Para reflexionar… ¿Cuál Es El Mejor Momento?

“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2).

Dos hermanos comentaron antes de ir al servicio de la iglesia: “El hermano Benedito debe estar devastado. Con su esposa enferma y con muchos gastos con ella, se quedó sin trabajo esta semana. Probablemente, ni siquiera venga al servicio de esta noche”. Decidieron pasar por su casa antes de dirigirse a la iglesia y lo encontraron arrodillado, orando por una señora. Cuando vio a los hermanos, el hombre desempleado dijo: “Esperen un poco más tiempo, ya he orado por tres necesitados y todavía faltan dos. En unos minutos estaré listo para ir con los hermanos para el culto”.

Muchos están entristecidos por las dificultades de la vida cotidiana. Y esto es muy normal para nosotros, que somos flacos, que muchas veces no entendemos que hay buenos y malos momentos y que a veces son los malos los que nos enseñan a disfrutar, enseguida, de los buenos y agradables momentos de nuestra vida.

El hermano de nuestra historia estaba pasando por una situación muy difícil, pero en lugar de murmurar y desanimarse, aprovechó el tiempo que tenía para alabar a Dios como un discípulo agradecido por tantas bendiciones recibidas. Aquellos días fueron muy tristes, sin embargo, hubo combustible de reserva adquirido en los muchos momentos de gran alegría pasados en la presencia de Jesús, nuestro Señor y Salvador, verdadero e incomparable Amigo.

¿Cuál es el mejor momento para servir a Dios, tiempos buenos o tiempos malos? La respuesta es fácil: ambos.

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