Archivo de la categoría: PUPPETS

El valor de mis manos

En Drama/títeres para evangelizar,  
 
 
 
Autor: Ismary Diaz Rivas

 

ESCENA 1

(Música suave de fondo)

Narradora—Dice La Palabra de Dios que la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, sí, el mejor lugar de nuestro reposo en cualquier circunstancia es en las manos poderosas de nuestro Señor. Él nos creó a su imagen y semejanza, también por eso nos dio manos. ¿Hemos pensado alguna vez en el valor de esa parte de nuestro cuerpo­? Todos los días las usamos, unos más lentos, otros más aprisa, pero ni nos damos cuenta de lo importantes que son. Pensemos en las manos de Jesús, cuántos bienes hicieron en este mundo, cuántos enfermos sanaron, cuántos caídos levantaron, y luego esas mismas manos fueron llevadas a la cruz por ti y por mí.

(Música suave unos segundos) (Se va abriendo el telón, dos jóvenes conversan, mientras la madre de uno de ellos les sirve café)

Pedro—Amigo mío, no sé que pueda yo decirte sobre eso, pero de algo estoy seguro, tu solo no podrás dejarlo. El Señor en ti si puede, claro si tu lo dejas.

Loida—A ver, aquí les traigo un poquito de café, no lo dejen enfriar porque no sabe igual.

Pedro—Usted tiene unas manos prodigiosas para la cocina mamá, anda Lázaro, toma el café y seguimos conversando.

Lázaro—Gracias Loida, es muy amable, pero no me gusta el café. Nunca lo tomo, de todas formas, gracias.

Loida—¿Quieres un refresco? Tenemos unas naranjas muy dulces, y a Pedrito le encanta. ¿Te traigo un poquito?

Lázaro—¿Ves Pedro? Eso me cae mal, esa amabilidad de algunas personas, como tu mamá. No estoy acostumbrado a eso. En mi casa siempre me dijeron las cosas cortantes y sin darle vueltas. Quizás eso influyó en mi mal carácter, y sobre todo en el otro problema.

Pedro—Mira Lázaro, hemos sido pecadores de nacimiento. Es por eso que pecamos; es una herencia. No es que pequemos y por eso seamos pecadores, y tanto el robo que tu dices no poder evitar, como cualquier otro pecado. Claro que ningún hombre puede dejarlo porque sí, para eso hay que acudir a la cruz de Cristo. Su sangre, nos limpia de todo pecado.

Lázaro—Mira Pedro, vine hasta aquí contigo por lo mal que me siento, porque hoy le robé a mi propio padre para pagar mi deuda de juego, porque estoy mal y no es para oír hablar de religión que he venido. Tú eres mi amigo ¿no?

Pedro—Te equivocas, no hablo de ser religioso. Hablo de ti, porque eres mi amigo precisamente, y de mí, como personas, del valor que tenemos para Dios, de lo que hizo Jesús para que pudiéramos amistarnos con él. Porque él te ama mucho, a pesar de tus pecados. Eso no es religión, es que comiences una relación con el Dios vivo que te está extendiendo su mano. No seas rebelde a él.

Lázaro—Es que, me es difícil creer eso. A mí me enseñaron que debía ver para creer.

Pedro—Si me dejas, te voy a contar algo, una historia verídica escrita aquí en la Palabra de Dios. Solo te pido que la escuches y pienses con tu corazón acerca de ella. Eso que dijiste de ver para creer hace mucho tiempo fue dicho por una persona que estaba cerca de Jesús, y luego reconoció que estaba equivocado. Sencillamente, el mismo Señor le hizo ver lo que necesitaba.

(Tocan a la puerta) (Pedro va y abre, entran dos jóvenes y dos muchachas, saludan a ambos)

Pedro—Lidia, Hirán, Esther, Jacobo, ¡qué sorpresa!

Lidia—¿Sorpresa Pedro? Hoy es viernes, venimos a ensayar.

Hirán—Yo creo que nuestro amigo lo pasó por alto. ¿Se te olvidó? (Pedro se encoge de hombros)

Jacobo—Eso debe ser por causa de una persona que yo conozco que le ocupa mucho su mente. (señala para Esther)

Esther—Y ustedes ¿qué miran? Esto es algo serio, vamos a ensayar. Bueno, si se puede. (mira a Lázaro)

Lázaro—Por mí no hay problema, Pedro. Otro día vengo por acá.

Pedro—De ninguna manera, si es que precisamente el ensayo tiene que ver con lo que yo quería contarte mi amigo. Siéntate como en tu casa y vamos a comenzar. Tú sólo escucha, y si tienes algo que decir, o alguna duda, no temas preguntar, estamos a tu servicio.

(Lázaro lo mira con seriedad, luego dice,)

Lázaro—Está bien, me quedo.

Hirán—Muy bien, amigo. Vamos a rodar las sillas, y vamos a ensayar “El valor de mis manos”.

(Se oye una música suave, ellos comienzan a arreglar las sillas, las separan, y se va cerrando el telón.) (Canción, Con manos vacías)

ESCENA 2

(Se abre el telón, aparecen los mismos jóvenes en posiciones diferentes, Lázaro en una esquina como espectador.)

Esther—Quedamos en la parte cuando Jesús, que en este caso lo hace Jacobo, está en su última semana antes de ser crucificado, y visita a Martha, a María, y a Lázaro.

Lázaro—¿A mí?

Pedro—Se llamaba igual que tú, era un amigo de Jesús. Después puedo hablarte de él.

Lidia—Yo creo que Jacobo puede usar este traje blanco, como los de aquel tiempo (toma una vestidura de un cajón que está en el piso)

Hirán—Si, Lidia, después ensayamos con las ropas, pero primero hay que estudiarse bien esto, y profundizarlo para que salga bien y sobre todo ver bien la Palabra, para que pueda ser de bendición, que es lo más importante.

Jacobo—Busquemos en Juan 12:1-8 (lo lee) Esto corresponde al miércoles de aquella semana. Está también en Mateo 26 y en Marcos 14. ¡Qué pasaje más impresionante! Yo veo el contraste de las manos de aquella mujer que tomaron lo mejor que tenían y lo derramó a los pies de Jesús en una actitud de humildad, de amor y de agradecimiento, y aquel hombre, uf, me pone los pelos de punta porque a veces hago cosas peores. Él usaba sus manos para robar de la bolsa que se le había entregado con confianza, es decir, que aunque eran manos iguales, diseñadas por Dios de una manera asombrosa, eran usadas para fines totalmente opuestos.

Ester—Si, así es mi hermano. El valor de mis manos para mí precisamente no está en que son las mejores porque son las mías, sino al servicio de quien las pongo. Si las dedico al Señor como es mi deseo, él las verá como las de aquella mujer.

Hirán—No, Ester, no es absolutamente así. O es que nunca les das un uso indebido, por ejemplo, ¿nunca empujas a nadie? ¿O no le pegas a tu hermano si te coge tus cosas? Es un ejemplo, digo yo.

Ester—Por favor, Hirán, claro que puedo fallar, pero Dios me ve a través de lo que hizo Jesús. No me ve como una pecadora. Después que recibí a Cristo la Biblia me dice que soy hija de Dios, de su familia. Si tú le fallas en algo a tu padre o a tu madre, puede que te regañen y hasta que te castiguen, pero por eso no dejas de ser su hijo. Sobre todo porque los une un amor grande y un vínculo familiar que no puede ser roto.

Lidia—Oigan, pero no se vayan del tema. Por favor, vamos a seguir. A ver Hirán, busca otro ejemplo en esa semana de la pasión del Señor donde podamos vernos reflejados, quiero decir nuestras manos.

Hirán—Si, mira antes de eso, cuando la entrada triunfal en Jerusalén. La gente el pueblo en general tomó ramas de palmera en sus manos y recibían a Jesús con Hosannas, tendiendo sus mantos, por donde debía pasar en el asnillo.

Pedro—Y esas mismas personas de la multitud batían sus manos cuando lo tenían preso y pidieron que soltasen a Barrabas, que era ladrón y que crucificaran a Jesús. Claro, ellos no entendían lo que estaban haciendo. Nada menos que matando al autor de la vida.

Jacobo—Pero sí habían visto las señales que había hecho el Señor en medio de ellos – a cuanta gente sanó, a cuántos liberó de demonios y a otros les multiplicó los panes y los peces. Eso fue en presencia de grandes multitudes, oye no había excusa. Ellos habían visto todo lo que él hacía y no quisieron creer. Así que la fe, o lo que es lo mismo, el creer, no es precisamente por ver, como dicen algunos. Es algo bien profundo, un regalo que Dios nos da para que podamos verle a cada paso en nuestro diario vivir.

Ester—Pero la fe viene por el escuchar con atención la Palabra de Dios, aunque como bien dices, es un regalo.

(Entra Loida con una bandeja, y todos se animan y sonríen)

Loida—Hora de la merienda. Oigan a ustedes, se les van las horas y no las sienten. Yo diría que es hora de comer, pero no quiero estorbarles. Coman algo y sigan hasta que deseen. A mí no me molestan. Pedrito sabe que me encanta tener la casa llena de jóvenes.

Pedro—Ven Lázaro, come algo. Has estado muy callado.

Lázaro—Está bien, gracias, pero es que yo no sé qué decir. Es muy interesante lo que hablan, así que mejor sigo escuchando.

Lidia—Yo les propongo que tomemos un receso. Después nos ponemos los disfraces y ensayamos. De lo contrario no nos va a dar tiempo. Aunque sé que hemos tenido una tarde provechosa.

Lázaro—¿Puedo quedarme?

Pedro—No faltaba más. Claro que si. Muchachos, sigamos el consejo de Lidia.

(Todos se ponen a comer, se va cerrando el telón con música suave de fondo)

(Canción “Capaz de todo por Ti” de Benjamín Rivera)

ESCENA 3

Narradora—Aquel grupo de jóvenes no sabía hasta qué punto estaba influyendo delante de Lázaro. Poco después, empezaron a ponerse largos ropajes encima de sus vestidos y a cubrirse la cabeza, tratando de imitar los tiempos antiguos. Su alegría, el amor, el gozo que reflejaban fue lo que mantuvo a aquel joven incrédulo sentado junto a ellos todo el tiempo. Su rostro reflejaba una añoranza, una necesidad. En medio de ellos, Lázaro logró descubrir que realmente poseían muchas cosas valiosas que él no había logrado, y nunca alcanzado ni aún en los salones de juego, donde era tan popular.

(Se abre el telón, aparece Lázaro sentado en el piso en una esquina de la plataforma. Los demás comienzan a dramatizar ya vestidos)

Jacobo (Que se disfraza de Jesús)—Mi alma está muy triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo. (Va un poco adelante, se arrodilla, se postra sobre su rostro y dice): Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no sea como yo quiero sino como tú. (Viene a ver a los otros jóvenes y los encuentra durmiendo, y dice): ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Viene otra vez y los encuentra durmiendo) (Se va, y ora por tercera vez, diciendo las mismas palabras, luego dice:): Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. Levantaos, vamos, ved, se acerca el que me entrega.

(Música suave de fondo algunos segundos)

Lidia—Yo lo veo bien, ¿y tú Ester? Al menos hasta aquí.

Ester—Sí, claro, representar la tristeza real que tuvo Jesús en Getsemaní no es fácil. Pero Jacobo, quizás si piensas en lo que pasó a Jesús y te concentras si te es posible, tu cara reflejará más esa tristeza.

Jacobo—No creas, me es difícil el hecho de representar a Jesús, sobre todo que él mismo me está viendo, no es fácil para mí.

Pedro—No hables ahora de representar. Figúrate yo entonces, uno de sus discípulos en quien más confiaba y todo el tiempo durmiendo mientras él oraba, igual que Hirán.

Hirán—Lamentablemente, tengo que confesarles que a mí no me fue difícil representar a uno que duerme. Yo lo hago con bastante frecuencia. (Todos sonríen)

Hirán—Ey, es en serio, los jóvenes estamos rodeados de tentaciones y lo que Jesús dijo ahí no es por gusto. Es verdad que estoy orando poco, entre las clases, las actividades, y los mismos ensayos. Cuando llego a mi casa, ya no doy más, y aunque lo intento, me quedo rendido hasta el día siguiente cuando mi papá me llama para ir a la escuela. Y así pasa los días.

Ester—A mí me ha pasado Hirán, pero hay que planificar bien el día. Yo pongo el reloj media hora antes y oro por las mañanas. Pero a veces lo hago caminando por la calle o cuando espero en la parada. Lo importante es conectarse realmente con el Señor. Si yo lo dejo para la hora de acostarme, no puedo. Me pasa como a ti.

Pedro—¿Se fijaron en la frase de Jesús casi al final decían: He aquí ha llegado la hora y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores, como usa la palabra manos para definir quienes son las personas que vendrían por él?

Lidia—En este caso, manos de pecadores, personas que no le amaban y deseaban matarle.

Jacobo—¿Y qué me dicen de Pilato? Quiso quedar bien con todos y ante el alboroto de la gente se lavó las manos delante del pueblo.

Hirán—Eso tenía ante ellos un significado como el que no era entonces culpable si lo mataban, como después hicieron. Pero realmente todos fuimos culpables, incluyendo a Pilato.

Lidia—Le hicieron cargar la cruz después de azotarle, pegarle y ofenderle, hasta que llegaron al monte Calvario donde le crucificaron. ¡Qué escena tan desoladora! Pero gracias a Dios porque Jesús cargó con nuestras culpas y no se quedó allí en la cruz.

Jacobo—Esa parte no la ensayaremos ahora, es tarde. (Mira el reloj)

Pedro—Es verdad, yo no los estoy botando, pero sé que algunos viven bastante lejos de aquí.

Lázaro—Ya te lo iba a decir Pedro, tengo que irme. Hoy no fui a ver a mi novia, a lo mejor hasta termina conmigo.

Pedro—Estamos todos de testigos, Lázaro, eso no ocurrirá. Y si ocurre, piensa bien. Quizás no sea ella tu mejor decisión. Bueno, nos vemos mañana en la escuela muchachos, y a ti también amigo. Por cierto después seguimos hablando de aquel asunto.

Lázaro—No sé si mañana vaya. Mi familia tiene un viaje al interior y debo acompañarles, ya sabes cómo es eso.

Pedro—Pero estarás aquí para la noche del drama, ¿verdad? Quiero que me acompañes a la iglesia y puedes traer a tu familia, por supuesto, y a tu novia, si así lo deseas.

Lázaro—Haré todo lo posible, de verdad quiero asistir a verlo. En cuanto a mi novia y mi familia, no sé qué dirán a eso.

Pedro—No importa, al menos trata de venir tú.

(Se despiden, los demás habían estado quitándose los disfraces y ordenando las cosas)

Ester—Hasta mañana. (Los demás la siguen)

Pedro—Hasta mañana.

(Se va cerrando el telón. Pedro cierra la puerta y se sienta pensativo) (Música suave)

(Se canta “Y fue en la cruz” de Danilo Montero.)

ESCENA 4

Narradora—Lázaro estaba en su casa después de aquel extraño diálogo que había presenciado. Hasta ese momento aquel tema nunca le preocupó. No sabía por qué, pero no lograba dormir. Aquellos jóvenes eran tan diferentes a él, se veían tan seguros, y a la vez, tan sencillos. Pero…¿qué le estaba pasando? No pudo seguir acostado, así que se sentó, miró el reloj. Eran las tres de la madrugada. Pensó en su padre, como trabajó para criarlo a él, y ahora él en pago le había robado parte de sus ahorros. Lo que le quedó después de pagar su deuda le quemaba el bolsillo, pero no podía, no tenía el valor para devolverlo. Sabía que su padre pronto notaría la falta, pero en fin, nadie sospecharía, no de él. No obstante, dos lágrimas salieron de sus ojos. Tampoco se explicaba aquello, sólo allí en su interior y en su soledad, se sentía el ser más despreciable del mundo.

 

(Se va abriendo el telón, es un cuarto casi a oscuras. El joven con un pijama, sentado en una silla al lado de su cama, mira una caja de cigarros que estaba sobre la mesa. La coge, la vuelve a dejar, se pasa las manos por la cara, luego se mira las manos y exclama.)

 

Lázaro—¡Mis manos! Si que no valen para nada. Todo por esa maldita deuda de juego, soy un desastre. No hago nada bien, nada.

 

(Se levanta de pronto, y se pone un abrigo, palpa el bolsillo, camina de un lado a otro del cuarto, luego siente un quejido que viene de la otra habitación)

 

Marcos—Hijo, ¿estás ahí?, ay, ay, ay.

 

(Entra un anciano doblado por el dolor, se apoya en la pared)

 

Marcos—Lázaro, no quiero despertar a tu madre, tengo un fuerte dolor en la pierna. Debe ser nuevamente la gota. No puedo conciliar el sueño. ¿Me darás una fricción?

Lázaro—(Lo ayuda) Sí, claro, venga, acuéstese en mi cama papá. Así no vamos a poder viajar, digo, con ese dolor que tiene.

(Le frota suavemente la rodilla)

Marcos—No, ya tu madre y yo hablamos anoche. Tu tardabas en llegar y no te esperamos, pero estuve mirando los ahorros y es un viaje largo hasta el oriente, y no nos alcanza, jum. Hasta discutimos un poco porque creo que ella se ha excedido en los gastos de la casa. Es como que el dinero se esfumó. Bueno, realmente discutimos fuertemente. Yo no quería decírtelo en un momento así, no quiero que me tengas lástima. Pero en cuanto amanezca me voy de esta casa. Decidimos divorciarnos, no puede haber mentiras en una pareja.

Lázaro—(Deja de frotar la pierna del padre)—¿Divorciarse? Pero ¿por qué? Si ya son personas mayores, yo soy un hombre. No dejaré que eso pase.

Marcos—No lo puedes evitar, Sé que he hablado poco en la vida contigo hijo, sin embargo, he trabajado mucho. Esto no es un hogar, es un apeadero.

Lázaro—¿Y eso qué es?

Marcos—Un apeadero es como una terminal, la gente llega, se baja del ómnibus, come, va al baño, se sienta, y luego se va a otro lugar. Y a veces coge otro ómnibus, ¿comprendes? No ha habido comunicación entre nosotros, aunque sí los he amado mucho a tu madre y a ti.

Lázaro—No permitiré que eso pase, no permitiré que ustedes se separen papá. Yo le prometo que… yo, voy a conseguirle el dinero, sólo dígame lo que falta.

Marcos—Eso no arregla nada hijo mío. Es lo que pasó, tu madre me ha estado engañando todo el tiempo. ¿Cómo sé que no tiene otro hombre? No es un problema de traer otro dinero, es el que ya no está. ¿Por dónde salió? Si yo traigo todo lo suficiente para comer, y no se ha hecho ninguna compra grande en la casa, ella me engaña, ¿no puedes entenderlo?

Lázaro—No, no es cierto. Eso no es cierto.

Marcos—Es difícil de creer Lázaro. Créame, para mi, también lo fue pero he pensado mucho esta noche, sin saber que me vendría otra crisis de este dolor. Pero no puedo ceder, aunque tenga el dolor. Yo dije que me iría y debo cumplir mi palabra, ahora necesito que tú me ayudes.

Lázaro—Por favor papá, no se vaya. Mire, tome esta pastilla. (La toma de un paquete que hay sobre la mesa) – Esto lo calmará un poco, todo se arreglará. Mire, acuéstese en mi cama, a ver, yo lo taparé un poco, venga, así. ¿Me promete que confiará en mí?

Marcos—Claro, mi hijito, ¿siempre no lo he hecho? Tú eres mi hijo único, yo daría cualquier cosa por verte feliz. Esperaré a estar mejor y luego hablaré con tu madre. Quizás la cosa no sea tan grave. Y tú, ¿dónde te acostarás?

Lázaro—No te preocupes papá, no tengo sueño. Estaré aquí por si necesita algo.

(Se pone las manos en los ojos con la cabeza baja, y se queda pensando, mirando fijamente al piso)

(Se va cerrando el telón con una música suave)

(Canción. Sinceridad de Rabito.

ESCENA 5

Narradora—Llegó la mañana, un nuevo día donde el sol calentaba con gran intensidad como es propio de la región del Caribe. El canto de las aves armonizaba con el suave rocío que adornaba las flores y las verdes ramas de la naciente primavera. Pedro se había levantado y estaba afeitándose en el baño, cuando escuchó unos golpes duros en la puerta.

(Se abre el telón, aparece Pedro con una toalla en el cuello, y la cara con crema de afeitar, un espejito en la mesa y una máquina de afeitar, se dispone a afeitarse cuando tocan a la puerta)

Pedro—Ya voy.

(Va y abre)

Pedro—Lázaro, entra, pensé que estarías viajando. Hasta pensé orar por tu viaje al campo. ¿Te pasa algo amigo?

Lázaro—Tú no sabes bien todo lo que ha pasado desde que salí de aquí anoche. Aproveché que mi padre se durmió con un sedante que le di, y vine corriendo, tú tienes que ayudarme. Yo soy el del problema, pero es que no sé que voy a hacer.

Pedro—(Se seca la cara hasta retirar toda la crema, se sienta junto a su amigo, coge su Biblia, y dice)—Te escucho.

(Ambos hacen gestos de que están conversando, con música de fondo la narradora dice..)

Narradora—Lázaro le contó a Pedro lo ocurrido, como la situación había llegado al punto de que sus padres iban a separarse por algo que sólo él tenía la culpa. Le dijo cuán miserable se sentía, y que tendría que regresar antes de que despertara su padre.

Pedro—La única solución es la verdad.

 

Lázaro—¿Pero cómo? Jamás volverá a confiar en mí. ¿No entiendes que ni aún puedo devolver todo el dinero, pues ya pagué una parte en la deuda de juego? No sé cómo enfrentarlo.

Pedro—Lázaro, realmente se necesita valor para esto. Se necesita mucho valor para decir siempre la verdad, pero es la única solución, porque un pecado conlleva a otro y luego a otro, y luego al desastre. Es lo que te ha pasado mi amigo. De corazón te digo, dile la verdad a tu padre, enfrenta esa vergüenza y pídele perdón, verás que así todo se puede arreglar. Si conocieras al Señor lo verías todo claro, pero bueno tú has dicho que debes ver primero varias veces. Sin embargo, el Señor se encargaría de eso. Él te ama, lo dice aquí. (Señala la Biblia), y está tratando contigo ahora mismo.

Lázaro—No sé lo que me pasa. No dormí, pensando en lo que escuché aquí. ¿Estaré volviéndome loco?

Pedro—No lo creo. Dios está tocando a tu puerta, la de tu corazón. Pero eres duro, tienes los cerrojos pasados y no dejas que él entre. Mientras eso ocurra mi amigo, no podrás entender nada. La llave maestra está en manos de Dios. Él es nuestro creador, y créame, que sus manos poderosas tienen un valor inestimable. En ellas podemos descansar sus hijos. Tenemos problemas, pero con sus manos obrando en nosotros, se pueden solucionar según su voluntad que es más sabia y perfecta que la nuestra. Y su voluntad es su Palabra, este libro del cual ayer leíamos fragmentos que tú escuchaste y que estoy seguro están obrando en tu corazón. Aquí, en Jesucristo, está tu solución, como la de todo ser humano. No hay otro camino a Dios, no hay otra manera de que arregles tu vida. Deja que Cristo lo haga Lázaro.

Lázaro—¿Es que no ves que no puedo? De verdad no puedo. No estoy listo para creer. Soy un miserable, un malvado, con las manos manchadas, que ni puedo mirarlas porque hasta yo me ofendo. Pero bueno, sé que cada cual hace lo que puede. Sé que no tienes dinero como para prestarme, ¿verdad?

Pedro—No, eso no tengo. Pero precisamente las personas como tu, que reconocen su impotencia y suciedad delante de Dios, son las que él vino a salvar, no a los que se creen justos. Todos lo necesitamos.

Lázaro—No lo entiendes. Ya veo, me voy.

Pedro—Piénsalo Lázaro. (Trata de tomarle la mano, pero él se escurre con frialdad y sale)

(Música suave) (Canción. Corazones de piedra de Oscar Medina)

ESCENA 6

(Música suave)

Narradora—Llegó el esperado día de la presentación del drama. Los jóvenes habían seguido con sus ensayos en casa de Pedro, y ahora en el templo estaban nerviosos, cada uno orando en silencio, o ayudando con el vestuario. Loida les servía también en la decoración de las escenas y seleccionaba las ropas más adecuadas con las que ya habían ensayado, les alentaba y animaba mientras se escuchaban los cantos de alabanza de la congregación.

(Se abre el telón, aparecen los jóvenes vistiéndose y colocándose unos a otros los turbantes. Loida arregla la mesa, le pone un mantel mientras algunos conversan. Esther y Lidia ayudan a vestir a los varones)

Hirán—Pedro, qué raro, tu amigo Lázaro no vino más a los ensayos en tu casa. ¿No ha regresado del viaje?

Pedro—Creo que desistió de viajar. Permita el Señor que esta noche venga y el Espíritu Santo toque su corazón. Él es muy duro.

Hirán—Tú sabes que no hay corazón duro que Dios no pueda ablandar. No te preocupes, la semilla ha sido sembrada. El Señor va a obrar, de eso estoy seguro.

Pedro—Pero el terreno….

Jacobo—Eh, Pedro, anúdame bien eso ahí atrás. Esther me apretó tanto que casi me saca el aire, afloja un poco el nudo y hazlo mejor.

(Pedro lo hace)

Hirán—El terreno lo prepara el Señor, Pedro, no te desanimes. Tú has hecho tu parte, ningún trabajo en el Señor es en vano.

Jacobo—No sé de quien hablan pero es cierto. Yo tenía un compañero de trabajo que decía: Si no veo no creo. Ustedes saben ese dicho del mundo. Oye, y Jesús le dio un toque especial. Ahora está que no falta ni a un culto, está yendo a la Iglesia Bautista. Le queda más cerca de donde vive que la nuestra. Uno predica porque así Dios nos lo ha mandado, pero la gente se reúne en la iglesia que quiere, siempre que sea cristiana, claro.

Esther—Sí Jacobo, pero si yo conozco al Señor como lo hice, en la obra de Los Pinos Nuevos, con una hermana, a mí me gusta ir donde ella vaya, así seguimos compartiendo.

Hirán—Eso depende del calor que uno le de al nuevo convertido. Si lo abandonas se va, si lo acoges con amor, se queda.

Esther—Así mismo es.

Lidia—Oigan, ya se está terminando la parte devocional. Dejen de hablar y vamos a orar, dentro de cinco minutos nos toca empezar.

Loida—Mira hijo, por la esquina del telón, mira disimuladamente quién está sentado en el primer banco. ¿No es tu amigo Lázaro? Lo único raro es que tiene las manos vendadas como si estuvieran quemadas. ¿Sabes algo de eso?

Pedro—No, no lo he visto desde hace días. Debí ir a visitarlo al ver que no venía por la casa. ¿Qué le habrá sucedido?

Hirán—Ven Pedro, vamos a orar, hay que empezar ya.

Pedro—Lidia, por favor, guíanos en oración.

Lidia—Señor Jesús, cómo te amamos. Gracias porque tú nos amaste primero y has hecho posible que seamos tus hijos, pero aquí estamos con nuestras manos unidas puestas en las tuyas para que en esta noche tú nos uses y que lo que hagamos tenga un propósito, el de traer vidas a tus pies, y que nuevas criaturas puedan llegar a formar parte de tu familia, de nuestra familia de la fe. Todo sea para tu gloria y honra, bendito salvador. En tu nombre santo Jesús. Amén.

Jacobo—Bueno, vamos que ya van a poner la música inicial.

(Se va cerrando el telón, ellos se colocan en sus posiciones y comienza la música instrumental de: En el monte calvario. Se lee la poesía y luego se pasa a la próxima escena.)

El valor de mis manos. (poesía)

Jesús vino para dar, con su poder y virtud

salvación y vida eterna a este mundo pecador

y con su mano extendida te ofrece paz y salud

para que en las tuyas tengas el regalo de su amor.

 

Mis manos tuve vacías mucho tiempo sin saber

que aunque en si mismas muy poco era su real valor;

mas cuando a mí vino Cristo, llenas las pude tener

pues las rodeaban las manos de nuestro Rey y Señor.

 

Mis manos quiero que sigan arduamente y con valor

con lo que el Señor me ha dado para poder compartir

con el triste y abatido, con el que sufre dolor

para llevarles noticias que le ayuden a vivir.

 

Mis manos a Dios consagro para siempre para ser

instrumento de justicia y portador de su voz,

sabiendo que con las suyas Cristo las quiso poner

en la cruz, para que viva él en mí, y no más, yo.

 

Con mis manos quiero dar mucho más que recibir

pues ya tengo lo más grande que en la vida he de tener,

su salvación y su gracia que Jesús me hace sentir

y a cada paso yo veo, que él me sabe sostener.

 

No está el valor de mis manos en lo que pueda yo hacer

ni siquiera en que las use con esfuerzo y convicción;

más bien su valor se encuentra en lo que Dios pueda ver

de sus valores eternos, y en ellas su bendición.

 

De mí nada puedo dar al Señor de los Señores;

él hizo todo por mí y a mis manos dio valor.

Por eso se las entrego, no con adornos o flores

sino para que él las use para su gloria y honor.

(Música suave de fondo, unos segundos más)

ESCENA 7

(Con la música suave se abre el telón, aparece una cruz de madera, y Jonatán como si estuviera clavado en ella, con la cabeza ladeada y sangre en sus manos y pies y en su costado).

(Las dos muchachas lloran en un lado del escenario arrodilladas, y los demás jóvenes en el otro extremo miran de lejos)

(Se pone un atril en un lado del supuesto crucificado y aparece el predicador que se va a dirigir a la supuesta congregación pero que estará ahí de verdad, y Lázaro estará en el primer banco con las manos vendadas)

Predicador—Buenas noches. En esta ocasión hemos estado viendo una representación de cómo Jesús tuvo que sufrir antes de ser llevado a la cruz y luego de escarnecerlo, e injuriarlo. Aquel hombre que siendo Dios no estimó su condición como cosa a la que aferrarse, se despojó a sí mismo y se humilló por amor a ti y a mí, dejando que lo clavaran en la cruz para cargar con todos nuestros pecados, con todas nuestras culpas, y que fuera satisfecha la justicia del Dios santo. De tal manera que abrió el único camino para amistar al hombre con Dios. Ese Jesús sabemos que no quedó en la cruz, sino que al tercer día resucitó, puesto que siendo él la vida, la muerte no podía retenerle. Ese Jesús que es el mismo de ayer y lo será siempre, que hizo tantos milagros cuando estuvo en esta tierra como hombre, y ni viéndolos algunos creían por su duro corazón.

Esta noche él te quiere hablar en su Palabra. Busquemos Lucas 6 para leer los versículos del 6 al 11 (Los lee). Así que un día de reposo, que era sábado, un día en que en aquel tiempo nadie hacía nada, Jesús entró en la sinagoga, una especie de local de reunión, y enseñaba acerca de la verdad. Estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. ¿Saben qué es una mano seca? No podía usarla ni moverla, ni coger nada, ni tocar nada con ella, porque no le servía para nada. Y Jesús vio su necesidad, pero había allí personas que querían acusar a Jesús y le acechaban para ver si quebrantaba la ley del sábado. Siendo Dios Jesús, leyó sus mentes (vs. 8) y le dijo a aquel hombre de la mano seca: Levántate y ponte en medio. En otras palabras, si confías en mí ven a mí y ponte allí donde todos estos que no creen puedan verte. Y aquel hombre obedeció y se puso en medio, no le importó que lo vieran, sólo miraba a Jesús que podía ayudarle en su necesidad, y Jesús hace una pregunta: “¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar la vida o quitarla?” Y no esperó que respondieran, sólo quería que pensaran en eso y entonces mirándoles dijo al hombre: Extiende tu mano. Y una vez más aquel hombre confió en Jesús e hizo lo que él le dijo y extendió su mano. Y su mano fue restaurada. ¡Gloria al Señor! Todos pudieron contemplar su grandeza, su amor, su poder. Ahora aquel hombre tenía su mano sana, completamente útil. Claro, la decisión de creer en Jesús hizo que ahora pudiera usar su mano.

Yo no sé si tu mano o tu vida están como la mano de aquél hombre, pero si es así, si te has dado cuenta de tu necesidad de Jesucristo, ven a él en este instante. Él quiere restaurar tu vida y también tus manos para que seas salvo, para que seas sanado, para que seas útil para la gloria de tu creador.

(En ese momento se levanta Lázaro y se acerca al atril, poniéndose de lado comienza a hablar. Música suave de fondo)

Lázaro—Yo quisiera decir algo, también a ti Pedro, mi amigo. Yo he estado realmente ciego. ¿Ven estas manos? Están quemadas. (Pedro se acerca y le coloca el brazo por encima) –Tuve que usarlas para evitar que mi papá quemara a mi madre. Aquel día Pedro, al regresar de tu casa, él había tratado de prender fuego al cuarto con mi madre dentro. Yo no me lo hubiera podido perdonar nunca. (Llora) Todo fue mi culpa, pero pude sacarla de allí sin que ella se quemara, aunque sí me quemé yo un poco, lo cual no me importa. He sido muy egoísta, mentiroso, ladrón, pero estos amigos me ayudaron a ver eso. Sin quererlo quizás, pero hablaron muy directo a mi vida.

Aclaré las cosas con mi padre que se echó a llorar. Casi destruyó mi hogar. Por eso yo quiero ahora poner no solo estas manos casi secas delante del Señor, sino toda mi vida para que él, que no le importó poner sus manos en la cruz para salvarme del fuego eterno. Que me cambie, me limpie y me haga una nueva criatura. Le pido perdón a Dios por mis pecados, por mi incredulidad, y le doy gracias porque él me ha hecho ver todo lo que debía ver para creer. Su amor incondicional por mí que no lo merezco, su gracia al mirar mi miseria humana. Le doy gracias porque pude comprender realmente el valor de mis manos, que no está en tener mucho como creía antes, sino en dárselas a Dios como están, secas o quemadas, como estén, para que sean de él y él las use para su gloria.

Si esta noche tú necesitas como yo la ayuda de Dios para que te salve, aunque seas una buena persona y no tan malo como he sido yo, no es suficiente. Sólo la sangre de Jesús nos puede limpiar. Ven y acompáñame aquí delante como hizo aquel hombre, sin temor, y oremos juntos al único Dios, nuestro salvador.

(Se hace el llamamiento y también un llamado a evangelizar) (Se canta: “Heme aquí” de Jesús Adrián Romero)

FIN ¡Gloria al Señor!

www.obrerofiel.com. Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

Visitas: 3

¿Cuál es mejor – la riqueza, el éxito o el amor?

¿Cuál es mejor – la riqueza, el éxito o el amor?

 
 
 
 

ABRIR RECURSO

Propósito: La importancia del amor

 

 

Personajes: Narrador, Tres ancianos, padre, madre y voz de hija.

Escenografía: El jardín de una casa.

(Música)

José Pichucho: Hace mucho tiempo en una aldea muy pobre donde las personas vivían de sus cosechas, sembrando todos los años hortalizas, papas, maíz y zanahorias, hubo un invierno muy frio. Había caído mucha nieve y al llegar la primavera se encontraron con mucha escasez en las cosechas de toda la aldea. En esta aldea había una casa… una casa sencilla como cualquiera, pero por alguna razón allí ocurrió algo muy especial. En aquella pequeña casa vivían un matrimonio con su hija y un gato que venía solo cuando había comida. Pero miren quien está afuera, en el jardín de la casa…

(Música)

(Sonido de mañana)

(Aparece un anciano)

Anciano Éxito: Debe de ser por acá. ¿Ustedes no saben si es por acá? No traje el plano ¿o lo perdí?

(Aparece un anciano más)

Anciano Riqueza: ¿Y qué importa? Todos los lugares son iguales. Además, siempre gano yo y si no te gusta, conseguimos algún transporte y nos vamos a otro lado. Vas a ver que es lo mismo. Todo el mundo me busca a mí.

Anciano Éxito: Claro, para ti todo es fácil, todo lo arreglas con dinero. Lo mío es diferente. A mí si todos me buscan, nadie quiere ser un perdedor.

Anciano Riqueza: Si no quieres ser un perdedor, tienes que tenerme a mí. Cualquiera llega a ti por medio de mí.

Anciano Éxito: Cualquiera no… Lo mío es el esfuerzo o tú piensas que con dinero se compra todo, porque no es así. La felicidad no se compra y el éxito mucho menos.

(Entra el último anciano)

Anciano Amor: Amigos, ¿por qué dejan de pelear siempre? Es lo mismo, nunca se van a poder poner de acuerdo y al final van estar juntos. En fin, ¿pueden tratarse mejor?

Anciano Éxito: Hablo la voz de la experiencia, el romántico del trió. Buenos días, su majestad. Qué raro verlo por aquí. ¿Acaso piensa que podrá ganar hoy?

Anciano Amor: Siempre hay la posibilidad de ganar. Yo le hago mucha falta a este mundo.

Anciano Riqueza: Si, pero cuando te tienen, no duras mucho tiempo. Perdóname, no lo tomes como algo personal, pero estás fuera de onda camarada, perdón… su majestad.

(Sonido de puerta, aparece la mujer. Losancianos se juntan a un costado)

(Al ver los tres ancianos, la mujer se acerca a ellos)

Madre: ¿Y estos hombres? Yo no los conozco, pero de seguro tendrán hambre.

(La mujer se dirige a ellos)

Madre: Por favor, pasen y acepten alguna cosa para comer.

Anciano Amor: ¿Se encuentra el hombre de la casa dentro?

Madre: No, mi marido salió.

Anciano Riqueza: Entonces, no podemos pasar, hasta que no venga él.

Madre: Bueno, cuando vuelva, le preguntaré. Hasta la próxima.

(Entretiempo)

(Se va la mujer y los tres ancianos)

(Entretiempo)

Voz José Pichucho: Por la tarde, al llegar su esposo a casa, la mujer le comentó lo que había sucedido.

(Entretiempo)

Voz del Padre: Anda a decirles que estoy en casa, e invítalos a pasar para que coman algo.

(Entretiempo)

(Aparecen los tres ancianos)

(Aparece la madre)

Madre: Ya llegó mi esposo, y me pidió que les dijera que por favor pasen.

Anciano Riqueza: No podemos pasar a una casa todos juntos.

Madre: ¿Por qué?

Anciano Amor: Por favor, escuche atentamente, ¿Ve a este anciano? Su nombre es “riqueza”, y él es “éxito”, y yo soy “amor”. Y no podemos pasar los tres, así que ahora valla y discuta con su esposo a cuál de nosotros desea en su casa.

Voz José Pichucho: La mujer entró a la casa dirigiéndose a decirle a su esposo, cuando su hija la detuvo… parece que aun puedo escuchar lo que ella le dijo.

Voz de la Hija: Ay mamá, escuché todo lo que te decían. Invitemos a “riqueza”. ¡Dejemos que venga y llene nuestra casa de lujos! Yo necesito una secadora de cabello, una grabadora nueva, una bicicleta, ropa, zapatos, maquillaje…

Voz de la madre: Ay nena. ¿Por qué no mejor invitamos a “éxito”? Y así pasas de año, ya que tú eres un desastre en la escuela, o para que a tu padre lo asciendan, que ya lleva diez años en el mismo puesto.

Voz José Pichucho: El padre que estaba escuchando desde el lado opuesto de la casa…

Padre: ¿No sería mejor invitar a “amor”? ¡Nuestra casa estaría entonces llena de amor! Y nos llevaríamos mejor.

Madre: Si, nena, me parece que papá tiene razón. Invitemos a “amor” a ser nuestro huésped.

Voz José Pichucho: La mujer salió y les preguntó a los tres ancianos…

Madre: ¿Cuál de ustedes me dijo que era amor? Por favor pase y quédese a vivir con nosotros…

Voz José Pichucho: Amor se puso de pie y empezó a caminar. Cuando amor había entrado…

Mujer: Lo lamento por ustedes, nos hubiera gustado que vivieran con nosotros.

Voz José Pichucho: Los otros dos también se pusieron de pie y lo siguieron. Sorprendida la mujer, les preguntó

Mujer: Perdonen, pero yo solamente invité a amor. ¿Por qué están pasando ustedes?

Anciano Riqueza: Si usted hubiera invitado a “riqueza” o a “éxito”, seguro que dos se quedarían afuera, pero como usted invitó a “amor”, dondequiera que él va, nosotros lo acompañamos…

(Entretiempo)

(Relator aparece)

Voz José Pichucho: Los ancianos entraron a la casa y la mujer los siguió y esta obra terminó.

No te olvides amiguito… ¡¡¡Dondequiera que hay amor, también habrá riqueza y éxito!!! Todo muy lindo, pero la pregunta es esta: ¿Quién mando a los tres ancianos a esta casa? ¿Tú lo sabes? Yo no. Habrá que averiguarlo ¿Por queeeeeé?

(Entra el anciano amor)

Anciano Amor:

El éxito sin amor, te convierte en arrogante.

La riqueza sin amor, te forma avaro.

La pobreza sin amor, te hace orgulloso.

La belleza sin amor, es ridícula.

La verdad sin amor, hiere a las personas.

La autoridad sin amor, te hará un gran tirano.

El trabajo sin amor, es rutinario.

La ley sin amor, te esclaviza.

La fe sin amor, te hace fanático.

La inteligencia sin amor, pervierte.

Y la vida sin amor, no tiene sentido.

 

Voz José Pichucho: Hasta la próxima amiguitos, adiós…

(Música)

Fin

 

 

www.obrerofiel.com. Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

Visitas: 94

¿Es importante la familia?

¿Es importante la familia?

 
 
  

 

Aquí tiene un pequeño drama diseñado para introducir las verdades del evangelio a los niños, comenzando con la importancia de agradecer lo que uno tiene en su familia. Usa títeres junto con humor para llamar la atención de los niños.

Propósito: La importancia de pertenecer a una familia

Personajes: José Pichucho y los Clementi: Papá – Mamá- Paula- José

Escenografía: El interior de una casa

(Entra José Pichucho)

José Pichucho: Muy buenas… Perdón, ¿No abra una musiquita para empezar? (mira para todos los lados esperando) (Música). Ahora si, muy buenas amiguitos, les habla su presentador José Pichucho directamente desde la casa de los Clementi. Una familia muy especial, una familia muy singular, una familia que parece que no está… si así es no están. Bueno, aunque eso es lo que realmente me gusta, que no estén, pero ahora el problema es que yo tenía que presentar una de las tantas situaciones locas de esta familia, pero me parece que vamos a tener que suspenderlo, así que…

Sonido de coche, frenada puerta y muchos pasos ruidos de personas

A partir de este momento José Pichucho se queda hablando solo con el público, mientras se van a escuchar situaciones diversas de los Clementi de fondo. Habrá intervenciones de cada uno, pero cortas.

Voz Mamá: Vamos chicos que hay que cambiarse. ¡La reunión está por empezar! Me parece que hoy llegaremos tarde

Sonido de pasos, puertas, voces

José Pichucho: Esta situación es muy conocida en los Clementi. ¡¡Pongan atención!! Se está por producir lo de todos los domingos, típico de familia en crecimiento… Con los problemas de siempre, lo que sucederá ahora es el resultado de no hacer lo que la mamá pidió. Ya saben, mamá siempre tiene la razón y por no hacer caso habrá peleas entre los niños, bueno, peleas lo que se dice peleas no, son tan solo diferencia que tienen a veces…

José: ¡Ja, ja, ja!

Paula: ¡José dame mi diario!

José: ¡Ven y quítamelo brujita!

Paula: ¡Mama! Dile que me de mi diario, todo lo que tengo escrito es privado…

José: Ay, si es privado. ¿No tendrás el nombre de algún noviecito? ¿O las fórmulas mágicas que te convierten en la clásica Paula que todos conocemos? ¡uuuuuuuuuu!

José Pichucho: Es normal que algunos niños tengan la intención de llamar la atención de sus padres. La pedagogía actual nos invita a los adultos a tenerles paciencia, y así como adultos que somos, debemos comprenderlos.

Mamá: José… Dale su diario a tu hermana, y no acabes con mi paciencia. Vete a cambia de una vez, o ya sabes lo que te va a pasar…

José: Si mamá.

Mamá: ¡Te bañas primero!

José: ¡¡¡Que!!! ¡Pero si me bañe el martes!

Paula: Si, y hoy es domingo, cochinito.

José: ¡Ahora sí me las vas a pagar! ¡Ven acá!

Paula: ¡Me tocas un solo pelo y le cuento todo a mi mamá!

José: Grrrr.

(Se escuchan ruidos y golpes)

José Pichucho: Este tipo de agresión no es benéfica para los párvulos. Ellos necesitan de la palabra justa y calmada, la dirección de los mayores. En estos casos es esencial, marcando límites por su bien, para que crezcan en autoridad, mediante las reglas firmes de sus mayores los cuales deben conocer su rol de educadores competentes.

Madre: ¡¡Niños ya cálmenseeee!! (Silencio, grillos)

José Pichucho: Las encuestas realizadas últimamente con algunas familias en lo que respecta a las reglas de educación, nos hablan que diez de cada siete, oh no, más bien siete de cada diez familias han tenido éxito debido a la personalidad y el carácter del padre. Esa determinación y presencia en las cosas más sencillas dentro de los conflictos familiares han dado resultado para aquellas situaciones donde las decisiones son más difíciles.

Padre: Querida, ¿no viste mis calcetines grises? No los encuentro por ningún lado.

Madre: Están en el cajón del medio del tocador.

Padre: Pero ¿cómo quieres que me vista si me cambias las cosas de lugar? Con lo que me gustan esos calcetines.

Madre: Anselmo, ¿te vas a poner la camisa de cuadros?

Padre: ¡¡Por supuesto!! ¿Dónde está?

Madre: Está sin planchar, además no combina con los calcetines grises.

Padre: ¿Cómo? ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Qué camisa me voy a poner?

Madre: Ay Anselmo, no hagas un drama por una camisa. Ponte la negra con la ralla blanca.

José Pichucho: Típico caso del gusto y la calidad, aquí nos encontramos que lo que a él le gusta no es de calidad para ella. Además, el varón no tiene el control preciso de los momentos, lugares o cosas hogareñas que le son ajenos a su vida habitual. Obviamente él esta preocupado por aquellos problemas más grandes, aquellos problemas que son de cuidado para su familia. Él está preocupado por la provisión de la familiar de cada día. Él sale con la firme idea de que con su trabajo, su familia ha sido asegurada con su esfuerzo, el noble trabajo de un padre proveedor de la familia. En eso vemos la seriedad del progenitor.

Paula: ¡¡Papi!! ¿Cuándo me vas a devolver mi I-pod?

Madre: ¡Paula! ¿Qué boquita es esa, nena?

Padre: No, querida Paula habla de un aparatito para escuchar música no es ninguna mala palabra. Y pues, se lo estoy arreglando. Termino de probarlo y te lo doy nena (sonido de I-pod).

(Se escucha el maullido del gato)

Madre: ¿José, qué le pasa al gato? ¿No te dije que te fueras a bañar?

José: Y sí me estoy bañando (maullido corto) .¡Quieto!

Madre: ¿Con quién estás hablando?

Paula: Con lo que queda del gato…

Padre: José, deja ese gato…

José: Si papá.

(Sonido de pelea de gato)

José Pichucho: ¡Oh, las mascotas! Esas, las cuales yo llamaría integrantes de la familia, esas criaturitas de Dios que no se sabe cómo llegan a los hogares para alegrar a los niños desde que son muy pequeñitos. Son aquellos que hacen desarrollar los sentimientos más tiernos en el ser humano, con sus instintos naturales de protección. Ellos con su vida colaboran con el desarrollo de la familia en todos los aspectos (Mira hacia abajo) sin dejar de mencionar que son los que dejan esos recuerdos inolvidables en los zapatos de cualquiera.

(Aparece paula con José Pichucho)

Paula: ¡¡Amigo Pichucho!! Mejor límpiate los zapatos porque si no, se te va a armar ji, ji, ji. (Sale)

Padre: (Golpes en una puerta) ¿Se puede saber quién está en el baño?

Madre: (Desde adentro) Soy yo, y me voy a tardar un buen rato porque siempre soy la última, pero esta vez no. Así que se espera mijo.

José: (Desde lejos) ¿Qué se le vamos a hacer? Así son todas las mujeres…

Padre: Tú cállate la boca y ándale, vete a cambiar de una vez. ¿Será posible?

(Aparece padre con José Pichucho)

Padre: ¿Qué le parece don Pichucho? Uno se mata toda la semana trabajando para que cuando tenga que usar el único lugar donde se está tranquilo, donde verdaderamente uno es el rey, lo usurpan. Lo humillan, lo degradan hasta tener que estar golpeando como un desesperado ¿Qué le parece?

José Pichucho: Bueno yo…

Padre: Y después quieren que uno tenga autoridad, que tenga los pantalones puestos. Es increíble, ¿Qué me puede decir de esto?

José Pichucho: Si cla…

Padre: Y eso no es nada, porque aquí no empieza todo. Lo que pasa es que está resentida porque no la llevé a comer en la semana, pero pues es que, ¿qué piensa? ¿Que me voy a acordar de nuestro aniversario todos los años? Por eso está así, seguro que a usted nunca le pasó, pero así pasa.

José Pichucho: Y mir…

Madre: Ándele señor desesperado, ya tiene su recinto libre. ¡¡El que sigueeee!!

Padre: Perdón, el deber llama. Siempre es un gusto conversar con usted. (sale)

 

José Pichucho: (Mirando al público) ¡El baño! Esa cuarto indispensable en toda casa, el cual está mal diseñado por los arquitectos, porque cuando uno quiere hacer algo tranquilo siempre hay otro que lo interrumpe…

Padre: (Golpes) ¿Y ahora quién está en el baño? Me tocaba a mí…

Paula: Sorry pa, pero las mujeres estamos primero…

(Sonido de baño)

Padre: ¡No puede ser! Esta no es mi familia ¿A qué hora me voy a bañar?

José: No te preocupes papá, es hereditario. (Sonido de la televisión).

Madre: ¡Cállate hereditario! Y apaga esa televisión que ya nos vamos.

Padre: ¡A no, primero me baño! Si no me baño, nadie sale de aquí.

(Pasos, puerta)

Madre: ¡Atención! Cuando papá termine, nos vamos, ¿entendido?

José: ¡¡Yupi!! Hoy no salimos de casa.

(Puerta)

Padre: No contaban con mi astucia.

José Pichucho: Un poco de humor departe de los padres ayuda a tener un mejor desarrollo al carácter de los hijos. Ellos forjarán una vida más… Como decirlo… más light.

(José aparece con José Pichucho)

José: ¡Ay si! Qué divertido es tener al chapulín colorado en casa. (Sale)

Padre: Bueno, ya estoy listo.

Madre: Si, pero yo no… Paula, cierra la puerta de atrás y el gas. José, la televisión. Te dije que la apagaras. ¿Sacaron al gato? ¿Dónde puse las llaves? Todo el mundo lleva su Biblia, el que no haya ido al baño, hágalo ahora o se aguanta hasta la iglesia. Paula, arréglate esa blusa. (Sigue hablando de lejos)

José Pichucho: Y así pueden pasar horas y horas, solucionando y revisando. Las mamás como ella lo pueden hacer todo. Con ellas solo algo te falta… Paciencia jijiji.

Padre: ¡¡Vamonoooossss!!

Madre: Adiós Pichucho (sale)

Paula: Adiós Pichicho (sale)

José: Adiós hombre (sale

( Sonido, silencio, grillos)

José Pichucho: Bueno, estas como otras son las razones por las cuales sigo soltero… Pero eso no debe ser motivo para que ustedes hagan lo mismo. Para nada quiero ser un ejemplo, pero ¿quién quiere tener una familia después de esto?

( Sonido, silencio, grillos) (Entra José)

Amigo Pichucho, ¿tú sabes cuál fue el único animal que entró sin pareja al arca de Noé?

José Pichucho: No sé…

José: La solitaria.

José Pichucho: ¿Y?

José: ¿Y qué? ¿Qué no te das cuenta? Aunque yo sea un niño, me doy cuenta. ¿Sabes lo importante que es pertenecer a una familia?

José Pichucho: Pero, si justo tu eres el que da más problemas.

José: Pues, es que si no, me aburro, pero de todas formas yo sé que no puedo vivir sin mis papás.

José Pichucho: No parece.

José: Amigo Pichucho, no me digas que te vas a quedar como la lombriz, ándale vamos a la iglesia, la familia te espera.

José Pichucho: Bueno, vamos. Una pregunta ¿Por qué justo tu me viniste a buscar y no tu padre?

José: Lo que pasa es que echamos un volado para ver quien venía…

José Pichucho: ¿Y?

José: Y pues yo perdí, pero no importa. ¿Sabes cuál es el último animal al que nombró Adán?

José Pichucho: No.

José: El del-fin ¿Ta bueno no? Y hablando de fin, este es el fin. ¡Feliz día de la familia! (salen)

(Música)

Fin

 

www.obrerofiel.com. Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

Visitas: 16

Un siervo especial

Un siervo especial

En Drama/títeres para ensenar, Navidad 
 

ABRIR RECURSO

Primera parte:

Propósito: Aprender acerca del servicio.

Personajes: María- Ángel- José Pichucho.

Escenografía: Época de Israel.

(Música)

(Entra José Pichucho)

José Pichucho: Hola, ¿Qué tal amiguitos? Les habla José Pichucho y hoy tengo una nueva historia para ustedes, pero esta es una historia real que cambió la historia del mundo, ¿Qué a qué me refiero? Me refiero a que a partir de esta historia todo fue diferente, porque esta es una historia divina y no solo porque es linda, sino porque ha sido sacada de la Palabra de Dios. Toda la Palabra es inspirada por Dios y así esta historia es real, tan real como lo es Dios el cual la inspiró. Y es así que un hombre llamado Lucas fue elegido por Dios para que conociera a su hijo, fuera su discípulo y escribiera acerca de la vida del Señor de todos los señores, el Señor Jesús. Y como todas las historias comienzan por el principio y todo hombre comienza por su nacimiento, veamos cuál es el principio de esta historia. A ver, esto fue así:

Un mensajero de Dios llamado ángel Gabriel. El ángel Gabriel fue enviado a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret. Ahí vivía María, una joven que estaba comprometida a casarse con un varón de nombre José, del linaje del rey David.

María: ¡Qué hermoso día! Estoy ansiosa por encontrarme con José y poder salir a caminar por el valle. Y si llegamos hasta la tienda, me compraré esa tela marrón que vi la semana pasada. Me haría muy feliz colocarla como cortina para la ventana, aunque pensándolo bien, soy feliz con tan solo saber que algún día voy a casarme con José y tendremos muchos hijos.

(Cuando María va saliendo de escena, entra el ángel)

Ángel: Saludos, ¡eres muy favorecida! Porque el Señor está contigo, eres bendita entre las mujeres.

José Pichucho: Más ella cuando le vio, tuvo miedo, pero pensaba en sus palabras.

María: No entiendo. ¿Qué quiere decir con esas palabras?

Ángel: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios y concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamaras su nombre Jesús, que quiere decir salvador. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios. Le dará el trono de David su Padre y reinará sobre el trono de Jacob para siempre, porque su reino no tendrá fin.

María: ¿Cómo será todo esto? Yo no estoy casada con ningún varón.

Ángel: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual el Santo ser que te nacerá; será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez, y este es el sexto mes para ella a la que llamaban estéril, porque nada hay imposible para Dios.

María: He aquí, yo soy la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.

(Música)

Voz José Pichucho: Pero esta historia no ha terminado… Continuará… Hasta la próxima amiguitos…

Fin de la primera parte

 

Segunda parte:

Personajes: María- Elisabet- El ángel- José Pichucho

(Entra José Pichucho)

José Pichucho: ¡Oh! Muy buenas, les habla José Pichucho. Como recordarán, les debo la continuación de la historia anterior. Espero que tengan buena memoria para que me pueden contestar lo siguiente: A ver: María vivía en…. Y se iba a casar con… Entonces se le apareció un… Que le dijo que iba a tener un… Pero ella pensó que eso solo podría ser cuando estuviera casada, pero el ángel le contestó cómo esto podría suceder. Ahora bien, esta chica se quedo pensando y el ángel se fue de su presencia. Vamos a ver cómo sigue la gran historia que cambió la historia del mundo. ¡Nos vemos!

(Música)

(Entra María)

María: ¿Mi prima Elisabet embarazada? ¿Cómo es eso posible? No conozco ninguna mujer que haya pasado por esta situación. ¿Qué voy a hacer? No puede tomar consejo de ninguna mujer, solamente confiare en Dios. ¡Pero claro! Eso fue lo que dijo el ángel, no hay nada imposible para Dios, y no voy a hacer nada que desagrade a mi Señor. Si en Elisabet ocurrió tal milagro, ¿cómo no va a ser posible que ocurra en mí? ¡Ahora mismo iré a visitar a Elisabet! (Sale)

Voz José Pichucho: Y en aquellos días, viajó María. Se fue de prisa, pues estaba muy entusiasmada con la noticia. Corría sin cansarse, viajando hacia la montaña, a la ciudad de Judá; donde vivía su prima Elisabet, y entrando en casa de Zacarías buscó a Elisabet para saludarla.

(Entra Elisabet y después María)

María: ¡Hola prima Elisabet!

Elisabet: ¡Hola María! Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, ¿Por qué se me concede a mí, que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque tan pronto como llega la voz de tu saludo a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre, y sea muy feliz la que creyó, porque sé cumplirá lo que le fue dicho departe del Señor. (Sale)

María: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva. Desde ahora me llamarán la bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el poderoso. Santo es su nombre, y su favor es de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones, quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes, a los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacios. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia, la que habló a nuestros padres para con Abraham y su descendencia para siempre. (Sale)

Voz José Pichucho: Se quedó María con Elisabet como tres meses. Después volvió a su casa. Esta historia continuará. Es más, no tiene final, porque como dije al principio, el personaje principal es eterno… ¡Hasta la próxima!

Fin

www.obrerofiel.com. Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.

Visitas: 4

“Eager To Serve”

Puppet (Eddie) is dressed as monster EGOR and says he is eager to serve. Turns out he only wants to serve on his time and at his convenience.
Message from Marilyn Korhonen: Written as a ventriloquist skit but could be adapted to 1 or 2 puppets.
Keywords: Servant
Most appropriate ages: From 7 yrs old, to 16 yrs old

`           `EAGER TO SERVE

(Eddy is dressed up like EGOR)

(music) the munster theme music with thunder. -(for one puppet and Vent Partner)

 

 M:  Well look at you Eddy.  You’re all dressed up.  What are you?   some kind of monster?

E: Yes master.  I am Egor. 

M:  Egor? 

E:  Yes master.  I am Egor to serve.

M:  Oh I get it.  Egor to serve eager to serve

E:  Veddy good master.

M:  Oh that’s great.  You know,  I could use a good servant right now.  Especially one who is eager to serve me.  In fact,  why don’t you serve me some lunch right now.

E:  Lunch Master? 

M:  Yes lunch you know?  A sandwich, glass of milk?  Lunch! 

E:  But master,  I don’t do lunch!

M:  What do you mean you don’t do lunch. Why not?

E:  It’s not my gift.

M:  Oh,  Well I know what your gift is,  You can sing.  Why don’t you sing me a song. 

E:  Oh, master please don’t ask me to do that?

M:  Why not?

E:  (looks at audience)  Somebody might be listening.

M:  Well of course.  They will be listening.  I want you to sing to them too.  You could sing a song about how much you love me.

E:  But.. What if they make fun of me?  I would never live it down.  I would just die.

M:  That’s okay.  You’re half dead now anyway.  Look if you won’t sing for me at least go and bring me a glass of water.  I am really thirsty.

E:  Oh master.  Look at the time.

M:  What?

E:  I’m off duty.  It’s time for my beauty nap.

M:  Beauty nap?

E:  Well sure. You want your servant to look good don’t you.  And a face like this takes a lot of work to maintain.  Besides that, I am dead tired. (rests his head on my shoulder)

M:  Wait a minute. (pull up his chin) What happened to Mr. Egor to serve you master?

E:  Oh I am Egor.  Just not right now.

M:  Fine.  You know what?  Maybe I’ll just go and find me another servant.  There are plenty of other monsters out there you know.  I wonder what Frankenstein is doing these days.

E:  But you can’t do that, 

M:  Oh no?  Tell me why not?

E:  After all I’ve done for you? 

M:  But you haven’t done anything yet.

E:  Why,  I’ve worked my fingers to the bone for you.   

M:  They don’t look too bony. 

E:  But Frankenstein?  You can’t replace me with him.  He’s ugly.

M:  True,  But I bet he would do what I told him to do.

E:  But wouldn’t you miss me just a little bit?  And if I go, who’s gonna sit with you by the fire and tell you jokes and listen to all those wonderful stories you tell.

M:  I don’t know.  Who?

E:  Me.  Egor I will do that?

M:  Are you saying you still want the job?

E:  Well sure,  as long as I get the weekends off.

M:  But I need a servant I can depend on every day. 24/7 Someone who not only listens to my stories but one who will actually do what I tell him to do

E:  Isn’t that asking a little too much?

M:  I never said it would be easy,    But there are benefits.

E:  Benefits?  Now your talking.

M:  That’s right.  The benefits are that you get to spend lots and lots of time with me.

E:   Oh!!  Couldn’t I just have a dental plan?

M:  No that’s the job.  Take it or leave it. (pause)  well what do you say?

E:  I’m thinking

M:  So….

E:  Well I don’t really like it but I want to stay with you so YES.

M:  You mean you will take the job?

E:  A monster’s gotta do what a monster’s gotta do.

M:  Wonderful we can start right away. 

E:  (sarcastically) Oh goody,  (sighs)  Okay, what do you want me to do?

M:  Well the first thing I want you to do is get some rest.

E:  You want me to rest?

M:  That’s right. You did say you were tired didn’t you?   I want you to be in tip top condition. Remember you work for me now  and I promise to look after you real good.

E:  Maybe this won’t be so bad after all.

M:  Then you’re okay with that?

E:  I guess I can live with that.

M:  (to audience)  You know, Serving God is much the same.  You can’t just talk the talk.  You have to be willing and eager to do what He asks you to do 24 hours a day 7 days a week.  But just think of the benefits.  He promises that he will never leave you, He will take care of you and supply all your needs and He gives you eternal life.  So Mr. Egor.  What do you think of that?  Do you think you could live with that?

E:  I could do better than that.  I could live FOREVER with that.

(sings)  I’m gonna live forever.  I’m gonna learn how to fly.  I’m gonna live forever cause I’m not afraid to die.  (says) And if you want to know why,  just ask me…  Anytime.  ( leave singing)

Visitas: 5

Garden of Gethsemane sketch

1. “Garden Of Gethsemane” by Kevin Tuck
This is a dialogue between a Roman soldier and a Jewish gardener. The soldier, though not averse to a bit of corruption, is generally straightforward and open but a little simple. The gardener is more astute and upright, but preoccupied with matters to a degree where he – rather than the soldier – is the one who misses the crucial point.

script2551

Visitas: 3

My Name is Red/ puppets

My Name is Red
(A Green colored puppet comes onto the stage, his name is Red)
Red: Hi
Mike: Um, Hi, I'm not quite sure we have met. Are you here for Dynamite Club?
Red: I sure am! I love dynamite!
Mike: Well, we actually don't really have dynamite in Dynamite Club. That's just a name.
Red: O man! I love dynamite.
Mike: Yeah...by the way. What is your name?
Red: My name is Red.
(Mike looks at him with questioning look)
Mike: Why is your name Red?
Red: Cuz my mom named me that!
Mike: Well, yeah, but...you're not red. You're green!
Red: (Gasp) How dare you say that! My fur is a beautiful fire truck red!
Mike: I'm sorry, Green, I mean, Red, you are not red.
Red: I promise you that I am.
Mike: Okay. Let me ask you a few questions.
Red: Go ahead.
Mike: Okay. What color is the grass?
Red: Well, it is summer so it kinda has a brown look...
Mike: I mean, what color is the grass normally!?!
Red: O! Green.
Mike: Good. Okay, what color is a stop sign?
Red: Red.
Mike: Very good! Now what color are you?
Red: Red!
Mike: O man! I almost had you! Kids, what color do you think Red is?
Kids: (Yell out their answer)
Mike: Red, do you want to hear what we are doing this summer for Dynamite Club?
Red: Throw around dynamite?!?
Mike: Absolutely not!
Red: Then what are we going to do?
Mike: (Use this time to promote your activities for the summer, whether it be camp, Bible verse memory, or Vacation Bible School)
Red: Oh my goodness! That's too much for me to handle!
Mike: Yeah? Are you going to be ok?
Red: Yeah, I think so. I'm going to do all of that stuff! It's going to be stoopendous!
Mike: Stoopendous?
Red: Stoopendous.
Mike:...Okay, well, Red, we need to move on with Dynamite Club. So can you say bye to the kids?
Red: Bye to the kids!
Mike: Will we see you next week?
Red: Yes sir ree!
Mike: Can't wait.

Visitas: 4

MY TWO FATHERS/puppets

MY
TWO FATHERS

SANDY
Hey, Rocky, would you like to hear a song
that our church choir
has been
practicing?

 

ROCKY
Well, I guess so, Sandy!

 

SANDY
The song is “This is My Father’s World.”
(Sandy sings the song)

 

ROCKY
That’s a nice song, but like the other songs you sing, I
don’t
understand this one either!

 

SANDY
What is it this time?

 

ROCKY
The song goes, “This is my father’s world.”  Doesn’t it
belong
to a lot of fathers?

 

SANDY
Oh, I see what you’re saying!  This song is about our
Heavenly
Father, who is God in heaven!

 

ROCKY
Are you trying to say that we have two fathers?

 

SANDY
Yes!

 

ROCKY
And all this time, I thought we had one!

 

SANDY
Actually, if you’re a Christian, then, you have an earthly
father
and a Heavenly Father!

 

ROCKY
Oh, I never thought of it like that before!

 

SANDY
What’s really neat is that God wants to “father” us by helping
us
with our needs and I believe that He can do much more
than
what our earthly father can do!  John 16:23
says, “Whatever ye
shall ask the Father in my name, He will give it
you!

 

 

 

 

ROCKY
Are you saying that when we talk to God, our Father, in
Jesus’
name, that He gives us things that we ask for, better than
what
our earthly father can do?

 

SANDY
Well, can our earthly father do miracles?

 

ROCKY
Well, Mom thinks he can!

 

SANDY
What do you mean by that?

 

ROCKY
One time, when Dad came home early, he cleaned up the
house.
Later that day, when mom came home
and saw what he did, she
raised up her hands and said, “It’s a miracle!”

SANDY
Rocky, that’s not the kind of miracle I’m talking about, at least,
not the kind that God wants to do for His Christian
children!

 

ROCKY
God does more than miracles for us, doesn’t He?

 

SANDY
Yes, He helps us throughout life as we ask Him to, even in
the
little things.

 

ROCKY
You know what, Sandy?  I’m gonna start praying to God
just
like He is my Father!

 

SANDY
That sounds like a good thing to do!  This reminds me of
another song . . .

 

ROCKY
Oh, it’s time to go, bye!  (Rocky quickly
exits)

 

SANDY
I wasn’t gonna sing . . . Oh, never mind!  (Sandy turns to
the
audience) See y’all later, bye!

Visitas: 6