Para reflexionar… Angustias Ante Nuestros Pies

“… como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5).

Doña Marieta estaba barriendo su jardín cuando notó que un perro había entrado sin que ella se diera cuenta haciendo algo que la molestó. Aprovechando que tenía una escoba en la mano, se la arrojó al perro quien, en lugar de salir corriendo, tomó el objeto y se lo llevó a doña Marieta, dejándolo caer dulcemente a sus pies, con cara de alegría y demostrando a quién le gustaría un abrazo. Al ver la actitud del perro, la señora se agachó y acarició la cabeza del animal, sonriendo e invitándole a volver una y otra vez.

A menudo nos sentimos ofendidos e incómodos con lo que hacen los demás. Creemos que nuestra privacidad y nuestros derechos son violados. Queremos reaccionar, queremos enfrentar a quienes creemos que están violando nuestro espacio y nuestra libertad. Al fin y al cabo, nosotros tenemos nuestros derechos y estos no pueden ser afectados.

¿No serían tales circunstancias el propósito del Señor para nuestro aprendizaje y nuestro crecimiento espiritual? ¿No sería una buena oportunidad para revisar nuestros conceptos y recalcular nuestros pasos en busca de la vida abundante y eterna?

Dios siempre estará delante de nosotros, ofreciéndonos consuelo y victorias. Y las cosas que nos afligen serán puestas mansamente delante de nuestros pies. La aflicción pasará, una sonrisa de pura felicidad se estampará en nuestro rostro, y un sentimiento de gratitud marcará la situación y nuestra vida con el Señor.

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