Cuida tu corazón de la soberbia

 

 

Cuida tu corazón de la soberbia

 

Cuida tu corazón de la soberbia

La ambición, el tener en mucho a sí mismo, la arrogancia se esconde en lo profundo del corazón de todo hombre, y frecuentemente en los corazones de los cuales menos sospechamos. Miles imaginan que son humildes, pero a la vez no aguantan ver a su compañero honrado o favorecido más que ellos mismos. Es más, pocos se encuentran que se regocijan sinceramente en la promoción de un compañero sobre ellos. La cantidad de envidia y celos en el mundo es prueba deslumbrante de la preponderancia de la soberbia. Los hombres no envidiarían el avance de un hermano si no tuvieran un pensamiento secreto de que sus propios méritos son mejores.

Vivamos en guardia de esta enfermedad, si estamos sirviendo a Cristo. Es más allá de cualquier calculación el daño que esta enfermedad ha hecho a la iglesia de Cristo. Aprendamos a tener placer en la prosperidad de otros, a tener contentamiento con el lugar más bajo para nosotros. La regla que se dio a los filipenses debe estar siempre frente a nuestros ojos: en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros. El ejemplo de Juan el Bautista es una instancia del espíritu de la cual debemos apuntar. Él dijo de nuestro Señor, A él conviene crecer, mas á mí menguar.  (Filipenses 2:3Juan 3:30)

J.C. Ryle

Preguntas de Reflexión: ¿Me regocijo en el éxito del ministerio de mis hermanos en Cristo? ¿Qué daño puedo causar a la iglesia de Cristo si en vez de regocijarme por ls éxitos siento envidia por ellos? ¿Que debo hacer para que yo no cometa este tipo de pecado contra mi SEÑOR?

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