Para reflexionar… Un Tesoro Guardado En Lugar Seguro

“… sé a quién he creído, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).

Toda nuestra vida hacemos planes para el futuro. Queremos tener una casa nueva, más grande, más cómoda. Queremos un coche que lleve a toda la familia a los lugares más diferentes. Queremos un trabajo que garantice una jubilación tranquila, comodidad y seguridad en nuestra vejez.

Algunos no logran realizar sus sueños y lamentan su destino. Otros logran sus objetivos, pero, del mismo modo, no alcanzan el gozo que creían disfrutar con el patrimonio adquirido. De hecho, invirtieron todo en un tesoro que no garantiza la verdadera felicidad.

El mayor tesoro que podemos poseer no puede guardarse en un banco, ni en una caja con llave en el fondo del cajón, ni siquiera en una caja fuerte de acero con varias cerraduras. Nuestro tesoro debe estar guardado en el Cielo, en las manos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Él guarda lo más valioso que tenemos: nuestra salvación y vida eterna con Dios.

¿Está tu tesoro bien protegido?

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