Afliccin por los pecados de otros es una de las evidencias principales de la verdadera gracia. El hombre que verdaderamente se ha convertido, siempre considerar al perdido con compasin y preocupacin. Esta fue la mente de DavidVea a los malvados, y me disgustaba (Salmo 119:158). Este fue el pensamiento de los devotos en los das de EzequielLos hombres gimen yclaman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella (la tierra). (Ez. 9:4). Este fue el pensamiento de LotLot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados que le rodeaban (2 Pedro 2:8). Esta fue la mente de Pablo Tengo gran tristeza y contino dolor en mi corazn. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes segn la carne. (Ro. 9:2-3). En todos estos casos vemos algo de la mente de Cristo. Y lo que siente la Cabeza, lo sienten los miembros. Todos se afligen cuando observan el pecado.
J.C. Ryle
Preguntas de reflexin: Estamos ayudando a nuestros hermanos qu caen en pecado para que puedan salir de l? O en vez de brindarles ayuda solamente los criticamos?
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