“No somos un ministerio grande, pero sí somos un gran ministerio”

CARTA DE UN ANCIANO.

CARTADEUNANCIANO.

Muy fino amigo:

Principiolas lneas deesta cartapara agradecerle su visita… recibimos tan pocas…! pero en fin, no debo quejarme, antes bien, agradezco a Dios por tantos y tantos aos de vida que me ha otorgado.

Cumpl yaseisaos en esteasilodonde por mi propia voluntad me he confinado.

He conocido en estalarga estanciaa muchos viejos y muchas ancianitas y aunque sabemos que nuestra estancia en este mundo es ya corta, eso no ha impedido que hayamos llegado a estimarnos y extraar a los que se van yendo; el da que hay una defuncin se respira aqu un silencio impresionante.

Mi estancia enel mundoexterior era ya insostenible; creo que fue un error el haber invitado a mihijoy a su familia a vivir en mi casa cuando enviud…

Pero me apenaba que l, a pesar de frisar ya en los cuarenta, no tena un ingreso fijo ymis nietoscorran el mismopeligroque l, de quedarse sin estudiar…

Por otra parte, minuerase haba comportado conrespetohacia m, por lo que decid ayudarlos; me deca: “Tal vezsea lo ltimo que haga en mi vida”…

Cuando ellos hubieron tomado posesin de la casa, poco a pocofuiperdiendo terreno, les molestaba que yo oyera mis canciones antiguas, e iban hacia miconsolay sin ninguna explicacin las cambiaban por canciones modernas que sencillamente no aguanto, pero que ellos preferan…

Poco a poco fueron desapareciendo los retratos de mispadres, de mi esposa, los de los nios de mis hijos, e incluso los mos.

Les molestaba mi incipiente sordera la cual no me impeda orlos cuchichear que yo era un viejo desaseado y latoso y se lamentaban de que no me muriera pronto…

Me parecieron injustificados los calificativos sobre mipersona, ya que si algo bueno tengo es ser pulcro y no tratar de molestar a nadie.

Mi pensin y el modesto capital que logr acumular me permitan antes de que ellos llegaran, tener la alacena y el refrigerador bien surtidos, pero ya instalados ellos en la casa, apenas y me dejaban algo de comer y eso con malas caras cuando yo consuma lo que haba adquirido con mi dinero.

Varios aos pas as y aunque a veces estaba a punto de estallar los disculpaba
argumentando que eran parte de mi propia sangre…

No obstante mi sufrimiento, logr que mis nietos obtuvieran un ttulo, pero no logr que fueran, si no agradecidos, siquiera respetuosos conmigo.

En los ltimos tiempos habitaba yo el cuarto de servicio, fuera de la casa, lugar que me haba destinado mi nuera…

En virtud de que difcilmente poda caminar para ir al banco a cobrar mi pensin o los retiros de dinero que yo necesitaba, les peda a ellos ya fuera que me acompaaran o les peda que me cambiaran algncheque; porque me acompaaban, tena que pagarles, y de loscheques, me entregaban siempre cantidades menores a las retiradas.

El fracaso personal y la debilidad de carcter de mi hijo convirtieron a aquella familia en un matriarcado.

En una ocasin en que me enfrent a esa mujer y le reclam su actitud y su injusticia e incluso la amenac con lanzarla de la casa en compaa de sushijos, me respondi que la propietaria de la casa era ella y que el que tena que largarse era yo… Mi hijo me rog que no ingresara al asilo y a pesar de que incluso dbilmente me defendi ante ella, el estuvo tambin en peligro de ser lanzado igual que yo de esta morada que yo constru con el trabajo de los mejores aos de mi juventud…

Estoy tranquilo; se me trata bien. Me apena y me inquieta nicamente el que yo no pueda proyectar algo para el maana porque la organizacin de la institucin est a cargo de las autoridades de la misma…

Aqu es uno completamente dependiente y aun cuando la mayora de los internos somos seniles y nuestro cerebro ya no tiene capacidad de un juicio claro, algunos que como yo, -perdonando un juicio presuntuoso-, tenemos an la mente lcida, sufrimos porque nos tratan a todos igual y no se toman en cuenta algunas opiniones sobre modificaciones y mejoras al sistema, que en ocasiones respetuosamente sugerimos.

Ocasionalmente, ms por inters que por amor viene a visitarme mi hijo y siempre lo ayudo; sin embargo, he hecho las diligencias necesarias para que el da que el Seor me llame, que creo que ya ser pronto, mi modesto capital y mi casa, pasen a poder del fideicomiso que maneja este asilo, donde yo y muchos como yo hemos venido a vivir en paz, a refugiarnos en los ltimos das de la vida.
No es una venganza contra mi nuera, es solamente un acto de justicia pstumo; y para mi hijo, que ya comienza a enfilar por el escabroso camino de la vejez, es la enseanza de que ya es tiempo de que pueda valerse por si mismo y hacerse un hombre de carcter…

Y a usted, que ha tenido la gentileza de leer esta carta, le pido que les d una ayuda a los ancianos de este asilo que necesitan de ella y que estn muy solos en el mundo…

Les paso este caso de la vida real, y… ayuden a los viejitos de los asilos!
Si los ms jvenes nos ponemos a pensar que un da llegaremos al invierno de nuestras vidas y que quizs estemos en una situacin parecida a este relato, tal vez esto no pasara con tanta frecuencia.

Debemos respetar a los ancianos, ya que ellos son un manantial de sabidura y experiencia…

Que Dios los bendiga!

Gracias.
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