El padre de familia como sacerdote del hogar.

El padre de familia como sacerdote del hogar.

 

El padre es responsable por la alimentación espiritual de su familia, igual como por la alimentación física. Podemos decir que el padre es el “sacerdote” del hogar. El padre debe enseñar a su familia la Palabra de Dios, y debe interceder regularmente ante Dios por su esposa y sus hijos.
Es claro que también la madre comparte esta responsabilidad; pero el padre es “cabeza” de la familia, y por tanto tiene una responsabilidad mayor.

 

Los niños son más influenciados por el ambiente donde pasan más tiempo. En la mayoría de los casos, esto es (o debería ser) la familia. Dos horas de Escuela Dominical por semana no van a ayudar mucho a un niño que no recibe ninguna enseñanza cristiana en su hogar.
Ningún padre diría a sus hijos: “El domingo hemos comido un almuerzo grande; ahora ya no necesitamos comer nada hasta el próximo domingo.” – ¡Pero cuántos padres creen que un solo “almuerzo espiritual” el día domingo es suficiente para toda la semana! No es de extrañar que los niños sufran de “desnutrición espiritual”.

 

Devocionales formales

Que el tiempo devocional en familia sea:
– frecuente (diariamente si es posible, o interdiario)
– corto (5 a 10 minutos, según la edad de los niños)
– creativo (no cada vez la misma forma).

Algunas formas para devocionales familiares:

– Contar una historia Bíblica de una Biblia ilustrada.
Existen muchas diferentes ediciones de Biblias ilustradas para niños. Se puede contar una historia y hacer ver los dibujos a los niños, y hacer una pequeña aplicación a la vida diaria.

– Ilustrar un pasaje bíblico con objetos o actividades.
Por ejemplo, leer el Salmo 23 usando objetos como los siguientes: una oveja de peluche, un poco de pasto, una fuente con agua, un palo (la vara del pastor), etc.

– Dramatizar una historia, actuando o con juguetes.
Cada miembro de la familia puede representar un personaje de una historia bíblica. También se pueden usar muñecos, animales de peluche, etc, para representar una historia.

– Repasar la lección de la Escuela Dominical.
El día lunes, se pueden hacer preguntas a los niños acerca de lo que aprendieron el domingo en la Escuela Dominical.

– Un tiempo de alabanza.
El devocional familiar puede consistir simplemente en unos coros de alabanza, y hacerse recordar mutuamente de cómo Dios ha bendecido a los diferentes miembros de familia, y darle gracias por ello.
Para acompañar los coros, se pueden fabricar unos instrumentos sencillos de ritmo (latas con piedritas dentro; sonajas de chapas de gaseosas, un tambor de una lata grande, etc.)

– Estudiar juntos un folleto cristiano.
Existen folletos breves con contenido evangelístico o edificante, que son escritos de una manera sencilla. Se puede estudiar y explicar el mensaje de uno de estos folletos.

– Un niño dirige el devocional.
Un niño puede dirigir un tiempo de oración, compartir un testimonio acerca de algo que experimentó con el Señor, o hablar acerca de un verso bíblico o una historia bíblica que lo impactó personalmente.

– Memorizar un versículo juntos.
Los padres pueden escoger un versículo para que toda la familia lo memorice, y se puede dialogar acerca de lo que significa este versículo para cada uno.
(El día siguiente se puede repasar el mismo versículo.)

Se puede usar una tarjeta para cada versículo memorizado: En una cara de la tarjeta se anota el texto, en la otra cara se anota la referencia Bíblica y se hace un pequeño dibujo que ilustra el mensaje del versículo. Con niños pequeños, los padres tendrán que fabricar estas tarjetas; los niños más grandes podrán hacer sus propias tarjetas.

– Hacer un pequeño estudio bíblico.
Para los niños que ya saben leer, los padres pueden escoger tres o cuatro versículos acerca de un tema determinado y preparar unas preguntas para responder; que los niños lean los versículos y respondan a las preguntas.

Es importante cambiar de forma de vez en cuando. Cada familia puede encontrar las formas que corresponden mejor a sus hijos.

En cuanto a la hora, hay que experimentar un poco para encontrar un tiempo cuando toda la familia se puede reunir en tranquilidad. Para algunas familias, esto puede ser antes del desayuno; para otras, a mediodía; para otras, antes de acostar a los niños.

 

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