Para Reflexionar… Recompensa garantizada

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza” (2 Pedro 3:9).

“No se olvidará ninguna recompensa que se retrase”.

Dios nos ha dejado muchas promesas. Todas tienen su tiempo para realizarse. Y las esperamos con gran confianza en que nunca serán olvidadas. Las promesas de Dios son nuestra recompensa e incluso si sabemos que no las merecemos, seguro que nos las dará.

El mundo puede ofrecernos todo, y a menudo esperamos con ansiedad estas recompensas mundanas. Pero, incluso si llegan, son fugaces y engañosas.

Las únicas recompensas que tienen valor son las que nos da el Señor, garantizadas, verdaderas, envueltas en papel brillante de felicidad. Las demás … ¿De qué nos servirían?

Si su bendición está tardando demasiado, espere un poco más. El Señor nunca la olvidará.

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