La Bandera Que Garantiza La Vida

La Bandera Que Garantiza La Vida

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos
6:23).

El gran pastor inglés, Charles Haddon Spurgeon, habló de un
hombre que había sido condenado a la muerte por un tribunal
español. Como él era un ciudadano americano, nacido en la
Inglaterra, los cónsules de ambos los países resolvieron
intervenir a su favor. Justificaron que las autoridades
españolas no tenían el derecho de sacar su vida, pero, sus
protestas fueron ignorados. Por fin, arrollaron el
prisionero con las banderas de Estados Unidos y de
Inglaterra. Desafiando el ejecutor, los cónsules emitieron
una advertencia: “Dispare, si sea osado. Y, si lo hace,
tendrá los poderes de dos grandes naciones en contra de
usted”. El prisionero permaneció allá, pero, no hubo ningún
disparo. Guardado por las dos banderas y los gobiernos que
ellas representaban, el prisionero estaba totalmente
protegido.

Muchas veces nos vemos prisioneros de un mundo que nada
tiene a nos ofrecer sino una vida de sufrimientos. Vivimos
rodeados de incertidumbres, de angustias, de chascos.
Estamos Prestes a sucumbir y ninguna esperanza existe en
nuestros corazones. El pecado nos domeña y nos conduce a la
muerte.

Pero, esta muerte espiritual aún puede ser evitada. ¡Existe
una bandera a nuestra disposición! Y ella no fue traída por
un cónsul de un país poderoso, pero, por el Todo Poderoso
Señor del universo. Esta bandera nos fue ofrecida cuando
Jesus, el Hijo del Dios vivo, se ofreció para morir en la
cruz en nuestro lugar. Murió para que fuésemos libertos de
la muerte. Y, al morir en la cruz, la bandera celestial fue
arrollada en nosotros como garantía de nuestra liberdade.
¡Estamos salvos! ¡Estamos libres! Fuimos comprados por la
sangre de Cristo.

Los engaños del mundo no tienen poder contra la bandera de
la vida. Los vicios del mundo no pueden alcanzar la bandera
de la vida. El pecado no puede consumir aquéllos que están
protegidos por la bandera de la vida. ¡Somos más qué
vencedores!

El Señor es nuestra bandera.

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