lugar con su poder, no era gran cosa. Slo era un cuarto vaco y oscuro.
He aprendido que lo mismo es cierto en cuanto al predicador.
Es importante que nosotros los pastores perfeccionemos nuestras habilidades en la predicacin y la enseanza. Pero es an ms importante que dependamos del poder del Espíritu Santo en estas cosas. Cualquier pastor que no se sienta dbil y a veces nervioso y temeroso no est siendo honesto consigo mismo. No haga eso.
An Pablo batallaba con tal debilidad: Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicacin fue con palabras persuasivas de humana sabidura, sino con demostracin del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no est fundada en la sabidura de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:3-51 Corintios 2:3-5
Spanish: Biblia Reina Valera – revisin de 1995 – RVR95
3Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;c4y ni mi palabra ni mi predicacin fueron con palabras persuasivas de humana sabidura, sino con demostracin del Espíritu y de poder,d5para que vuestra fe no est fundada en la sabidura de los hombres, sino en el poder de Dios.
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Me encanta la humildad, la vulnerabilidad y la dependencia de Pablo. l dice la verdad. l admite su debilidad. l describe sus sentimientos. l no se preocupa por lo que los otros pensarn. Pablo realmente le dice a los corintos, Soy una persona necesitada al igual que ustedes, y necesito depender del poder del Espíritu al igual que ustedes. Porque las cosas no tienen que ver conmigo; tienen que ver con el Seor.
Esta semana camine a solas en el saln donde usted predica. Prese all por unos minutos en la oscuridad, el silencio y el espacio vaco. Permita que el silencio le envuelva. Recurdese, como yo lo trato de hacer regularmente, que todo tiene que ver ENTERAMENTE con Dios SU poder y SU gloria y nada tiene que ver con el predicador.
Sin el poder de Dios obrando en nuestra debilidad, hermanos, nuestra predicacin es como ese cuarto oscuro y vaco.
Qu tal nosotros? Estamos dependiendo de Dios, aceptando con humildad nuestras debilidades? Qu podemos cambiar en nuestras vidas para seguir este sabio consejo?