Cules son las trampas que debo evitar como predicador?
Cules son las trampas que debo evitar como predicador?
Artculo escrito por Joan Garca del Toro
Caer el ave en lazo sobre la tierra, sin haber cazador? Se levantar el lazo de la tierra, si no ha atrapado algo?
(Ams 3:5)
Es algo casi comn caer en ciertas y determinadas trampas que el cazador de nuestras almas nos pone por delante. Otras son puestas por uno que otro hermano que sin darse cuenta est siendo usado por el enemigo del creyente, el diablo. Otras, nosotros permitimos que nos atrapen. El apstol Pablo le escribe a los corintios para que Satans no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones estaba explicando que el enemigo pondr trampas a su camino, por ningn motivo lo olvides. No podemos darnos el lujo de que el diablo nos de en el piso como decimos los cubanos, en lo que se refiere a la predicacin o al predicador mismo en este caso. Hay una serie de obstculos que se interpondrn entre nosotros y el triunfo de nuestro ministerio como predicadores.
Por eso debemos evitar a toda costa deslizarnos en los tres peligros ms comunes que nos acechan a los predicadores.
1-Conformidad.
El sentido del placer por haberlo aprendido todo ya, es algo que desestabiliza a muchos predicadores actualmente. Es un sentimiento que nos embarga trasmitindonos un deseo nulo por la superacin personal como predicadores. La conformidad es la madre de todos los males que afrontamos en nuestros ministerios. Max Depree nos dice: no podemos convertirnos en lo que debemos ser si permanecemos como estamos, cuanta realidad contiene este pensamiento. La superacin nunca ser algo esttico, un cuerpo muerto, ms bien es un constante movimiento del alma del predicador hacia la preparacin de su vida como ministro del evangelio, y como presentador de verdades eternas.
Seales de conformidad en nuestros ministerios como predicadores.
*-El estudio que antes era prioridad se ha convertido en algo pasajero.
*-Autosatisfaccin por el mensaje predicado. No digo que sentirte alegre porque Dios nos este usando sea malo, solo digo que cuando sientes que tu homila ya no necesita ser perfeccionada puede haber conformidad en tu vida.
*-No necesitas aprender de nadie, ya lo sabes todo. Es comn este pensamiento entre muchos de nosotros, pues creemos que ya podemos andar solos y no necesitamos de nadie. Y cuando creemos que no dependemos de nadie, Dios nos demuestra que hasta de los nios se aprende. El crecer es un continuo aprendizaje.
*-Cuando creeremos que nuestras prdicas no necesitan mejorar. A fin de cuentas yo siempre lo he hecho as y todo va bien esas son palabras de un predicador que la conformidad ya le cobr su cuenta.
*-Cuando no necesitamos buscar del Espíritu Santo para que nos revele qu palabra quiere dar, sino que nosotros decidimos qu dar, nos estamos conformando y olvidando de quin es el rebao.
El apstol Pablo escribe prosigo a la meta en este hombre de Dios no hallaba hospedaje la palabra conformidad. No importa la edad que tuviese l segua predicando el evangelio y tratando de hacerlo mejor, l tena un objetivo especfico. Otra vez nos comenta yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado que deseo de perfeccin, de lograr metas en la vid del Seor. An dice pero una cosa hago, yo me pregunto, qu estamos haciendo para proseguir y no conformarnos; estamos dispuestos a pagar el precio de estar inconformes con nuestra condicin actual como predicadores. Nos hallamos dispuestos a examinarnos con auto crtica, a la luz de la palabra de Dios, abiertos al consejo de un amigo, que nos haga algn sealamiento para mejorar. O solo nos quedaremos atrapados en el pasado de experiencias vividas, de sermones que por mucho que tratemos de inmortalizar ya estn muertos. Tomemos en cuenta los nuevos retos que hoy nos ofrece una prdica homiltica, ungida, pensada, desafiante en medio de tiempos donde el mundo est en un constante desarrollo.
Evitemos quedarnos estancados en lo que pudo ser y no fue, concentrmonos en lo que Dios puede hacer y har, tomemos el arma de la inconformidad y preparmonos cada da, cada minuto, cada segundo que Dios nos ha otorgado para predicar el evangelio de Salvacin al pecador. William Skeperare dijo:Sabemos lo que somos pero ignoramos en lo que podramos convertirnos Dios quiere que dejes de concentrarte en el ayer y percibas en lo que podrs llegar a ser si no te conformas
2-La palabra revelada es para la congregacin exclusivamente.
Es un perro que creo a muchos nos ha mordido. Una gran cantidad de predicadores tiene mordeduras que ya estn infestadas por el descuido y no quieren atenderse. Nos hemos ocupado tanto en el predicarles a otros que por momentos olvidamos que Dios primero nos habla a nosotros. Es como si la palabra revelada por Dios fuera una papa caliente que nunca se enfra lo suficiente en nuestras vidas como para interiorizarlas y aplicarlas.
Pablo al amado Timoteo le explicaba: Ten cuidado de ti mismo parece que el apstol sabia cuan importante es cuidar de s mismo, cuando tratamos de cuidar a otros. Cmo podremos alimentar las almas de nuestros semejantes cuando la nuestra sufre de desnutricin. No ser acaso que primeros debemos escalar el monte Sina para luego guiar a otros en su recorrido a la presencia de Dios. Cun significativo es caminar primero con el Maestro y aprender de l para luego ensear sobre su vida y ministerio.
Hasta cierta medida, la abundancia de sermones muertos se debe a la poca aplicacin de lo dicho por Dios a la vida del predicador antes de ser comunicado a la congregacin. Las Escrituras nos dicen constantemente a nosotros, no solo a las congregaciones que predicamos; Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profeca, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo est cerca (Ap. 1:3) Es momento de atesorar estas palabras dichas por el apstol Juan en la isla de Patmos. Es tiempo de aplicar a nuestras vidas, de vernos como ovejas antes de hablarles a ellas, debemos beber de la fuente de agua viva.
Muchas veces les exigimos una vida espiritual a los que nos oyen que ni nosotros las poseemos. El profeta Ezequiel nos plantea; He aqu, todo el que usa de refranes te aplicar a ti el refrn que dice: Cual la madre, tal la hija (Ez.16:44). Es decir en espaol, si nosotros no tenemos una vida espiritual slida la congregacin tampoco, est fuerte, es verdad, pero hasta cuando les estaremos pasando la pelota de la falta de espiritualidad, de la carencia de or y obedecer de la congregacin al diablo y no lo estoy defendiendo aclaro.
Reflexionemos, no le pasemos ms sermones a otros antes de aplicarlos a nuestras vidas, no seamos tan desprendidos de las palabras que Dios nos revela y comprobmoslas con nuestras vidas. A Josu el Seor le alent dicindole; Nunca se apartar de tu boca este libro de la ley, sino que de da y de noche meditars en l, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en l est escrito; porque entonces hars prosperar tu camino, y todo te saldr bien.
Dios est instando a Josu no solo a meditar en la palabra sino tambin a ponerla por obra porque de nada vale el conocimiento de la ley sin obediencia. Basta ya de conocimiento sin obediencia, procuremos vivir en santidad primero para exigir despus.
3- Es la egolatra del predicador.
Sin darnos cuenta hemos entretejido una fina pero ya fuerte red, donde el centro de atencin mismo es el predicador. Hay una fuerte ola de pensamiento moderno donde el predicador es el dolo del momento. Tenemos que cuidarnos de este tipo de estrategia usada por el enemigo, nos hacen sentir sper-mega-importantes, ya no es el mensaje ha predicar, ahora es el mensajero. Ya muchos hombres de Dios han cado en esta red de halagos y sper estrellato. No s donde nos hemos perdido y lo repito con frecuencia, porque no entiendo como es posible no darse cuenta que si somos algo es por la gracia de Dios en nuestras vidas. Solo somos los mensajeros del rey, no el rey, solo llevamos las buenas nuevas, no somos nosotros las buenas nuevas, lo es Cristo.
Porqu confundimos las cosas, el mensaje es el importante, no yo y con esto no niego la importancia que Dios en su palabra nos ofrece como seres humanos. Solo pienso que en esta ltima hora no podemos desenfocarnos de Dios y centrarnos en nosotros.
Veo en el relato del fariseo y el publicano una contemporaneidad tremenda. Muchos somos como el fariseo exponemos todas nuestras obras delante de Dios y le decimos viste lo que hice, prediqu aqu, all y gan tantas personas y san ms cuantas y yo si soy buen predicador, no como los otros. Y creemos que Dios aprueba esa aptitud egosta y desagradecida de nuestra parte.
Podr Dios estar contento con nosotros cuando tratamos de robarle su gloria, de ninguna manera. No as con aquel publicano que no quera ni levantar la vista al cielo, que sabidura la de aquel hombre, como comprendi su naturaleza. El saba que el hombre sin Dios en su auxilio no es nada, somos polvo sin el Creador. Qu palabras de dolor nacan de aquel publicano, qu hermoso es ver un hombre rendido a Dios, un hombre deseoso del perdn. Y quin descendi justificado a su casa sino aquel que se dio cuenta que necesitaba a Dios en cada rea de su vida y ministerio. Cmo necesitamos predicadores que lloren por el perdn del cielo, que anhelen ms que nada ni nadie a Dios y su Espíritu Santo!. Predicadores que sean humildes al reconocer que es Dios quin obra a travs de ellos y que no insistan en robarse ellos la gloria que solo pertenece a Jess.
Hombres que no vivan para un show de talla gigantesca, gente que sepa reconocer quin los envo hacer la obra. No podemos hacer nada sin su gracia, esa que nos alcanza, nos guarda, nos convierte en mensajeros dignos de su Seor.
Entendamos esto y nos libraremos de esa red que a tantos tiene atrapados. Recordemos Dios no comparte su gloria con nadie, no lo provoquemos a ira nosotros sus criaturas. l mira de cerca al corazn humilde no aquel que se cree que todo lo que ha logrado ha sido por su propia fuerza. Aprendamos de los miles de ejemplos que encontramos a lo largo de toda la Biblia y viviremos como hombres sabios en manos de un Dios poderoso.
Estos son algunas de las trampas ms comunes en las que cae todo predicador. Evitmoslas y nuestras vidas irn hacia la voluntad de Dios. Dios quiere ms de nosotros, hoy ms que nunca el llamado es fuerte y claro volveos a Dios y l se volver a vosotros sabiendo que hay un lazo que nos est esperando y dispuesto a destruir la obra de Dios en nosotros. Levantmonos y volemos lejos de todo aquello que nos convierte en presa del enemigo de nuestras almas.
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