Un hermano, conversando con otro en la iglesia, dijo: “Estoy procurando un documento que estoy necesitando y no lo encuentro en lugar alguno. Ya busqué toda la casa y nada. No sé lo que hacer”. El otro, con una sonrisa, sugirió: “¿Ya buscó en el lugar donde guarda su Biblia?”
¿Será esa nuestra realidad espiritual? ¿Nuestro comportamiento demuestra a nuestros amigos que la Biblia no hace parte de nuestro vivir diario? ¿Vamos a la iglesia como la cualquiera otro lugar, sin llevar Cristo con nosotros? ¿Somos distinguidos por muchas calidades, menos a de ser un auténtico cristiano?
El apóstol Paulo decía que era un imitador de Cristo. ¿Podemos decir el mismo? ¿Es el Señor la prioridad en todas nuestras decisiones? ¿Hemos andado por nuestros propios intereses o permanecemos firmes, mismo delante de obstáculos, en el camino de Dios?
Si alguien está buscando el Señor Jesús, ¿Lo hallará al encontrarlo o se quedará aún más lejos de Él?
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