Contrato contra los niños Parte II

Contrato contra los niños Parte II

por Winkie Pratney
Creo que todo cristiano coincidirá conmigo en que hoy la niñez está siendo atacada. Como cristianos generalmente enfocamos los problemas en una o dos áreas. Pero creo que perdemos mucho del problema. Lo que hoy estamos viendo es el resultado de un contrato general en contra de nuestros niños, que pretende pervertir y destruir toda idea de niñez. Este es el segundo artículo de la serie: Contrato Contra los Niños.
Contrato contra los niños Parte II
 


El factor Moloc


 


«¿Y qué quieres ser cuando seas grande, niña?»
«Estar viva».
Calvin Miller, El Cantor
Hay un fascinante pasaje en Apocalipsis 12.1–6. Aunque hay diversas interpretaciones proféticas de estos versículos, la imagen en sí es fuerte. Una mujer dando a luz un niño. Cerca, un dragón esperando para devorarlo. Este es el espíritu de Moloc, un dragón esperando para devorar al niño recién nacido. ¿Por qué no devora a la mujer? Porque es el niño a quien él quiere.
Moloc era el dios pagano de los antiguos tiempos. Los amonitas, y luego también los israelitas, participaban en orgías en honor a Moloc en las cuales los bebés eran sacrificados. Encontraremos a Moloc nuevamente.
«Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino en el cuello, y se le arrojase en el mar». (Mr 9–42).
Jesús nos alerta. La guerra en contra de los niños se ha manifestado en nuestra generación y se puede observar a nuestro alrededor.
 


Del aborto al dinks


 
El aborto es sólo el comienzo. En EE.UU. se realizan más de 417.000 abortos por año en chicas de 15 a 19 años, y por lo menos 15.000 chicas de menos de 15 años tienen abortos legales. Desde que la Corte Suprema de los EE.UU. legalizó el aborto en 1973, han sido asesinados más niños que sumando los muertos durante todas las guerras juntas, han muerto alrededor de veinte mil niños. El aborto es la guerra más devastadora.
Desafortunadamente, el aborto sólo es el oleaje.
Cada 27 minutos se realiza un asesinato en los EE.UU. Hay 54 asesinatos por día y 20.000 por año, y un alarmante y creciente número de víctimas son adolescentes, niños y bebés.
También está el suicidio. Cada año entre un cuarto y medio millón de jóvenes norteamericanos entre los 14 y 24 años tratarán de suicidarse. Este año se estima que 6.000 tuvieron éxito. 40.000 niños corrieron hacia la muerte entre 1970 y 1978, haciendo del suicidio el tercer asesino de los jóvenes.
Ahora, hasta los niños se suicidan. En una reciente Convención de Psiquiatría Americana, el Dr. Perihan Rosenthall presentó los casos estudiados de seis niños suicidas cuyas edades eran inferiores a los 5 años.
Otro frente de ataque en esta guerra contra los niños son las familias. Sin una familia estable, se les roba a los niños los modelos en los que deben crecer, sin aprender cuando deben funcionar como mamá o papá. Aún más devastador, fracasan en entender a Dios como el Padre amante de sus hijos.
Alvin Toffler dice en su libro, «La Tercera Ola» que sólo 7,3% de las familias en los Estados Unidos mantienen la tradición de la madre en el hogar cuidando de los niños y de un padre que provee para ellos. Y 92.7% está creciendo sin saber lo que es ser parte de una familia típica. La familia ha venido a ser una especie de extinción.
Muchos no consideran a los niños como una bendición. Un creciente número de jóvenes parejas deciden no tener hijos porque la paternidad haría decrecer su standard de vida. Un nuevo nombre describe a esta gente: DINKS, (don’t income, no kids), sin recursos, no hay niños.
 


Mi mamá lo hizo…


Pero aun los niños que tuvieron la fortuna de nacer, a menudo son víctimas de abuso físico o sexual. En el millón de niños que escapan de sus hogares cada año, más de la mitad lo hacen porque han sufrido abusos físicos o han sido desatendidos por sus padres quienes se supone que los amarían y protegerían.
«Y respondiendo el Rey, les dirá: «de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis»: (Mt 25–40).
Trabajé en las calles de Detroit y de Nueva York con Teen Challenge, (Desafío a los adolescentes), encontré un pequeño de 6 ó 7 años vagando por la calle entre la una y las dos de la madrugada, le pregunté: «¿Por qué no vas a casa?» Algunos no saben dónde queda su casa. Le pregunté: «¿Dónde está tu papá?» A menudo la respuesta es: «¿Cuál?» No conocen a su papá, y a su madre no le importa.
Dotson Rader, un periodista que había escapado de su casa una vez, entrevistó a varios niños escapados a través de la nación. A continuación transcribo una historia típica:
Me senté a su lado en el césped. Ricardo, un pequeño niño rubio, de ojos claros, delgado, vulnerable… perdido e infeliz. Usaba un rotoso pantalón azul y una deshilachada camisa. No tenía zapatos. Tenía once años.
«¿Por qué no vas a casa?», le pregunté, «Se está haciendo tarde». Miró el césped. «Estoy seguro de que tus padres están preocupados por ti…» Levantó la cabeza y su mano izquierda, mirándome. Su cuerpo entero y sus brazos eran tan delgados como palos. Cruzándole su antebrazo izquierdo, entre la muñeca y el codo tenía un profundo tajo rojo.
«Mi mamá me lo hizo». Dijo sin ninguna emoción. «Mi mamá me lo hizo», repitió, como si yo no le fuera a creer. «¿Por qué?» pregunté. «No lo sé», dijo Ricardo. «Yo no le agrado». Le pregunté cómo había pasado. «Se puso como loca porque mi dormitorio estaba desarreglado. Comenzó a gritarme y azotarme como una loca.» Ella siempre está gritando por algo. «¿Es esa la razón por la que tu brazo está lastimado?» Dejó caer su brazo y bajó la mirada. No le gustaba hablar de su madre. Le pedí que me contara nuevamente. «Mi mamá agarró mi brazo lo puso contra el marco de la puerta y la cerró». Ricardo se paró. Mediría un metro. Mirándome a la cara comenzó a sacarse cuidadosamente la camisa, se dio vuelta para mostrarme su espalda. Tenía magullones y en su hombro izquierdo una fea quemadura grande como la mano de un hombre… que recién comenzaba a sanarse. Ricardo se puso la camisa, retrocedió, «No me lastimé demasiado», dijo. Yo quería saber cómo se había quemado tanto. Me dijo que había peleado con su madre mientras ella cocinaba. No sabía cómo había empezado la pelea, fue por una de esas cosas que suceden siempre y no por una buena razón. Ella se encolerizó, lo agarró, lo levantó y empujó su espalda desnuda dentro del horno caliente.
«Ella no me quiere más», dijo tristemente. «¿Adónde irás si nunca más puedes volver a tu hogar?» le pregunté. Se sentó nuevamente en el pasto y no contestó. Estaba pensando. Esa es una pregunta que aterra a los niños. «Me escaparé», contestó. «Me escaparé para bien» «¿Y después?» yo quería saber. «Seguiré escapando».
Otro 35% de niños que escapan son víctimas de abuso sexual, generalmente incesto. Una pequeña no sabe cómo enfrentar a un padre que la viola y que la amenaza con matarla si habla, o con una madre que da a su hijo en pago por tener la casa limpia.
Rader nos cuenta de otro fugitivo… Acurrucada en el portal cerca de Woolworth estaba una delgada y hambrienta niña de 12 años… «Wendy no tiene lugar para vivir», dijo Daniel de 15, «y tiene miedo de todo el mundo. Ella se hizo un aborto hace dos semanas». Hizo un silencio y agregó pausadamente, «No va a sobrevivir cuando llegue el invierno».
Más tarde, esa noche, Daniel y Rader fueron a un estacionamiento de ómnibus donde Daniel sacó una bolsa pequeña de ropa de un casillero. Rader le pagó una habitación en su hotel porque no tenía donde ir. «¿Qué va a pasar conmigo?» me preguntó. «No puedo conseguir un trabajo, no los hay para niños fugitivos. ¿Cómo voy a terminar la escuela sin dinero ni lugar donde vivir? Los trucos de la calle requieren chicos más pequeños que yo. Dígame ¿qué puedo hacer?
Como Rader no contesto, Daniel murmuró algo. Le preguntó qué había dicho. «Dije que a nadie le importa nada de nosotros, los chicos».
Todos los programas en los EE.UU. para niños fugitivos, sólo pueden albergar a unos 44.000 de ellos y la mayoría lo hacen sólo por una noche o dos. Por lo menos unos 150.000 niños desaparecen cada año sin dejar una huella.
Es muy duro para un adulto vivir en la calle, pero ¿cuánto más para un pequeño niño? Aproximadamente hay 300.000 niños y adolescentes clasificados como «niños de la calle». ¿Qué tipo de trabajo podrían encontrar? La gente no le va a dar un trabajo a un niño de 8 años. La mayoría son forzados a la prostitución para poder sobrevivir.
 


Compre un niño esclavo por $500


 
Y si esto no fuera suficiente, también puedes secuestrarlo o robarlo de su hogar y de sus padres. Secuestro no por rescate sino para venderlos. Hay tráfico de esclavos en este país, que ofrece niños como esclavos. Los niños son comprados para uso sexual o para cualquier propósito que su «dueño» desee. En la ciudad de Nueva York un niño cuesta alrededor de U$S 5.000. En San Diego lo puedes conseguir por U$S 500.
El tráfico de niños blancos ha existido por siglos. William y Catherine Booth iniciaron el Ejército de Salvación en Inglaterra en el siglo XIX. La nuera de los Booth descubrió una inmensa y horrenda red que engañaba a los niños que llegaban a Londres buscando trabajo y los introducía en la prostitución. Los niños secuestrados son a veces drogados, encerrados vivos en féretros y embarcados lejos de su patria.
Ese comercio está activo hoy y en las ciudades más importantes del mundo. Los niños son raptados, comprados y vendidos como esclavos, para cultos satánicos o para perversión sexual.
La Sociedad René Guyón en los EE.UU. es notoriamente reconocida como abusadora de niños. Para ser miembro hay que tener relaciones sexuales con un niño menor de 8 años. Su lema es «Sexo antes de los ocho o ya es muy tarde». Tiene alrededor de 5.000 miembros. La Asociación de Amor entre Hombre/Niño de Norteamérica (NAMBLA) combinada con la de René Guyón dicen tener una membresía de 25.000 miembros. Están activos en la búsqueda de legalizar el sexo entre adultos y «menores que accedan». Afortunadamente, hasta el momento, no existe legalmente tal cosa como “menor que acceda».
¿Por qué sucede todo esto? Porque el mundo demoníaco odia a los niños. No es suficiente raptar el cuerpo de un niño. También su mente debe ser raptada. «Dejémosles posar y que se conviertan en pequeños adultos. Permitámosles que se involucren en la pornografía». No sólo leyéndola sino haciendo pornografía.
La pornografía de niños en los EE.UU. es una industria que deja alrededor de quinientos mil millones de dólares. Y los que se enriquecen con este negocio es una pequeña fracción de los que están involucrados. La mayoría no lo hacen por dinero sino por placer. El mercado de esta horrible industria es tan vasto que había en los EE.UU. más de 263 diferentes revistas de pornografía de niños en 1977. Hay más de 263 revistas pornográficas mostrando sexo con niños.
No se las consigue en kioscos o librerías, sólo se envían por correo. Alguien da una dirección a otro y se le envía lo que quiera: revistas, videos, films. El costo para imprimir esta clase enferma de revistas es de sólo 35 centavos (más el costo del alma del niño), pero la venta de la misma es de $7.50 a $12.50 cada una. Un video pornográfico puede producirse a muy bajo costo, sin embargo se vende por $300 o $400.
La pornografía de niños es ilegal y es en contra de la ley enviar pornografía a través del correo, pero la ganancia es tan enorme que la cruel inmundicia continua desparramándose. Aún si las autoridades encuentran a los involucrados y los arrestan, el juicio es difícil. Deben probar primero que es pornografía, y que fue publicada con «intento comercial».
A pesar de las nuevas y duras leyes, muchas demandas en contra de pornografía de niños son denegadas. ¿Cómo probar que una cosa es «antinatural» a una cultura inmoral? En un caso en Nueva York un juez decidió que la pornografía confiscada era desde luego una «certera representación» de que el niño estaba involucrado en esas cosas, y que ello tenía algo de «valor social redimible». Sacó las demandas y el productor de pornografía quedó impune.
Una revista (Baby love) «Amor con bebés», fue interceptada por agentes del gobierno, mostraba a alguien probando tener sexo con un bebé de 6 meses. Aún se han hecho películas de gente teniendo sexo con bebés recién nacidos.
En agosto de 1985 uno de los periódicos más importantes de la nación, Los Angeles Times, llevó a cabo un complejo estudio para determinar la cantidad de americanos que habían sido perturbados cuando niños.
El resultado fue:

  • Un chocante 22% de todos los americanos, 38 millones, habían sido acosados sexualmente en su niñez.
  • Estimadamente 750.000 de los 38 millones eran hijas que sufrieron abusos sexuales de sus padres.
  • Una de cada cuatro americanas había sido acosada sexualmente o violada antes de los 20 años.
  • Aproximadamente 2 millones de niños habían tenido experiencias sexuales realizadas por mujeres adultas.

Ahora, imagina lo que sucede si estás al final de esto. Aproximadamente el 40% de los niños violados crecen y abusan de sus propios hijos. Recientes estudios muestran que entre el 62% y el 90% de las prostitutas fueron acosadas sexualmente cuando eran pequeñas. Investigaciones sobre adictos a las drogas y alcohol han mostrado que un 70% a un 75% sufrieron abusos cuando eran niños.
 


Niños criminales


 
Con toda esta pérdida de inocencia, la brecha entre la niñez y la adultez desaparece, y los chicos reaccionan ante el dolor cometiendo terroríficos asesinatos
En 1950, señala Juan Whitchead, sólo 170 personas menores de 14 años fueron arrestadas en los EE.UU. por cometer serios crímenes como violación, robo, o asalto agravado. En ese año, la incidencia del crimen por adultos fue 215 veces más grande que la de los niños.
En 1960, sin embargo, los crímenes cometidos por adultos sólo fueron 8 veces mayores que los cometidos por los niños y en 1979 sólo 5.5 más. ¿Significa esto que los crímenes cometidos por adultos está decreciendo? No. Entre 1950 y 1979 el crimen por adultos creció en un 300%. La espantosa conclusión es que durante el mismo período, los crímenes graves cometidos por niños aumentaron en ¡un 11.000%!
Cuando los niños no actúan más como niños, la ley comienza a tratarlos como adultos. La ley en los EE.UU. debe ser cambiada para que los menores reciban la misma clase de sentencias que los adultos, incluyendo las penas capitales, porque están cometiendo los mismos crímenes.
Estamos retornando a las condiciones de la Edad Media, donde la distinción entre niños y adultos había desaparecido. No sólo se les daba los mismos trabajos a los niños que a los adultos; si no que se los juzgaba igualmente hasta el punto de ser ejecutados como los adultos.
Sin embargo la protección a la niñez es algo relativamente nuevo, introducida por los cristianos de la época de la Reforma. Hace un siglo atrás, los niños en Inglaterra eran buscados para trabajar en las minas de carbón porque eran los únicos con huesos suficientemente flexibles como para soportar las horribles condiciones de trabajo. Imagina el terror de esos días en los túneles de las minas…
 


La sangre humana era barata


 
El trabajo más simple era ser «trampero». Un niño era descendido a 25 mts. de profundidad en un pozo, para quedar en cuclillas en medio del barro, en completa oscuridad con agua goteando, escarabajos y ratas alrededor, esperando que se abra la puerta trampa para que otro niño empujara un carro lleno de carbón. Dejaba el carbón y se cerraba la puerta. De esa manera si había una explosión en la mina, sólo mataba al niño entre puertas. La puerta trampa interceptaba el gas combustible e impedía que se expandiera más lejos. Pequeños niños, entre 8 y 9 años, se sentaban en la oscuridad cada día de 18 a 20 horas, escuchando solamente el ruido de los carros. Algunos se volvían locos. No obstante ese era el mejor trabajo en las minas.
Los niños han sufrido terriblemente en las manos de los adultos, quienes negocian con ellos, los usan y los descartan cuando quieren. Muchos de estos trabajadores de minas sólo tenían 8 ó 9 años, niñas y niños. Algunos comenzaban trabajando en los pozos cuando sólo tenían 4 ó 5 años. Sólo veían el sol los días domingos. No tenían momentos de descanso, sus comidas eran tomadas en medio de la oscuridad, y vivían con padres que los dedicaban a ese tipo de vida.
Imagina cómo era el trabajo de las minas. Mujeres o pequeños niños tenían que arrastrarse sobre sus manos y rodillas llevando enormes cargas por estrechos túneles que sólo tienen alrededor de 45 cm. a 60 cm. de altura, mojados y estrechos como cloacas. Mujeres que permanecían en su trabajo hasta la última hora del próximo parto. Niños y niñas llevaban a cabo su trabajo usando grillos y cadenas. Un grillo era colocado alrededor de la cintura desnuda. Una cadena desde el carro se enganchaba al grillo y pasaba entre sus piernas. Arrastrándose ellos tiraban de los carros.
«No es necesario describir», dice Shaftesbury, el político cristiano que peleó en contra de este horror durante toda su vida, «cómo sus costados se ampollaban, sus tobillos se descolorían, sus espaldas se escaldaban al rozar los techos, o cómo tropezaban en la oscuridad y se ahogaban en medio de la sofocante atmósfera. Es suficiente decir que se los usaba como caballos o como cualquier otra bestia del campo, sólo porque la carne y la sangre humana era más barata y en otros casos porque la tarea de un caballo era imposible».
El resultado de este bárbaro modo de vida fue que para muchos niños no hubo niñez en el siglo IX. ¿Qué restauró los derechos de la niñez en la sociedad? Un avivamiento cristiano. La predicación del evangelio. Y como consecuencia de este avivamiento se produjeron reformas sociales. Se necesitó de la restauración de los valores cristianos haciendo énfasis en la familia, el trabajo de ministerios como el Ejército de Salvación en las calles, y de hombres como Shaftesbury en él ambulo político.
 
EL EJÉRCITO DE SALVACIÓN PROTEGIÓ A LOS NIÑOS
 
Esta fue una costosa y terrible batalla. Cuando el Ejército de Salvación reveló el espantoso mercado de esclavos ante la «moral» británica, sabían que nadie les iba a creer. El hijo del general Booth, Bramwell, y su esposa enrolaron a un editor cristiano de uno de los periódicos más leídos: »The Pall Mall Gazette». El editor con la ayuda de una mujer, quien previamente había estado involucrada en el tráfico de niños, convertida a Cristo en el Ejército de Salvación, se propuso como espía. Compró a una niña a sus padres por 10 libras esterlinas. Documentó todo el proceso hasta el punto por el cual tendría relaciones sexuales con la niña.
Publicaron la historia, Branwell y los que estuvieron involucrados fueron acusados de viciosos por la prensa y por aquellos a quienes habían denunciado. El editor y la mujer fueron encarcelados. Pero la revelación pegó en Londres como nada lo había hecho por cientos de años.
El Ejército de Salvación marchó hacia el Parlamento con un enorme pliego con 160.000 firmas. El incidente llevó al Parlamento a la acción. Dentro de los dos meses siguientes una medida de protección fue aceptada, esta había sido rechazada antes tres veces. La edad de consentimiento que había sido bajada a 12 fue elevada nuevamente.
Un avivamiento espiritual y un compromiso cristiano le devolvieron a los niños la niñez. Ahora la estamos perdiendo nuevamente.
 


Los chicos desaparecidos


 
El profesor Neal Postman de la Universidad de Nueva York escribió: «La desaparición de la niñez». Él indica el gran peligro del llamado movimiento por los derechos del niño. Este enunciado «defensor» de los niños proclama: «La categoría social de los niños en sí misma es una idea supresiva y todo debe ser hecho para la libertad de los niños sin ninguna restricción».
Cuando el diablo quiere eliminar una libertad fragua un movimiento de demandas de los derechos personales. Lo curioso es que cuando se centraliza en los derechos individuales se termina con la pérdida de la libertad. La demanda de los derechos concentrada en responsabilidades morales por el contrario siempre promueve rebeldía. En contraste, Dios centraliza en nuestra responsabilidad y servicio personal, que produce al avivamiento y una verdadera libertad. Podemos ir con alguna cruzada centrada en los «derechos» personales y pronto terminaremos con leyes que destruirán todos esos «derechos» que pretendíamos proteger.
La televisión también está destruyendo la niñez. Un libro escrito para adultos a menudo está escrito en código, lejos de lo que le puede interesar a un niño. Un niño no puede entender un tema para adultos si no entiende el vocabulario. Podrá leer las palabras fornicación, adulterio, incesto, homosexualidad, genocidio o infanticidio, pero está protegido de las horribles ideas detrás de esos términos. Pero, ¿qué sucede cuando traes esas ideas a la sala de tu casa a través de la televisión y representadas en una vívida acción en color delante de los ojos de los niños?
Penosamente no ha quedado un área menos atractiva de la vida que no haya sido explorada por la televisión. Los temas para adultos son reducidos a la mentalidad de un niño porque se escriben para que sean entendidos por un niño de 8 años, que es la edad promedio de la audiencia de televisión. ¿El resultado? Los niños pequeños ven un mundo de adultos peligroso y maligno, preparado para la comprensión de los niños. Los chicos de 8 años que ven «Rock in TV» juegan como Prince cantando (Love Sexy) «Amor sexual» y una niña de 7 años canta «Como una virgen» (Like a virgin). Toma un libro moderno para niños, este tratará con problemas de divorcio, violación, o incesto. Yo no sé que leías cuando eras niño, pero ¡esto no es Pulgarcito! La niñez está desapareciendo, no sólo los niños, sino el concepto completo de niñez.
 
MUERTE PARA EL DRAGÓN
 
Vivimos en tiempos oscuros y terribles, pero nuestro pobre mundo ya ha estado en oscuridad y temor antes. Y dentro de un horrible mundo una vez hace mucho tiempo la Luz, el Amor y la Esperanza vinieron en la persona de un niño. «En medio de ustedes ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador quien es Cristo el Señor». El niño de este pasaje es la verdadera amenaza para el reino y el futuro del dragón que mencioné antes. Y el mismo dragón que estuvo detrás del niño entonces lo está hoy detrás de la niñez para destruirla.
El Señor Jesús dijo: «Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Jn 9.5). Él no está físicamente en nuestro mundo, pero, por medio del Espíritu Santo ha venido nuevamente para hablar al mundo de la Vida a través de millones de labios limpios y alcanzando una multitud por medio de manos santas. Él nos ha dado un gran privilegio y un gran llamado. «Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder». (Mt. 5.14).
No somos Dios, pero Él es nuestro Rey y nuestro Amigo, y sabemos cómo indicar el camino que lleva hacia él. No somos Jesús, pero somos el único testimonio de Jesús que los heridos pueden ver. Él es la cabeza de la iglesia, nosotros somos su cuerpo, renacidos para expresar su vida y esperanza a un mundo lleno de oscuridad y desesperación.
Puedes leer el fin de la historia tú mismo. Se provee salvación para la mujer, el niño nace, y el maligno finalmente encuentra su pago. No es un cuento de hadas, son eventos reales. Cristo aún está en el trono y Dios pronto reunirá a su familia.

 

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