Para reflexionar… Quiero Hablar Con Él

“y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).

Un pequeño niño, que siempre acompañaba la madre para los cultos de la iglesia, la oyó orando al teléfono. La madre oraba por otra hermana, que estaba enfrentando algunos momentos difíciles en su casa. El niño, oyendo lo que la madre decía al teléfono, preguntó, entusiasmado: “Mamá, ¿está hablando con Dios? Me deja hablar un poco con Él”.

Sabemos que podemos hablar con Dios a cualquier momento del día, con teléfono o sin teléfono. El Señor está siempre presto a oírnos y, como el niño de nuestra historia inicial, debemos estar siempre “queriendo” hablar con nuestro Padre celestial.

¿Y lo qué tenemos para hablar con Él? Muchas cosas… Queremos agradecerle por estar a nuestro lado, por acarrearnos por campos verde y aguas tranquilas, por sostenernos mismo delante de muchas crisis que enfrentamos. Queremos pedir aquello de que necesitamos, pedir que nunca nos deje faltar la fe, la esperanza, el amor, que es el principal combustible de la vida de un cristiano.

El hijo de Dios tiene placer en conversar con él, en contar las bendiciones recibidas, mismo sabiendo que Él ya sabe de todo. Anhela confesar sus momentos de desobediencia, de rebeldía, de indiferencia. Quiere mostrar lo cuanto está arrepentido y que desea el perdón del Señor.

Lo importante es hablar con Dios, especialmente para decir el cuánto Lo amamos y lo cuanto dependemos de Él, para seguir avante en ese mundo, hasta encontrarlo en los Cielos donde iremos a vivir… para siempre.

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