Archivo de la categoría: RECURSOS LITERARIOS

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No Más Maverick

Para reflexionar..
No Más Maverick

“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque
estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor” (Mateo 9:36).

Fuera de los ranchos de ganadería del oeste americano
deambulan libremente grandes becerros conocidos como
“mavericks” (desamparados, sin dueño). El propietario pasa a
ser aquél que les encuentra y coloca en ellos su marca,
registrándolos en una publicación anual local. Una pequeña
niña del oeste había sido bautizada a finales de semana
anterior. Sus compañeros de la Escuela Bíblica le
preguntaron se sabía el significado de la formalidad por el
cual había pasado. Ella contestó: “Bien, yo les diré. Era
una pequeña maverick en Campinas y Jesus me halló y colocó
Su marca en mí frente para que, a lo me ver, sepa que soy
una de Sus hijas.”

Como es maravilloso saber que no estamos más desgarrados. No
estamos perdidos, no estamos caminando sin rumbo, no estamos
solos y ni abandonados. Alguien nos halló, alguien nos dio
un nombre, nos acarició y consoló, nos vistió de vestís
santas y nos dispuso un lar que nos abrigará para siempre.

Sí, tenemos ahora alguien que se importa con nosotros. Él
nos registró en la publicación celestial — El Libro de la
Vida. Él es nuestro Señor y Salvador y también el Amigo
verdadero, de todos los momentos y de todas las
circunstancias.

Éramos como los mavericks del oeste americano, pero fuimos
arrebañados. Fuimos traídos para el redil del amor de Dios.
Somos ahora sus hijos… los benditos del Padre. Nosotros
tenemos ahora la marca del Señor. Él nos reconoce por donde
pasamos. Y no solamente Él — todos nos reconocen. Los que
dejaron de ser “maverick” brillan por donde pasan y esparcen
lo perfume de Cristo en todos los ambientes. El Señor es
nuestro Pastor y nosotros somos Su rebaño bendito.

¿Usted ya tiene la marca del Señor? ¿Su nombre ya fue
registrado en el Libro de la Vida? ¿O continúa siendo
maverick en Campinas del mundo?

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BUENAS FIESTAS

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado
sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaias 9:6).

Estamos felices porque Jesus nació para todos nosotros.
Conmemoramos esta grande bendición no apenas en un día especial
de diciembre, pero en todos los días del año. Nació porque
nos amó y nosotros Lo amamos por haber nacido para salvarnos de
todos los pecados. ¡Glorias a Dios!

Gracias Señor… acepte, como regalo , nuestro corazón.

Si usted comprende Portugués,
Oiga mi mensaje en audio/mp3:
http://intervox.nce.ufrj.br/~tprobert/natal2010.mp3

Paulo Barbosa
Ministério Para Reflexionar

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¿En Cuál De Ellos Nosotros Creemos?

¿En Cuál De Ellos Nosotros Creemos?

“Vuelve hacia el SEÑOR tu camino; y espera en él; y él hará”
(Salmos 37:5).

El padre solía, antes de las comidas, orar agradeciendo a
Dios por todas las bendiciones recibidas por su casa.
después de la oración, como también era su hábito, iniciaba
las murmuraciones: “Esa carne está cada vez peor; y vean el
tamaño dieses huevos, parece que apocan a cada día; las
tasas de intereses están altísimas; las patatas parecen
plástico; el salario no da para nada; el café está amargo;
los precios están absurdos. Un día, su pequeña hija se viró
para él y preguntó: “Papá, ¿Dios oye cuando usted Le
agradece por todas las bendiciones?” Mostrando un semblante
confiante, él contestó: “Sí, querida, Él oye”. “Papá”, ella
continuó, “¿Dios también oye cuando usted se queja sobre la
carne y las patatas?” Mostrando, ahora, alguna indecisión,
él contestó: “Sí, Oye también”. “Y ¿en cual Dios usted
cree?” Concluyó la niña.

Aprovechando la pregunta de la niña de nuestra ilustración,
podemos reflexionar y dar nuestra respuesta personal. ¿En
cual Dios nosotros creemos? ¿A quien estamos entregando
nuestras vidas? ¿En cual Dios estamos firmados para la
edificación de nuestra vida espiritual?

Si nosotros creemos en un Dios Todo Poderoso y nos hemos
alegrado en Su protección, Su atenciones y Su provisión,
¿por qué nos quejamos tanto? ¿Por qué nuestra familia,
nuestros hermanos de la iglesia, nuestros amigos y hasta
compañeros de trabajo y estudios han testificado nuestras
constantes murmuraciones? ¿Creemos en nuestro Dios o no?
¿Abrimos, de verdad, nuestros corazones para el Señor o él
continúa cerrado?

Si nosotros confiamos en el Dios que servimos, sepamos
agradecerle por todo. Sabe lo que es mejor para nosotros y
el tiempo cierto para cada bendición. Si yo tengo todo, debo
agradecer al Señor. Si yo no tengo todo, debo agradecer
también, creyendo que Él está en el control de todas las
cosas. Es el Dios mío y mi Señor en todas las ocasiones. Yo
soy feliz por eso y las circunstancias no alterarán mí
pensamiento y ni impedirán mi felicidad.

Creo en el Dios a quién sirvo, ¿y usted?

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La Bandera Que Garantiza La Vida

La Bandera Que Garantiza La Vida

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos
6:23).

El gran pastor inglés, Charles Haddon Spurgeon, habló de un
hombre que había sido condenado a la muerte por un tribunal
español. Como él era un ciudadano americano, nacido en la
Inglaterra, los cónsules de ambos los países resolvieron
intervenir a su favor. Justificaron que las autoridades
españolas no tenían el derecho de sacar su vida, pero, sus
protestas fueron ignorados. Por fin, arrollaron el
prisionero con las banderas de Estados Unidos y de
Inglaterra. Desafiando el ejecutor, los cónsules emitieron
una advertencia: “Dispare, si sea osado. Y, si lo hace,
tendrá los poderes de dos grandes naciones en contra de
usted”. El prisionero permaneció allá, pero, no hubo ningún
disparo. Guardado por las dos banderas y los gobiernos que
ellas representaban, el prisionero estaba totalmente
protegido.

Muchas veces nos vemos prisioneros de un mundo que nada
tiene a nos ofrecer sino una vida de sufrimientos. Vivimos
rodeados de incertidumbres, de angustias, de chascos.
Estamos Prestes a sucumbir y ninguna esperanza existe en
nuestros corazones. El pecado nos domeña y nos conduce a la
muerte.

Pero, esta muerte espiritual aún puede ser evitada. ¡Existe
una bandera a nuestra disposición! Y ella no fue traída por
un cónsul de un país poderoso, pero, por el Todo Poderoso
Señor del universo. Esta bandera nos fue ofrecida cuando
Jesus, el Hijo del Dios vivo, se ofreció para morir en la
cruz en nuestro lugar. Murió para que fuésemos libertos de
la muerte. Y, al morir en la cruz, la bandera celestial fue
arrollada en nosotros como garantía de nuestra liberdade.
¡Estamos salvos! ¡Estamos libres! Fuimos comprados por la
sangre de Cristo.

Los engaños del mundo no tienen poder contra la bandera de
la vida. Los vicios del mundo no pueden alcanzar la bandera
de la vida. El pecado no puede consumir aquéllos que están
protegidos por la bandera de la vida. ¡Somos más qué
vencedores!

El Señor es nuestra bandera.

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