“Mi vida parece una competición de boxeo. Es una lucha después la otra”, comentó Alonso a su mejor amigo. “Si es así”, dijo el amigo, “luche una lucha de cada vez”.
La mayoría de nosotros pasa la vida enfrentando luchas y batallas. Parece que los problemas nunca acaban. Si pensamos en todas las batallas al mismo tiempo, no tendremos fuerzas para llegar a lugar alguno. El grande secreto es agarrar en las manos del Señor, pedir que llene nuestros corazones de esperanza y fe, y enfrentar cada lucha cuál si fuese a última de nuestra vida. Pensemos que estamos bien próximos de la victoria final.
Si enfrentamos las luchas pensando apenas en las dificultades y que podremos ser derrotados, jamás llegaremos a lugar alguno. De esa manera, perderemos el goce y la alegría de contemplar el puerto de nuestra conquista deseada.
Su vida parece un ring de luchas, mire para cima, confíe en Dios y siga enfrente.
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