Para reflexionar… Decir Siempre La Verdad

“Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:24, 25).

Cierto predicador, para probar a los miembros de una iglesia que estaba visitando, al comienzo del sermón, pidió a todos que abrieran sus Biblias en el Evangelio de San Natanael. Esperó un rato y pidió: “Todos los que ya lo encontraron, por favor digan amén”. Más de la mitad de los presentes dijeron que sí, en voz muy alta. El predicador, sonriendo, concluyó: “Este es el tema de mi mensaje: la mentira”.

¿Hasta qué punto entendemos que el cristiano, hijo de Dios, seguidor del Señor Jesús, que dijo “Yo soy la Verdad” debe cuidarse de no mentir? ¿Hasta qué punto entendemos que la mentira avergüenza el nombre de Cristo y nos coloca entre los “sois hijos del diablo”? ¿Cómo podemos glorificar al Señor usando las artimañas del enemigo de Dios? Si Cristo es la Verdad y dice que “nadie” puede acercarse al Padre, sino por Él, ¿por qué seguimos insistiendo en mentir, engañar, pretender que somos algo que no somos? Cuando conocemos la verdad, nos hace libres. Y si somos libres, ¿por qué volver al yugo de la mentira?

¿Tienes cuidado de no mentir?

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