“He estado pidiendo algo a Dios, incluso con cierta insistencia, y no me responde”, decía un hermano a otro. “¿Alguna vez has pensado que tal vez no estás listo para recibir lo que pides?” preguntó el hermano que escuchaba con mucho cariño.
A menudo, lo que pedimos nos lo dará el Señor. Él nos ama y quiere lo mejor de nosotros, nuestro gozo y felicidad. Pero, solo Dios sabe el momento adecuado, el momento exacto. Depende de nosotros confiar y tener paciencia. Una solicitud respondida en el momento equivocado puede traernos más problemas que bendiciones.
Nuestra vida necesita estar completamente ante Dios. Cuando creemos que el Señor nos cuida y dirige nuestros pasos por los caminos de la vida, esperamos la respuesta sin la ansiedad que a menudo conduce a la frustración y la derrota. La victoria, que llega en el tiempo establecido por el Señor, es lo que más alegrará nuestro corazón.
¿Quieres todo en el momento determinado por ti o sabes esperar con fe el tiempo del Señor?
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