Todos se dan cuenta de que somos hijos del Dios Altísimo y que caminamos en Su presencia, porque el brillo de la presencia del Señor es más fuerte que el rayo de sol más fuerte. Dondequiera que vayamos, somos notados. Lo que hacemos recibe mucha atención. Cada palabra que decimos es recibida con gran interés. Todo esto porque Cristo vive en nosotros.
Cuando somos una bendición, somos notados. Cuando nuestro testimonio no glorifica al Señor, somos notados. Cuando dejamos a Dios en segundo plano y damos prioridad a otras cosas, llamamos la atención. Cuando pensamos que nos estamos escondiendo y que nadie sabrá lo que estamos haciendo, muchas miradas estarán sobre nosotros. Siempre seremos notados.
¿Entiendes que incluso solo estás siendo notado? ¡Dios lo ve todo!
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